El 25-N en Sevilla: Un grito sin fisuras para perder el miedo
Día contra la violencia de género
Miles de personas se manifiestan en Sevilla contra el maltrato machista
"No son muertas, son asesinadas". Ha sido la primera proclama escuchada la noche de este lunes en la fuente de las cuatro estaciones, el punto donde arrancó la manifestación contra la violencia de género. A este cruce se iban sumando distintas organizaciones feministas. Sus participantes llegaban con pancartas en las que exigían un mayor respeto a la mujer.
En la mayoría de los rostros aparecía el símbolo que las representa. El círculo con la cruz invertida. El que quedaba estampado con tinta morada, el color del día, el mismo con el que se había iluminado la fuente donde se iniciaba la movilización.
Un coche de la policía escoltaba la cabecera. El lema elegido era tan simple como rotundo: "No a la violencia contra las mujeres". La marcha echaba andar en plena noche. Bajo un cielo marrón. Totalmente nublado. Y con un bochorno que hizo desaparecer toda sensación de frío. Llegaba a sobrar ropa.
Las participantes tomaban la calle San Fernando. La protesta ocupaba desde la puerta principal del Rectorado al cruce con el Prado. Los agentes allí presentes cifraron el número de asistentes en unos mil. La mayoría mujeres, pero también debe destacarse el elevado número de hombres que acudieron al acto.
Un dato que sirve de diferencia respecto a las movilizaciones del 8M (al margen de que aquella protesta fue multitudinaria): la edad que prevalecía en esta manifestación era más avanzada. De 40 años para arriba. Quizá porque estas generaciones son las que más han sufrido el silencio de la sociedad ante el maltrato machista.
Pero la violencia a la que se referían los manifestantes no era sólo la que se sufre en el hogar. En sus pancartas y vítores también se condenaba el desprecio a la mujer en el ámbito público, en plena calle. "Fuera machistas de los tribunales", se escuchó en más de una ocasión. O la que exigía la plena igualdad con los hombres. Hasta de madrugada: "Sola y borracha quiero llegar a casa".
La protesta culminó en la Plaza Nueva, donde se leyó un manifiesto. Bajo el alumbrado navideño, aún sin encender, y con el humo de las castañas se pudieron leer pancartas que simbolizan un tiempo nuevo, una ruptura con el silencio que tantas muertes de mujeres se ha llevado por delante. "No están todas. Faltan las asesinadas". O las que pedían el fin de la explotación sexual: "Por la abolición de la prostitución. Putero=violador".
Acababa así otro 25N. Una jornada en la que se recuerda a todas las asesinadas por la violencia machista y las que aún la sufren o viven con el temor de perder la vida por sus maltratadores. Otro día para alzar la voz. Para no callarse. Para perder el miedo.
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