Rafael Navarrete, el cura de los divorciados y la espiritulidad

Obituario

El sacerdote falleció el pasado 3 de enero en Salamanca

Rafael Navarrete, el cura de los divorciados y la espiritulidad.
Rafael Navarrete, el cura de los divorciados y la espiritulidad. / M. G.
J. P.

08 de enero 2020 - 19:48

El sacerdote jesuita Rafael Navarrete Loriguillo (Coín, Málaga) falleció en Salamanca, el pasado 3 de enero, a los 90 años de edad. El padre Navarrete desarrolló una importante labor pastoral en Sevilla, donde sobresalió, como fue la tónica habitual durante su sacerdocio, por la labor realizada con los divorciados y por sus cursos de espiritualidad.

Tras su ordenación como jesuita, los primeros años de su ministerio los dedicó a la docencia en los centros de la Sagrada Familia de Úbeda y Baeza. Como explica en su semblanza el también jesuita Guillermo Rodríguez-Izquierdo, toda su vida apostólica estuvo orientada a la labor directamente pastoral en Sevilla, salvo un periodo de seis años en que fue superior en Cádiz.

Los ejercicios espirituales siempre fueron el centro de su labor pastoral. "Para ellos se preparó concienzudamente. Algunos de sus libros de uso personal, sobre todo de comentarios profundos a la sagrada Escritura, están cuidadosamente subrayados a lo largo de toda la obra y reflejan un atento estudio. La dirección de la Casa de Ejercicios San Pablo, en Dos Hermanas, le ofreció una plataforma en la que dedicarse intensamente a esa labor", destaca Rodríguez-Izquierdo.

La otra pata de su ministerio fueron los matrimonios. "El padre Navarrete mostró una gran preocupación por los problemas familiares". Durante nueve años fue director del secretariado diocesano de Pastoral Familiar. Empleó mucho esfuerzo y dedicación a la organización del Centro de Orientación Familiar Virgen de los Reyes, del que fue gerente y presidente de la fundación.

Atención a separados y divorciados

"En su ministerio aplicó conocimientos de psicología al acompañamiento espiritual y experiencias de diversas artes de oración a la oración cristiana", reseña Rodríguez-Izquierdo. De todo ello dan testimonio sus libros El aprendizaje de la serenidad, Aún te queda un camino: elegir tu propia vida, El crecimiento personal: crecer como persona, crecer como creyente, Para que tu matrimonio dure. "En todo eso Rafael nunca fue un mero trasmisor de conocimientos. Su predicación recogía con viveza los problemas que sentían y vivían los oyentes. Supo estar muy cerca de la sensibilidad y los problemas de las personas. Así lo reflejan hoy quienes se sintieron acompañados por su cercanía y ayudados para encontrar sus caminos personales de oración y de orientación en la vida".

Debido a su delicado estado de salud, el padre Navarrete ingresó en 2017 en la enfermería de la Compañía de Jesús en Málaga. A pesar de no estar en Sevilla, su huella ha seguido muy presente, según revela Rodríguez-Izquierdo: "Más de dos años después de esta ausencia de Sevilla persiste aún la actividad de algunos de los grupos apostólicos que él organizó. Continúan activos algunos de sus grupos de oración, el grupo de Crecimiento personal y el grupo de Oración cristiana en diálogo con el Zen".

Muchas personas acompañaron a este sacerdote, sanador de almas, durante los últimos años de su vida, incluso visitándolo en Salamanca en sus últimos días.

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