El juez autoriza la búsqueda de Marta del Castillo en el Guadalquivir

El asesinato de Marta

La Policía desplazará a agentes del GEO desde Madrid para rastrear la dársena, más de ocho años después del crimen.

La búsqueda ya ha sido autorizada y empezará en los próximos días.

Dos policías nacionales patrullan en moto por el lugar en el que está previsto que se inicien los trabajos. / Juan Carlos Vázquez
F. Pérez Ávila/J.muñoz

07 de febrero 2017 - 12:11

Vuelta al punto de partida ocho años después. La Policía Nacional volverá a buscar el cuerpo de Marta del Castillo en el río Guadalquivir, aunque lo hará en una zona que no se rastreó tras la desaparición. La nueva búsqueda se llevará a cabo en la dársena, en el área próxima al club de remo Guadalquivir, entre el puente de la Barqueta y del Alamillo, después de que así lo aconsejara un informe particular elaborado por un criminólogo y por el responsable del georradar.

El juez ha autorizado la nueva búsqueda después de que la Policía haya entregado este martes por la mañana en el juzgado de Instrucción 4 de Sevilla otro informe en el que ve factible el rastreo en esta nueva ubicación.

En un auto, el instructor ha autorizado a la Policía Nacional esta nueva búsqueda, siguiendo un informe elaborado por el geofísico Luis Avial -que ya buscó a Marta con el georradar en Majaloba- y el periodista y criminólogo Ignacio Abad, aunque la Policía asegura que ha elaborado su propio informe con datos objetivos propios sobre la viabilidad de esta nueva búsqueda. En concreto, el auto ordena a la Policía Judicial, "con los medios que el Cuerpo Nacional de Policía considere necesarios", la inspección del tramo del río en el que se localizan los 16 focos o puntos de interés aportados en el informe que presentó en el juzgado el padre de Marta, Antonio del Castillo.

Precisamente este martes es el último día del juez que ha llevado el caso desde el principio, Francisco de Asís Molina, que cesa para incorporarse a un nuevo destino en la Audiencia Provincial. Este juzgado mantiene abierta una pieza separada del caso para tratar de localizar el cadáver de la adolescente asesinada el 24 de enero de 2009.

El magistrado concluye que una vez recabado al Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla un informe sobre el estado en que podría encontrarse el cuerpo de la joven tras ocho años sumergido en el río y a la vista de otro "informe final" elaborado por la Policía, "es evidente que no podemos descartar, como hipótesis de trabajo, que algunos puntos sensibles recogidos en el informe aportado por Antonio del Castillo puedan, potencialmente, corresponderse con restos óseos humanos". Ante esta conclusión, prosigue el magistrado, no es necesario descender a valorar el "mayor o menor sustento objetivo de la suposición que defiende el informe elaborado por el padre de la víctima acerca del punto exacto en el que podría haber sido arrojado el cuerpo al río Guadalquivir, cuestión ésta muy bien estudiada en el informe policial". Para el juez, se trata de una "conjetura más de tantas que podríamos hacer y no rechazar al desconocer la suerte o destino del cuerpo", pero concluye que al existe unos focos o puntos sensibles para el objetivo propuesto "es preciso poner en marcha un dispositivo policial para realizar la inspección del lecho del río en ese tramo, siempre sin perjuicio de que la Policía Judicial ponga de manifiesto al juzgado cualquier condicionante a la ejecución del mandato judicial".

En la resolución, el magistrado recuerda que la pieza separada para la búsqueda del cuerpo se mantuvo abierta una vez concluido el sumario, todo ello con la finalidad de "acordar en su seno cuantas diligencias fueran necesarias para agotar la investigación de todas las hipótesis, por remotas que sean, capaces de arrojar luz acerca del paradero del cuerpo de la menor víctima de los hechos". Y aprovecha la ocasión para destacar la labor de los investigadores policiales, al poner de manifiesto que desde el principio los funcionarios policiales han ido "agotando la investigación de todas y cada una de las hipótesis –hasta de las conjeturas- planteadas en sede policial o por orden judicial, a través de un perseverante alarde de esfuerzo, entrega profesional y abnegada dedicación de todos y cada uno de los funcionarios de los distintos grupos policiales".

Dice el juez que existe en la causa "buena constancia de ese ingente trabajo policial y, por más que su resultado no se haya visto recompensado con la localización del cuerpo de la menor, no deben dudar los familiares de la víctima de que sigue y seguirá firme y constante en pos de ese objetivo bajo la supervisión y control judicial".

Sobre la familia de Marta, el juez señala que aunque se reconozca que cualquier actuación "estaría amparada siempre por el natural anhelo y esperanza de encontrar a su hija por parte de unos padres destrozados por el sufrimiento, es responsabilidad del juzgado actuar con rigor al valorar la existencia de fundamentos capaces de provocar actuaciones con concretas, como también para determinar su dimensión o alcance", por ello justifica el magistrado que ordenada una investigación policial sobre la “hipótesis sugerida y los presupuestos que la sustentan”.

El contenido del informe

El nuevo informe policial lo firma la inspectora jefe que ha dirigido la investigación desde un primer momento, que ahora es responsable de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional en Sevilla. Para las labores de búsqueda, la Policía tiene previsto desplazar desde Madrid a agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), que cuenta con submarinistas, ya que la Policía no dispone de esta especialidad en Sevilla.

El informe en el que se basa la nueva búsqueda coincidiría con la primera versión de los hechos que ofreció el asesino confeso, Miguel Carcaño, y señala que la zona en la que habría sido arrojado supuestamente el cadáver de Marta está a una distancia de entre "10 y 13 minutos" a pie del domicilio de León XIII donde se cometió el crimen. El documento señala que tras haber realizado una prospección con el sonar de barrido lateral se han detectado hasta 16 puntos "exógenos al propio río que son susceptibles de poder ser el cuerpo de Marta del Castillo", precisa.

El informe incorpora el testimonio de un hombre que trabajó para empresas de seguridad que recientemente habló con el padre de Marta, Antonio del Castillo, y al que habría asegurado que el hermano de Carcaño no tuvo participación en el asesinato y desaparición del cuerpo, algo de lo que responsabilizaría este testigo -según el informe consultado por este periódico- a Miguel Carcaño y a F. Javier García Marín, el Cuco. Para deshacerse del cuerpo, Miguel y el Cuco, continúa el informe, habrían usado la silla de ruedas con la que algunos testigos vieron a Carcaño la noche del crimen. El vigilante de seguridad sostiene que tras arrojar el cadáver, escondieron la silla de ruedas entre unos arbustos y regresaron caminando, volviendo ya de madrugada Carcaño a recoger la silla de ruedas "tras recibir varias llamadas" de Eva Casanueva, madre de Marta.

En la nueva teoría sobre el asesinato, la hora en la que se podría haber arrojado el cuerpo coincidiría con la que en su día situó la sentencia dictada en 2012 por la Audiencia de Sevilla, que estableció la salida del cuerpo de León XIII a las 22:15, si bien el Tribunal Supremo tumbó esta franja horaria al considerar que las labores para ocultar el cadáver se situaron en las primeras horas de la madrugada del 25 de enero, entre la 1:30 y las dos de la mañana.

El informe considera que no sería ilógico plantearse que cuando el vecino de Carcaño lo vio con la silla de ruedas pudiera estar "entrando" y no saliendo" de su domicilio. Así, concluye que si la muerte de Marta pudo producirse sobre las 20:28, según el criterio de los investigadores de la Policía, los dos jóvenes habrían tenido tiempo para desplazarse con la silla de ruedas hasta el río Guadalquivir. El móvil del Cuco se posicionó a las 21:12 en la antena de la calle Mar Caspio, lo que cuadraría supuestamente con su regreso desde el río a la carretera de Carmona para pedir ayuda a Samuel.

Durante la investigación, un testigo -un militar- aseguró a la Policía que había visto aquella noche a dos jóvenes arrojando algo al Guadalquivir, pero su testimonio no se llevó finalmente la juicio porque no coincidían los horarios de salida del piso de León XIII.

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