La Policía descarta que Marta haya acabado en una incineradora
Carcaño y el Cuco se derrumbaron en sendos traslados policiales, el primero cuando iba al médico y el menor para una declaración.
La Policía investigó tras el asesinato de Marta del Castillo la posibilidad de que los acusados se hubieran deshecho del cuerpo en una incineradora relacionada con un miembro de la familia de Camas con la que residía el asesino confeso, Miguel Carcaño, pero esta línea de investigación fue descartada por completo, al igual que la posible implicación de esta familia en la desaparición de la adolescente. El que fuera jefe del Grupo de Homicidios en enero de 2009, cuando se produjo el crimen, declaró ayer como testigo en la séptima sesión del juicio, donde aseguró que la hipótesis de la incineradora y de la implicación de la familia de Camas fue investigada y descartada, "agotándose todas las investigaciones" sin que se encontrara ninguna implicación de la familia de Rocío, la menor que por entonces era novia de Miguel Carcaño.
De hecho, los policías relataron algunas actuaciones de esta familia que indican su intención de colaborar con la Policía, como por ejemplo el envío por parte de Rocío de una carta a Miguel en prisión que fue redactada con la ayuda de la jefa del Grume, o que su madre, Soledad Gómez, estuvo visitando al asesino confeso en la cárcel durante el verano de 2009 para tratar de averiguar dónde estaba Marta.
En la sesión de ayer prestaron declaración hasta ocho policías de los Grupos de Menores (Grume), Homicidios y de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) que intervinieron en los primeros momentos de la investigación. Los agentes revelaron que tanto Miguel Carcaño como Francisco Javier García Marín, el Cuco, confesaron su participación en los hechos en sendos traslados policiales. El jefe de la UDEV explicó ante el tribunal que tras la detención de Carcaño, se disponían a trasladarle al médico por un problema de alergia cuando el joven confesó de forma espontánea que era el autor de la muerte y les dijo que quería indicarles dónde se habían deshecho del cuerpo, por lo que les llevó a la pasarela de Camas. El agente afirmó que Carcaño recordaba incluso el punto exacto desde donde arrojaron el cuerpo por la "marca de un badén que se había quitado".
En cuanto a la confesión del Cuco, hasta tres policías corroboraron ayer que el entonces menor se derrumbó el 4 de marzo de 2009 cuando le trasladaban al juzgado desde el centro de Menores de Las Lagunillas de Jaén y en el trayecto le informaron de que había aparecido una mezcla de su perfil genético con el de Marta en el dormitorio de Miguel en León XIII, en concreto, bajo una mesa de ordenador. El jefe de Homicidios relató que el joven se echó entonces a llorar de una forma que parecía que "se le iba a salir el corazón del pecho" y confesó que había visto a Marta "muy ensangrentada", que llamó a su amigo Samuel Benítez para que les ayudara, y añadió que el cuerpo de la joven "no estaba en el río" como habían mantenido hasta ese momento. Cuando el menor llegó al juzgado y habló con su abogado ya no ratificó esa confesión.
La inspectora jefe del Grume realizó un relato pormenorizado del registro de llamadas de los acusados durante la noche del 24 de enero de 2009 y la madrugada siguiente, detallando las franjas horarias en las que no están posicionados los móviles de los imputados, como por ejemplo en el caso de Miguel Carcaño, que tras recibir una llamada a la 1:37 de la madre de Marta su teléfono no volvió a conectarse hasta las 4:22, y explicó que el teléfono de Marta tuvo un último posicionamiento a las 21:12, cuando recibió un mensaje del Cuco, pero como éste había dicho que lo envió antes de las ocho de la tarde, la inspectora considera que él mismo saltó cuando el teléfono de la chica fue sacado de la habitación de Miguel, donde no tenían cobertura los móviles de la operadora Orange, como el de Marta.
Otros policías explicaron que los cuatro acusados daban apariencia de colaborar con la Policía antes de ser detenidos y así, en el caso de Samuel Benítez, señalaron que "daba esa imagen de colaborador pero en ningún momento contactó con Miguel Carcaño". La inspectora jefe del Grume explicó respecto al encuentro que tuvieron a solas Samuel Benítez y Miguel Carcaño el 26 de enero, cuando aún eran considerados como testigos, que Samuel les dijo que "un mal golpe se lo ha podido dar", si bien añadió que Miguel "no había hablado" en ese encuentro, lo que resulta aparentemente contradictorio.
La inspectora del Grume negó que en un informe situara la salida del cuerpo del piso de León XIII entre las 21:24 y las 23:34 del 24 de enero, pero lo cierto es que no fue hasta que tomó fuerza el testimonio del vecino que había visto a Carcaño manipulando la silla de ruedas y de un segundo testigo que declaró que vio a dos encapuchados empujando un bulto en una silla hasta cuando los investigadores y el instructor del caso tomaron como referencia el horario de la madrugada para encajar la salida del cuerpo del piso. La inspectora reconoció que no hay pruebas científicas o vestigios en el piso de León XIII que impliquen a Samuel.
Un policía del grupo de Homicidios aseguró que Carcaño implicó a Samuel en sus tres declaraciones policiales antes de ser puesto a disposición judicial, aunque varió algunos datos, en primer lugar diciendo que trasladaron el cuerpo en la moto para después sostener que emplearon el coche de la madre del Cuco, un Volkswagen Polo de color blanco.
Los policías, como ya hicieron otros agentes en una sesión anterior, aseguraron que las confesiones de los imputados se realizaron sin ningún tipo de presión o coacción, como habían alegado Samuel Benítez y el Cuco. "Yo les exhorto a que digan la verdad, que supone el primer paso del arrepentimiento y les digo que el tribunal puede tener clemencia con los acusados" que confiesan, aseveró el entonces jefe de Homicidios.
Los agentes también relataron cómo el Cuco incriminó al hermano de Miguel Carcaño, Javier Delgado, tras amenazarle supuestamente al descubrir el cuerpo de Marta en el piso de León XIII. "El Cuco dijo que tenía el presentimiento de que si volvía a Sevilla él y su madre morirían", concluyó el inspector.
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