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El primer barco a vapor de España se construyó en Sevilla

El rastro de la Historia

El primer barco a vapor de España se construyó en Sevilla
Silverio

03 de enero 2024 - 04:00

En sus Principios de Geografía Astronómica, Física y Política, editado en 1824, don Francisco Verdejo Páez, profesor que fue de Matemáticas en los Estudios Reales de San Isidro, escribe: "Al sur de Sevilla se divide el Guadalquivir en tres brazos que forman dos grandes islas: mayor y menor, las que tenían obstruida la navegación del río por lo malo del fondo y tortuoso de sus orillas. Cortada la menor con el canal Fernandino se ha facilitado la navegación del río, estableciendo en él un barco de vapor".

Cuando Verdejo Páez escribe estas líneas estamos ya en los inicios de la llamada Década Ominosa y Sevilla cuenta con una línea de vapor consolidada desde hace años, la decana de España, que se inauguró el 16 de julio de 1817 con un primer viaje entre Sevilla y Cádiz del barco a vapor Real Fernando, conocido popularmente como El Betis o, en menor medida, El Fernandino. Es el primer navío español construido con esta tecnología disruptiva en la Europa de finales del XVIII y principios del XIX (la que posibilitó el inicio de la Revolución Industrial)... y se construyó en Triana. Concretamente en el astillero de Los Remedios, a la altura del convento que lleva este nombre.

El Real Fernando tenía 21,37 metros de eslora (largo), 6,67 de manga (ancho) y 0,8 de calado. El casco fue construido en madera por el carpintero de ribera y calafate Cabrera y sus colaboradores. Sin embargo, su maquinaria de 20 caballos fue fabricada en Inglaterra por la empresa Boulton & Watt y posteriormente acoplada al casco en Triana. Como destacó el que fuese el introductor de la Física moderna en la Universidad de Sevilla, Manuel María del Mármol, coetáneo a la botadura de El Betis, que nos legó una detallada descripción de la embarcación, su gran ventaja era su poca quilla, lo que le permitía navegar por un Guadalquivir que históricamente había sufrido un proceso de colmatación que dificultaba mucho el tránsito de barcos con demasiado calado, lo que había provocado en el siglo XVIII el traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz.

El Real Fernando pertenecía a la Real Compañía de Navegación del Guadalquivir y se dedicó principalmente a cubrir la línea Sevilla-Sanlúcar de Barrameda, aunque en su primer viaje llegó a Cádiz, convirtiéndose en el primer barco de estas características en atracar en esta ciudad. La puesta en funcionamiento de esta línea supuso un gran avance en la movilidad de la época: lo normal era que El Betis cubriese el trayecto entre Sevilla y Sanlúcar en unas 9 horas, un viaje que en vela duraba 19 horas o incluso días si las condiciones no eran buenas.

De la llegada a Cádiz del Real Fernando en su primer viaje conservamos crónicas como la del almirante Guillén Tato, recogida por los investigadores J. F. Casanueva y A. J. Fraidias: "¡Dios mío y que bulla hubo por la Tacita de Plata el 22 de julio de 1817!... El barco de vapor, nombre aún impreciso, llegaba; un punto negro con enorme penacho de humo, sin ayuda de las velas, con una enorme e irsuta (sic) chimenea, había remontado la punta de Rota y se acercaba al puerto, dejando atrás a embarcaciones de vela y de remo que pugnaban por seguirle emparejadas con su anda".

Aunque también admitía carga, el diseño del barco se pensó fundamentalmente para transportar pasajeros. Tenía una capacidad de 65 viajeros divididos en tres clases: la primera, a 60 reales; la segunda, a 40, y la tercera, a 20. Entre sus pasajeros más ilustres estuvo el general Espartero, quien según cuenta Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales, se embarcó en el Real Fernando camino del destierro por sus ideas liberales.

El Real Fernando no duró demasiado. Apenas un año debido a las continuas averías provocadas por la inexperiencia de los navegantes y mecánicos en una tecnología completamente novedosa. Terminó desguazado y reemplazado por otro vapor, el Infante don Carlos, llamado también Neptuno. Otros vapores que se construyeron en el astillero de de Los Remedios fueron Teodosio, Adriano y Rápido.

Actualmente, la Fundación Nao Victoria esta desarrollando un proyecto de hacer una reproducción exacta de este buque para que vuelva a navegar por el Guadalquivir.

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