"Quiero sacar a la calle a los estudiantes para explicar la inmunología"
Alfredo Corell. Catedrático de Inmunología de la Universidad de Sevilla
El prestigioso catedrático, 'influencer' y mediático divulgador científico ficha por la Universidad de Sevilla con el reto de dar más protagonismo a esta especialidad
El prestigioso inmunólogo Alfredo Corell ficha por la Universidad de Sevilla
El prestigioso catedrático de Inmunología, Alfredo Corell, acaba de fichar por la Universidad de Sevilla. Una nueva etapa, tras 24 años en la Universidad de Valladolid, que se plantea como un "reto", pero que afronta con "ilusión", "emoción", y, también "con vértigo". Viene con nuevas ideas. Con lecciones aprendidas tras sus televisivas intervenciones en los peores momentos de la pandemia. Es un inmunólogo influencer, con más de 100.000 seguidores en Instagram, donde dice que responde "miles" de dudas. Quiere poner la Inmunología "encima de la mesa en Sevilla", donde lamenta que esté "de las únicas universidades de España" donde la especialidad no es una asignatura obligatoria en Medicina. Tampoco existe en Farmacia. No pierde el tiempo y dice que ya está dando sus primeros pasos.
- No hay titular de prensa castelloleonesa que no lamente la pérdida que supone para la Universidad de Valladolid su salida. Esto significa que la Universidad de Sevilla ha hecho un gran fichaje...
- Yo considero que soy un buen profesor, un buen profesional involucrado en la docencia y en la investigación y, en los últimos años, también en la divulgación científica, en la comunicación de la ciencia, debido, sobre todo, a la pandemia. Yo sé que en Valladolid, y en Castilla y León, me van a echar de menos. Yo también los voy a echar de menos. Han sido 24 años allí y esta nueva etapa ha supuesto una apuesta personal y profesional muy grande. Un reto.
- ¿Cómo ha sido acogido en la ciudad?
- Pues estoy sorprendido. A nivel personal, me he encontrado gente muy acogedora, que me está haciendo la vida muy fácil. Y a nivel profesional, todavía un poco a la expectativa de conocer a todos y de arrancar muchísimos proyectos. Tengo que destacar el cariño con el que he sido recibido por el decano de la Facultad de Medicina y el equipo rectoral de la Universidad de Sevilla. Así que con muchísima ilusión.
- Compaginará sus clases en la facultad de Medicina de la universidad sevillana con su desempeño en el laboratorio de inmunología en el Hospital Virgen del Rocío. ¿Cuál es su función allí?
- Soy catedrático de Inmunología y por lo tanto voy a coordinar toda la docencia del área de Inmunología en todos los campus que hay en la Universidad y en todos los grados, en Macarena, Reina Mercedes y también en el Virgen del Rocío. Allí soy facultativo especialista en Inmunología y estoy dentro del área de las enfermedades autoinmunitarias, viendo cómo se desarrollan las analíticas y validándolas, dando diagnósticos. También espero formar parte del equipo de trasplantes en el hospital, el que hacen las guardias, y, por otro lado, también me he comprometido con la jefa de servicio a ayudar en las tareas de formación de los residentes.
- Con ese planteamiento, poco tiempo para el ocio en una ciudad que ofrece muchas posibilidades como Sevilla...
- (Risas) No se crea, ya he estado en la Semana Santa y en El Rocío. He tenido una inmersión sevillana importante.
- También arrasa en las redes sociales por sus didácticos métodos de divulgación de la ciencia. ¿Cómo saca tiempo para todo?
- Pues tengo que decir que el Covid y la divulgación me ha quitado mucha vida hasta el punto de quitarme muchas horas de sueño. Ahora tengo en Instagram cerca de 100.000 seguidores. En 2020 tenía 2.000. Es mucha diferencia. Mucha gente las usa para pedirme información y he contestado miles de mensajes a los largo de la pandemia sobre dudas de la enfermedad o de las vacunas. Eso me ha quitado mucha vida personal y me ha pasado factura.
- En la UVA, su primer destino en su salto a la docencia, nunca logró que se vinculara su plaza de inmunólogo al trabajo de hospital. ¿Llega aquí con un sueño cumplido?
- Efectivamente, esto era un reto. Yo empecé en el hospital. El primer sitio donde me formé e investigué fue en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Allí me hice inmunólogo y luego fui a Londres a una estancia posdoctoral y, finalmente, a Valladolid donde he estado casi 24 años. Desde que soy especialista intenté vincular esa plaza en la Universidad al hospital, pero no lo conseguí. No tuve los apoyos para hacerlo. Así que lograrlo aquí ha sido un reto porque mi implicación en los diagnósticos o la ayuda en los trasplantes para mí es muy bonita. Es una muy buena forma de sentirte útil para la sociedad.
- Sus innovadores métodos para enseñar Inmunología aplicando su experiencia como monitor de Boy Scout en su juventud, con clases en los bares, obras de teatro en el aula, una página web o lecciones por YouTube, le llevaron en 2018 a ser valorado como el mejor profesor de España según el II Premio Educa Abanca, considerados los Goya de la educación...
- Yo cuando llegué a Valladolid venía de Londres y creo que intenté dar unas clases a un nivel muy alto y me encontré unos estudiantes para los que la asignatura de Inmunología tradicionalmente era la María de la carrera y cuando se encontraron conmigo, que venía súper crecido, de publicar en las mejores revistas del mundo, me llamaron la atención tanto el jefe de estudios como la propia delegada de clase. Me dijeron que no se estaban enterando de nada. Eso me sentó muy mal, aunque sé que es bueno que te lo digan. Y si algo soy es muy autocrítico y responsable, me gusta hacer las cosas muy bien. Así que me encerré en casa un fin de semana y ahí se me iluminó un poco toda mi trayectoria como monitor de Boy Scout. Volví ese lunes y les hice una obra de teatro en clase, con un juego de roles. Convertí la clase en una célula y cada alumno era una pieza de esa célula. Se levantaban, se sentaban, levantaban carteles que había preparado durante el fin de semana y conseguí que en media hora escasa se entendiera lo que había intentado infructuosamente explicar la semana antes. Entonces vi que ese era el camino. Por otro lado, yo he sido siempre muy innovador, muy tecnológico. Creo que la tecnología ha venido para ayudarnos, no para entorpecernos. He metido redes sociales en la docencia y me tira mucho la divulgación y eso es lo que nos llevó a los bares. En abril es el Día Internacional de la Inmunología y cada abril, salíamos a un bar con los estudiantes de Medicina y Enfermería a contar cosas de la asignatura a la gente mientras tomábamos una cañas. Una iniciativa que llamamos Tus defensas salen de cañas y eso funcionó durante seis años muy bien. También, el año pasado hice una estancia en la Universidad de Alicante, y lo transformamos el título, porque en Alicante se lleva la palabra tardeo mucho El tardeo de tus defensas. Tuvo un éxito sin precedentes. Y pretendo que ese sea un proyecto estrella de nuevo aquí en la Universidad de Sevilla. No sé cómo lo llamaremos, pero aquí abril es un mes muy especial y podremos sacarle punta. Haré algo que aúne divulgación y también quiero que sea un poco científico y andaluz.
- Cambiando de tercio... Si le digo Covid-19, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?
- Que nos ha cambiado la vida. Nos ha estresado. Y creo que hemos acabado todos con la salud mental alterada y hay gente que lo superará antes y gente que tardará más. Todavía tenemos una asignatura pendiente, el Covid persistente, que ha afectado a un 10% de las personas con Covid. Y lo que sí espero es que hayamos aprendido lecciones, no tanto como sociedad, que también, sino a nivel gubernamental. Que los que gobiernan, tanto en las autonomías como los países, actúen para evitar que nos vuelva a pasar una cosa de estas características que ponga en jaque, no solo la salud mental, sino también la economía del país. Así de pronto observo que no se ha aprovechado para poner en marcha un sistema de calidad del aire en interiores. Uno de los principales del Covid fue la ventilación. Y luego la población espero que haya aprendido la higiene de manos y el uso de mascarillas cuando por ejemplo tiene un problema respiratorio, que la gente no vaya a trabajar y no vaya sin mascarilla para intentar no contagiar.
- No puedo dejar de preguntarle por esa forma tan original que utilizó en TV para explicar todo lo que tenía que ver con el coronavirus. Personajes de Star Wars, superhéroes, Minion, alfileres... Cualquier cosa para que todos entendiéramos lo que estábamos viviendo...
- Me pilló siendo miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Inmunología y recuerdo perfectamente que en una de las reuniones de la Junta que hicimos por vídeo, comentamos que se estaba explicando muy mal la parte inmunológica de lo que estaba pasando y decidimos hacer un comunicado de prensa y ponernos a disposición de los medios de comunicación. Así es como llegué a la tele. Salí en dos programas y al que hacía tres, tuve una espera un poco larga, y me sirvió para una autorreflexión. Pensé, que si mis padres me habían visto las dos previas no me habrían entendido nada y entonces no estaba siendo útil. Yo sabía que había hablado muy bien, técnicamente muy correcto, pero probablemente mucha gente que no tiene formación no me habría entendido, no estaba siendo útil. Así, sobre la marcha hice mi primera actuación y para el explicar el virus usé un Minions, la célula era una cantimplora y el anticuerpo era una pinza de tender la ropa. Esa fue la primera metáfora que utilicé. Tuvo un impacto tremendo, que hizo que se me duplicaran los seguidores en Instagram en media hora. Una repercusión en redes sociales tremenda. Entonces me dije, si se ha entendido, éste es el camino. Después, me pidieron también que hiciera otra actuación contando la respuesta inmunitaria en cinco minutos. Eso es un reto tremendo y lo hice con un ajedrez que tenía en casa de Star Wars de 64 piezas.
Mucha gente también me dijo que el hecho de no salir en la televisión, como la mayoría, con una librería de fondo, que daba mucha seriedad, sino el el escudo del Capitán América, que era el fondo de mi despacho era como más próximo, más amigo, y eso también hacía que la gente se parara a escuchar.
- ¿Le reconocen por la calle?
- Pues la verdad es que sí, aquí en Sevilla me han reconocido, quizás menos que en Valladolid y que en Madrid, porque me tienen más desubicados porque aún no saben que he venido a Sevilla, pero precisamente el otro día una mujer me paró en el autobús y se deshizo en elogios y agradecimientos por por todo lo que hicimos en aquellos tiempos.
- ¿Cuáles son sus retos en esta nueva etapa en Sevilla?
- Me he encontrado un área de Inmunología muy pobre en cuanto a recursos humanos. Uno de mis retos es conseguir un área de Inmunología un poquito más grande más, con lo más profesionales. Otro reto es vincular realmente el hospital con la Universidad. Y tercero, lanzar algún proyecto estrella para poner la Inmunología encima de la mesa en Sevilla. Yo creo que, gracias a la pandemia, la gente ya conoce que la Inmunología es muy importante y habría que afianzar esa idea con proyectos que llegan a la población y, a la vez, a los profesionales. Y esto es una reivindicación, tenemos aquí grados como la medicina y como la biología donde las asignaturas de Inmunología son optativas y deberían ser obligatorias. Esto ya lo he hablado con el decano de Medicina y están haciendo un proyecto de cambio de modificación del plan de estudios, con lo cual está en mente. La de Sevilla es de las pocas universidades públicas de España, por no decir la única, en la que sucede esta anomalía. También pasa en Biología. Y mucho peor en el grado de Farmacia, donde ni siquiera hay Inmunología.
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