La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Sevilla/El diario estadounidense The New York Times se ha hecho del debate público suscitado en torno a las voces e instituciones que reclaman que la basílica de la Macarena deje de acoger la tumba del general golpista Gonzalo Queipo de Llano, a través de un reportaje publicado este pasado lunes bajo el título El enterramiento de un líder de la Guerra Civil reabre viejas heridas en Sevilla.
El reportaje en cuestión está firmado por el periodista Raphael Minder y arranca exponiendo que "dependiendo" de a quién se pregunte, Gonzalo Queipo de Llano fue "un criminal fascista de la Guerra Civil española o un héroe nacional que salvó al catolicismo y a su país de la amenaza del comunismo". A partir de ahí, el reportaje relata el debate público y político relacionado con la tumba del citado jefe militar, enclavada en la basílica de la Macarena.
El reportaje recuerda a "los historiadores que calculan que sobre 45.000 personas fueron asesinadas en el sur de España bajo la jurisdicción de Queipo de Llano", así como el respaldo de este militar a la construcción de la basílica de la Macarena, la nueva Ley Andaluza de Memoria Histórica, el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Sevilla que reclama que la basílica de la citada hermandad deje de acoger la tumba del militar y el posicionamiento del Gobierno de la Junta de Andalucía en ese mismo sentido.
Además, y entre otros muchos aspectos, el reportaje se hace eco de la postura de José Antonio Fernández Cabrero, nuevo hermano mayor de la hermandad de la Macarena, acerca de que la tumba del militar carece ya de los "símbolos fascistas" que originalmente caracterizaban la misma, toda vez que para el resulta "sorprendente que los políticos digan que necesitamos reabrir todo esto".
Del mismo modo, la información recoge unas declaraciones en las que Fernández Cabrero hablaría de Queipo de Llano como un "protector del movimiento de la Iglesia Católica", recogiendo de otro lado las voces de los colectivos memorialistas que insisten en la retirada de la tumba del mencionado templo.
Hace ya más de un año y medio, el pleno del Ayuntamiento de Sevilla aprobaba una moción promovida por IU-CA, condenando el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936, repudiando al general Queipo de Llano y rechazando que sus restos sigan enterrados en la basílica de la Macarena, al constituir "una clara ofensa para los familiares de las víctimas del franquismo y para los demócratas".
La moción fue aprobada de forma unánime en todos sus puntos, salvo el relativo a sacar de la basílica de la Macarena los restos de Queipo de Llano, un punto que contó con el voto contrario del PP y la abstención de Ciudadanos.
Después de dicho acuerdo, recordémoslo, el Gobierno local socialista anunciaba su intención de enviar cartas al Arzobispado y a la hermandad de la Macarena respecto al contenido de las leyes estatal y autonómica de memoria histórica, y las obligaciones que de ellas derivan para las entidades privadas. Juan Espadas, eso sí, matizaba después que los "contactos" institucionales con el Arzobispado y la hermandad de la Macarena estaban destinados a la materialización del mencionado acuerdo plenario por la vía del diálogo y el consenso.
Actualmente, el nuevo hermano mayor de la Macarena aboga por "ir tratando poco a poco" el requerimiento del pleno del Ayuntamiento, exponiendo que la tumba del militar "lleva unas décadas" en la basílica y aún no se sabe si dicha situación se prolongará durante "décadas o días".
Juan Espadas, por su parte, pedía recientemente dejar que el nuevo hermano mayor de la Macarena trabaje en el asunto, manifestando que le consta que "así lo está haciendo". Así, abogaba por "dejar el asunto en el ámbito de la hermandad", que en julio de 2017 manifestaba que había depositado el caso en sus servicios jurídicos.
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