Prado de San Sebastián: Una estación tan protegida como infrautilizada
Movilidad
El edificio acoge a unas pocas líneas provinciales y algunas conexiones con playas
Octubre de 2014: La remozada estación del Prado recibirá "en unos días" autobuses turísticos
La estación de autobuses del Prado de San Sebastián, situada entre los juzgados y el parque del que recibe su nombre, es uno de los edificios incluidos en el catálogo general del patrimonio histórico de Andalucía. Un lugar protegido arquitectónicamente de estilo racionalista que fue levantado en la posguerra, entre 1938 y 1944. Proyectado por Rodrigo Medina Benjumea, fue la primera estación de autobuses de Andalucía. Un uso que aún mantiene, aunque no pasa por sus mejores años en cuanto a actividad. Los andenes vacíos y el silencio que reina durante muchas horas su interior hablan de la infrautilización de este edificio privilegiadamente ubicado y conectado, puesto que el Metro y el Metrocentro pasan a su lado.
Su singularidad es percibida por el viajero desde su llegada. El vestíbulo está decorado con ocho murales fovistas, obras de Juan Miguel Sánchez en 1941. En ellos, al igual que en la bella estación Sâo Bento de la ciudad de Oporto, se presentan escenas costumbristas andaluzas o paisajes de la geografía de la región. Uno es de la tierra natal del autor, El Puerto de Santa María. Bajo ellos están las taquillas, las cuales permanecen cerradas en su mayoría. Antes de cruzar hacia los andenes, una pequeña pantalla indica las próximas salidas y llegadas: Morón, Chipiona, La Línea de la Concepción, Écija o Puerto Serrano. Localidades de las provincias de Sevilla y de Cádiz.
Susana Díaz es la titular de uno de los quioscos que dan vida a la estación. Compara ambas estaciones: "Está la de Santa Justa llena y esta está vacía". Y echa de menos la actividad de antaño, mermada aún más por la pandemia: "Deberían volver a meter aquí todos los del Consorcio de Transportes de Sevilla". Se refiere a aquellas líneas que unen Sevilla capital con municipios de la provincia y que tienen sus paradas en la Avenida de Portugal o el apeadero de San Bernardo. "Allí no tienen dónde informarse ni servicios o un lugar para resguardarse de la lluvia o el calor", explica resaltando las calidades que ofrecería la estación del Prado a estos viajeros. En cambio, no quiere que sean los autobuses turísticos los que la utilicen. "Vienen y se van vacíos, sólo la utilizan para aparcar", asegura. Ella cree en el proyecto iniciado por el ex alcalde Juan Ignacio Zoido en octubre de 2014, coincidiendo con el comienzo de Tussam como gestora de la estación.
En aquella idea se pretendía que autobuses de todo tipo compartieran espacio. Algo que no ha ocurrido y que ha provocado la casi inactividad del edificio. El Ayuntamiento invirtió casi un millón de euros para facilitar la transformación: 580.000 para rehabilitar el edificio, 200.000 para los sistemas de control, vigilancia e información al viajero y 170.000 para construir dos aparcamientos (uno en la parte trasera de la estación para 18 vehículos y otro en el solar contiguo de Avenida Carlos V con capacidad para otros 23). Las tarifas eran de 2,25 euros por hora durante el día y 12 euros toda la noche (de 22:00 a 8:00). La obra y el nuevo uso, aunque no haya cuajado, hicieron disminuir considerablemente las conexiones existentes. En 2012, desde el Prado de San Sebastián se podía ir a lugares cercanos como Carmona, Los Palacios o Dos Hermanas y a otros más lejanos como Barcelona, Cartagena y Murcia. Más de 30 destinos que permitían que la estación estuviera más animada que en la actualidad. "Algunas empresas no tienen ni taquilla ya aquí", añade Díaz.
Antonio Távora, director de la agencia Viajes Triana, apuesta por convertir al Prado en un punto de movilidad turística: "Puede ser un lugar de apeadero de turistas". Távora recuerda que "entre calles peatonalizadas y prohibidas, es muy difícil acceder al centro con un autobús". Por ello, ve con buenos ojos utilizar este punto para que los visitantes se acerquen en otro medio que sí pueda entrar a la zona monumental está en torno a la Catedral. "El 95% de los que vienen van a ese punto", explica. Él es un defensor del ticket intermodal, que permita al turista bajarse en el Prado y montarse en el metro, el tranvía o el autobús para penetrar en el centro histórico de la ciudad. Precisamente, su padre, de igual nombre, fue quien lanzó la idea hace ya una década. Távora hijo profundiza en la problemática del autobús turístico comparándolo con otras urbes: "Sevilla tiene la misma problemática que Roma, pero allí cuesta más el impuesto que el alquiler del autobús". También pone como ejemplos de puntos intermodales las estaciones de Plaza de Castilla en Madrid y de Sants en Barcelona.
Távora padre, por su parte, ex presidente de la Asociación Sevillana de Empresas Turísticas (Aset), recuerda que "hace años que lo planteamos y que podría ser realidad con pequeñas modificaciones". Lamenta que "en Sevilla se planteen muchas cosas y no se avance nada porque se vuelve a lo mismo". Él puso en práctica ese ticket intermodal en los congresos que organizaba. "Conectábamos Fibes con el centro", recuerda Távora, que organizó más de 600 eventos durante su carrera profesional. Algo que le creó enemigos en el Gobierno local en décadas anteriores: "Me decían que llevase los congresos a Málaga, porque aquí era mucho jaleo". Peticiones que extrañan vistas con los ojos actuales, en que Sevilla se afana por acumular todo tipo de citas. "Ahora tenemos una gran oportunidad porque tenemos un profesional del turismo como alcalde", opina.
Rafael Sánchez, director de la Federación Andaluza Empresarial de Transporte en Autobús (Fandabus), que tiene dentro de sus asociados a empresas que utilizan la estación, como es el caso de Damas o Comes, opina que sería "buena idea" el conseguir que los vehículos turísticos la utilizasen por el "elevado número de plazas vacías durante muchas horas al día". Una de las razones por las que el proyecto turístico no ha funcionado es porque las empresas de autobuses de la provincia no lo ponen en práctica. "Mis autobuses no pasan por el Prado ni para cargar y descargar pasajeros ni para aparcar", explica Anselmo Rosa, gerente de Rosabus. Sus vehículos utilizan las zonas acotadas para ello del Paseo de Cristóbal Colón, los Jardines de Murillo y la calle La Rábida por "su cercanía con los monumentos y los hoteles", añade Rosa, que sí cree que funcionaría un ticket intermodal. Es decir, que los pasajeros se bajaran en el Prado y pudieran conseguir un billete que les valiera para otros transportes como el Metrocentro. "Si se pusiera en marcha, les vendría muy bien a los turistas que se quedan en la zona de la Catedral o la Plaza Nueva", comenta. Además, propone que se cree "una tasa por utilizar las estaciones y apeaderos para subir y bajar pasajeros como ocurre en otras ciudades como París". Una alternativa a la tasa turística hotelera que lleva encima de la mesa del Ayuntamiento desde hace año.
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