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Polígono Norte: Vuelve el fantasma de la droga

El problema del narcotráfico en Sevilla

Numerosos clanes se reparten el negocio de los estupefacientes en el noveno barrio más pobre de España, que ha vivido eclipsado por las noticias de otras zonas de la ciudad

Dos toxicómanos se preparan una dosis. / Juan Carlos Muñoz
Fernando Pérez Ávila

28 de mayo 2018 - 02:34

Sevilla/Pese a que en los últimos años ha estado eclipsado por las noticias que procedían de otros barrios deprimidos de la ciudad, el problema del narcotráfico sigue siendo uno de los principales males del Polígono Norte. Hace dos semanas, la Policía encontró en uno de los bares de la calle José Bermejo un kilo de cocaína. La droga estaba repartida en varias bolsas y escondida en los aseos. Fue detenido el camarero.

Esta zona obrera de Sevilla está compuesta por tres avenidas, 22 calles y cuatro plazas y en ella vive una población aproximada de 5.500 personas. El conjunto ocupa el noveno puesto en la lista de barrios más pobres de España, según consta en el informe sobre la renta per cápita del Instituto Nacional de Estadística. El Polígono Norte ha sido una zona tradicionalmente afectada por el narcotráfico desde los años ochenta. Hace dieciocho años, en mayo de 2000, el asesinato de Martín Díaz, un joven que fue a comprar droga, puso al barrio en los focos de toda España. Desde entonces el Polígono Norte ha aparecido poco en los medios de comunicación, casi siempre cediendo protagonismo a otros barrios como el Polígono Sur o Los Pajaritos, convertidos ya en supermercados de la droga.

Algunas de las bandas han protagonizado tiroteos para ganar peso y poder

Algunos de los clanes de estos barrios emigraron recientemente al Polígono Norte, donde no encuentran una oposición vecinal tan fuerte como las hay en las Tres Mil o Los Pajaritos. Desde la marcha de Ramón Rojas, histórico presidente de la asociación de vecinos y amenazado hasta la saciedad por los clanes que controlan el negocio de la droga, no ha surgido ningún líder vecinal capaz de batallar contra esta lacra.

Como ocurre también en las Tres Mil Viviendas, el Polígono Norte está viviendo un escenario de cambio, con varias organizaciones que quieren ganar peso en el negocio del narcotráfico. Esto ha provocado reyertas como la ocurrida en junio del año pasado, en la que resultó herida grave una persona en un enfrentamiento a tiros entre clanes. Ocurrió el 24 de junio, cuando ambas familias exhibieron escopetas, rifles de caza y pistolas, hasta que alguien abrió fuego e hirió a un miembro del clan rival, un súbdito marroquí. Entre los implicados estuvo el que la Policía considera el narcotraficante más peligroso del barrio, apodado el Piraña. Ha protagonizado varios tiroteos y reyertas contra otros clanes y se emplea con gran violencia.

La investigación del Grupo de Atracos de la Policía Nacional terminó con 14 detenidos, la mayoría de los cuales tenían antecedentes por tráfico de drogas, homicidios, lesiones, tenencia ilícita de armas y otros delitos violentos. El autor de los disparos fue detenido en Utrera, donde se ocultaba en casa de un familiar y donde también había guardado las armas empleadas en la reyerta. La operación culminó con una redada en la calle Hermano Pablo, donde se intervinieron el rifle, tres escopetas -una de ellas recortada-, un revólver, dos pistolas y abundante munición. También se requisaron varias armas blancas, machetes de grandes dimensiones, catanas y navajas.

Es precisamente Hermano Pablo uno de los lugares más conflictivos del barrio. En cualquier paseo por las zonas próximas se puede apreciar actividad de día y de noche en esta calle. Siempre hay gente sentada en sillas en mitad de la vía, posiblemente ejerciendo de aguadores, es decir, nombre que reciben en el argot policial las personas encargadas de dar el agua, que es como se conoce el hecho de avisar de la llegada de la Policía. Dos de los clanes más activos están afincados en esta calle, una vía estrecha, peatonal y sin bocacalles que conecta José Bermejo con Poeta Fernando de los Ríos. Las dos organizaciones están lideradas por mujeres. Son los clanes de la Rosa y de la Rati. El primero es un histórico del barrio, compuesto por algunos de los traficantes más antiguos de la zona y dedicado principalmente a la venta de heroína, que ha sufrido numerosos registros policiales.

El segundo es un clan más nuevo en el barrio, relacionado con organizaciones de las Tres Mil Viviendas, que se dedica sobre todo a la venta de bazuco (pasta base de cocaína, la variedad más barata) a toxicómanos. Varios de sus miembros fueron detenidos recientemente por la Policía por tráfico de drogas. No son los únicos que venden droga en Hermano Pablo, donde incluso se distribuyen estupefacientes a menores de edad. Cada sustancia tiene sus propios vendedores. Además del Piraña, es bastante conocida la Ceci, que se centra principalmente en el negocio del hachís.

Unas de las organizaciones más fuertes del Polígono Norte ha sido tradicionalmente el clan del Falcón, en la calle Trujillo. Ahora esta banda ha perdido mucha fuerza en el barrio, sobre todo tras el registro que hizo la Policía en uno de los domicilios, en el que se decomisaron dos kilos de cocaína y una gran cantidad de dinero.

En la calle Virgen de Escardiel hay otro punto negro de venta de heroína y cocaína, comandado por el clan de los Hidalgo, también viejos conocidos de la Policía Nacional. En sus filas está una persona que ha cumplido prisión por narcotráfico en numerosas ocasiones, y dos veces estuvo preso por homicidio. Se le conoce como Miguelito. Su hijo, Ivic, es el líder de una banda dedicada al robo con fuerza con vehículos BMW sustraídos. Actualmente están ambos en prisión, así como otros miembros del clan, como es el caso del Kisko, a quien se relaciona con un punto de venta de hachís y cocaína en la calle José Bermejo. En Virgen de Escardiel hay otro punto de venta abierto las 24 horas, dirigido por el Cabeza.

La siguiente parada de la ruta de la droga en el Polígono Norte está en la calle Blasco Ibáñez, donde residen los Flores. Una fuente de la lucha contra el narcotráfico los considera los mayores vendedores de cocaína de la barriada. Su líder fue detenido junto con sus hermanos en una operación policial en la que se registraron varias viviendas, en las que había tanto estupefacientes como dinero. Otro traficante conocido es el Pollo, investigado en la última redada importante que hubo en el Polígono Norte. En esta operación cayó un policía nacional, conocido como el Quitamedios, que mantenía una estrecha relación con otro traficante del barrio.

En una de las últimas calles del barrio, Puerto Rico, están el Lobo y su escudero, conocido como el Burrito, que salió hace unos meses de prisión. Ambos han sido detenidos en numerosas ocasiones por vender bazuco a toxicómanos. Este clan está relacionado con otra familia de traficantes que también son viejos conocidos de la Policía. De ellos cuentan que llevan un nivel de vida bastante elevado.

Los comerciantes de la barriada han presentado numerosas quejas por el aumento de la venta de drogas en esa zona, así como por los robos que padecen en sus comercios. La mayoría de los autores de estos delitos son cometidos por toxicómanos que roban para costearse sus dosis diarias de estupefacientes. El paulatino empeoramiento de la situación en el barrio ha provocado que hayan sido bastantes los vecinos y comerciantes que hayan optado por trasladarse a otras zonas de la ciudad.

Uno de los que se han marchado ha sido el que fuera histórico líder vecinal del Polígono Norte, Ramón Rojas. Tanto él como su familia sufrieron amenazas y agresiones por parte de traficantes de la zona. Los vecinos consultados por este periódico lamentan el progresivo deterioro que está sufriendo el barrio y recuerdan que el alcalde, Juan Espadas, visitó el Polígono Norte durante la campaña electoral y prometió mejoras y el aumento de la presencia policial. Desde que fue investido alcalde, los vecinos aseguran que no ha acudido al barrio.

Los residentes y comerciantes de la zona achacan la escasa presencia policial a la desaparición del grupo 3 de la comisaría del distrito Macarena, un turno compuesto por varios agentes de la Policía Nacional que fueron suspendidos de empleo y sueldo en agosto de 2015 después de ser denunciados por los dueños de una tienda de la ronda de Pío XII en la que practicaron un registro y se incautaron de tabaco de contrabando. Recientemente han sido reincorporados al servicio, tras casi tres años suspendidos, pero no han vuelto a la comisaría del distrito Macarena. A esta circunstancia se le une la lesión sufrida por otro agente de la Policía Nacional que se cayó desde el tejado de una nave y era de los más activos en la lucha contra el narcotráfico.

Consumo a plena luz del día y en mitad de la calle

El deterioro del Polígono Norte se aprecia en un simple paseo por el barrio. A las cinco de la tarde de un día laborable se puede observar a personas consumiendo estupefacientes en plena calle. Un grupo de toxicómanos fumaba bazuco en la calle Cazalla de la Sierra, sentados en el suelo entre unos coches aparcados, pero a la vista de los niños y de cualquier persona que pasara por allí. La actividad de este grupo de toxicómanos quedó recogida en algunas de las imágenes que ilustran esta información. En barrios que se han convertido en supermercados de la droga, como Los Pajaritos, es más difícil de ver estas imágenes, ya que los propios señores de la droga disponen de fumaderos para evitar precisamente que sus clientes sean vistos.

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