Premio contra la vanagloria

Soledad Becerril ha sido galardonada con el VII Premio Manuel Clavero, prestigiosa distinción del Grupo Joly, Diario de Sevilla y el patrocinio del Grupo Persán. ¿Cuáles son los méritos de Soledad para esa importante distinción? Yo pondría en primer lugar su modestia, su ausencia absoluta de engreimiento. Ése es el motivo principal por el que se le debe dar el premio.

¿Alguien ha visto a Soledad presumir de algunas de las importantísimas responsabilidades políticas que ha tenido? ¿Ha visto alguien un autoelogio de su gestión en los múltiples cargos que ha desempeñado? Soledad ha sido diputada en el Congreso en muy diversas legislaturas. Desde la primera de nuestra Democracia. En la VII legislatura fue vicepresidenta de la Cámara y en la VIII legislatura fue elegida senadora, lo que no fue óbice para volver otra vez al Congreso en la IX legislatura. Todo ese tiempo en la UCD o en su sucesor natural: el Partido Popular.

Cuando el presidente Calvo Sotelo la nombró ministra de Cultura, todos los medios lo que más destacaron es que era la primera vez que una mujer formaba parte del Gobierno desde la Segunda República. También ha sido la primera vez que ha habido en la historia una Defensora del Pueblo. Hasta el año 2012 siempre había sido un Defensor. Si algo debemos destacar de esta etapa es su absoluta independencia del Gobierno y de los distintos partidos políticos, incluido el PP, en las múltiples decisiones que ha tenido que adoptar.

También ha sido la primera mujer que ha ocupado el cargo de alcaldesa de Sevilla en la historia de la ciudad. ¿Alguien recuerda que se haya vanagloriado alguna vez de todas esas circunstancias? Por eso, insisto, el Premio Manuel Clavero se le debe otorgar, más que por las importantísimas y graves responsabilidades que ha tenido en la política, por su absoluta ausencia de vanagloria. Y motivos y responsabilidades ha tenido para ostentarla.