Con ADN sevillano: Ramón Morillo
Una revolución con nombre propio para la farmacia hospitalaria
A principios de esta semana, la Policía Nacional solicitó la colaboración ciudadana para localizar a los diez fugitivos más buscados de España. Entre ellos había personas que llevaban más de quince años en busca y captura. La mayoría eran delincuentes internacionales que se habían refugiado en nuestro país, donde siguen ocultos. Entre ellos había asesinos, traficantes de droga, agresores sexuales, una madama y el mayor falsificador de billetes de España.
Ninguno de los diez de la lista es sevillano, ni tampoco hay constancia de que haya pasado por la capital andaluza para ocultarse o para cometer algún delito. En otras ocasiones, Sevilla sí ha sido un refugio de delincuentes internacionales, muchos de los cuales han sido detenidos tras complejas investigaciones.
En los últimos cinco años, la Policía ha detenido a al menos una decena de prófugos que se ocultaban en la capital andaluza o en alguna localidad de la provincia. En estas investigaciones juega siempre un papel importante la colaboración entre policías de los distintos países implicados, así como organismos de coordinación como Europol o Interpol. Estas búsquedas se materializan a través de la Red Europea de Equipos de Búsqueda Activa de Fugitivos (ENFAST). Estos son algunos de los casos más destacados de los últimos años.
El asentamiento chabolista del Vacie ha sido un lugar habitual de refugio para delincuentes portugueses. En marzo de 2021, la Policía Nacional detuvo en el poblado a tres personas que habían participado en el asesinato de un hombre en el país vecino unos meses antes, en noviembre de 2020. Otras dos más fueron detenidas en Portugal, en una operación conjunta de las policías española y portuguesa.
Los hechos por los que se buscaba a estos fugitivos ocurrieron en Sintra, tras una acalorada discusión que desembocó en una pelea a golpes. Esa noche, uno de los participantes en la riña acudió a casa de otro para provocar un nuevo enfrentamiento, y el propietario de la vivienda disparó en el pie derecho a su rival con una escopeta. Al día siguiente el herido buscó represalias y acudió a la casa junto a otras cinco personas, provistos de varios objetos contundentes y una escopeta.
Tras golpear por todo el cuerpo al propietario de la vivienda con un palo de madera con punta de hierro y arrojar una piedra a su cabeza, le dispararon en varias ocasiones a las piernas hasta causar su muerte. Las investigaciones de las policías española y lusa permitieron localizar a tres de los fugados en Sevilla. En El Vacie no sólo se detuvo a tres de los presuntos implicados en el crimen, sino que también se recuperaron vestigios que podrían estar relacionados con el crimen, como prendas con posibles restos de sangre.
Años antes, a mediados de la década de los 2000, en el Vacie fue detenido por dos veces Augusto Soares dos Anjos, alias el Pecas, un delincuente portugués buscado por el asesinato de un policía luso durante un atraco en una gasolinera del Algarve. Tras este primer arresto, el Pecas se fugó de una prisión portuguesa y volvió a ser atrapado en el Vacie más tarde.
Una intervención policial en el desalojo de una vivienda ocupada de Sevilla fue el origen de la detención de un fugitivo italiano buscado por al menos ocho homicidios. Se trata de un joven de 27 años que era el piloto de una patera en la que murieron ocho inmigrantes procedentes de Libia. El sospechoso llevaba tiempo residiendo en la capital andaluza, en un piso ocupado de la Oliva. Fue identificado por la Policía tras el desalojo de la vivienda.
Sobre el joven pesaba una orden europea de detención, interpuesta por las autoridades italianas. La detención se produjo el 13 de enero de 2021, cuando el Grupo de Motos de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) se disponía a cumplir un mandamiento judicial de desahucio en una casa ocupada de la avenida Nuestra Señora de la Oliva.
Todos los ocupantes de la vivienda fueron identificados por los agentes. En ese momento, la Policía descubrió la orden europea de detención que constaba sobre este hombre. El sospechoso fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior, donde la Policía Científica comprobó su verdadera identidad. La identidad del hombre responde a las iniciales H. T.
Fue puesto a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, que decretó su inmediato ingreso en prisión. En esta ocasión se hizo este trámite por videoconferencia, sin necesidad de que el sospechosos tuviera que ser trasladado a Madrid. Según las autoridades italianas, el fugitivo había pilotado una embarcación neumática procedente de Libia, en la que habrían perdido la vida al menos ocho personas. Por ello, se le imputan los delitos de homicidio y favorecimiento de la inmigración ilegal.
La Policía Nacional detuvo el 4 de noviembre de 2020 a un fugitivo de Bélgica que estaba oculto en Dos Hermanas. Se trata de un delincuente identificado mediante las iniciales M. D. S, de 43 años, sobre el que pesaba una orden europea de detención dictada por las autoridades belgas. Se le buscaba por varios delitos, como el de homicidio, secuestro, tráfico de drogas a gran escala y pertenencia a organización criminal.
La detención se produjo durante una intervención rutinaria de la Policía Nacional en un parque de la avenida César Augusto, en Montequinto. Los agentes de la comisaría de Dos Hermanas estaban realizando un dispositivo preventivo y comenzaron a identificar a varias personas que había en esta vía. Una de ellas intentó huir y fue interceptado por los policías en un parque próximo.
El sospechoso se negó a identificarse y volvió a tratar de escapar nuevamente. Fue detenido por desobediencia y resistencia y trasladado a las dependencias policiales para su identificación. La Policía Científica hizo un estudio de la huella dactilar del individuo y comprobó que se trataba de una persona sobre la que pesaba una orden internacional de detención. Utilizaba una identidad falsa para evadirse de la acción de la Justicia. En España también tiene antecedentes policiales por varios delitos, como tráfico de drogas, lesiones, detención ilegal y asociación ilícita.
El 13 de junio de 2019, la Policía Nacional detuvo en Coria del Río a un ciudadano español que se hallaba fugado tras haber cometido un crimen en México, donde había matado a un individuo cortándole el cuello con un arma blanca. El arrestado, de 30 años, tenía en vigor una orden internacional de localización y detención para su extradición en vigor a través de Interpol.
Los hechos por los que era buscado sucedieron el mes de junio del 2012 en la Alcaldía de Cuajimalpa, en la Ciudad de México. Al sospechoso se le acusaba de degollar a un individuo con un arma blanca, escondiendo su cadáver en el interior de un bidón que rellenó con cemento y ocultó en un trastero de una vivienda.
El Grupo de Homicidios de Sevilla lo localizó en Coria del Río, donde residía. La operación se produjo en colaboración con el Grupo de Fugitivos Internacionales de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Udyco Central, colaborando también en la investigación la Comisaría Provincial de Valladolid, cuyos funcionarios realizaron la comprobación de tres domicilios.
Un ciudadano iraní, Ali Shahgahleh fue detenido el 29 de agosto de 2018 en los Jardines de Murillo. Shahgahleh, de 44 años en el momento de su arresto, tenía una orden de búsqueda y captura emitida por Alemania, después de que una semana antes de su arresto matara a puñaladas a una mujer de 36 años en Düsseldorf.
Shahgahleh fue descubierto por una patrulla del Grupo Hércules, la unidad de motos de la Policía Nacional que se encarga de la vigilancia del casco histórico, cuando se encontraba sentado en un banco de los Jardines de Murillo. Al ver a la Policía, trató de huir, lo que llevó a los agentes a reconocerlo como la persona que estaba siendo buscada por las autoridades alemanas.
Días antes, la Dirección General de la Policía había enviado una fotografía del sospechoso a todas las comisarías de España, en una circular en la que se pedía a los agentes que extremaran las precauciones, puesto que podía ir armado. Se desconocía cuántos días llevaba en España, pero es muy probable que intentara cruzar el Estrecho y buscar refugio en África. No le había dado tiempo a asentarse en Sevilla.
Durante un tiempo estuvo considerado como el criminal más peligroso al que se habían enfrentado la Policía Nacional y la Guardia Civil en la historia reciente de Sevilla. Se trata de un hombre que tenía una orden de búsqueda y captura internacional emitida por Uruguay, su país de origen, en el que había matado a dos personas, una de ellas cuando era menor de edad y otra en una pelea en una discoteca.
Se fugó de una cárcel uruguaya en 2005 y se trasladó a España con un pasaporte robado a nombre de una identidad falsa, Daniel Glisenti. Se instaló en Montequinto, donde era conocido como Dani el Uruguayo. En julio de 2018 fue detenido en relación con el asesinato de un vigilante de seguridad, Jerónimo Luna, durante un atraco a un furgón blindado en El Viso del Alcor, ocurrido diez años antes. Sin embargo, la juez del caso no consideró acreditada su participación en este crimen.
Cuando fue detenido, ya se encontraba en prisión por otro atraco con arma de fuego en el polígono Parsi, en el que hirió a un camionero disparándole cuatro veces en la pierna. Se cree que participó en varios atracos más, mientras vivía plenamente integrado en Montequinto, donde había iniciado una relación con una mujer e incluso había sido padre de dos hijas. Llegó a trabajar en el bar de la familia de su pareja y frecuentaba los gimnasios del barrio.
La Policía Nacional detuvo el 2 de enero de 2018 a Luca Materazzo, un napolitano de 36 años que trabajaba en un bar de la avenida de Ramón y Cajal. Era un prófugo de la Justicia italiana, que lo buscaba por el asesinato de su hermana más de un año antes. Se le acusaba de asestar cuarenta puñaladas a su hermano Vittorio, un ingeniero de 51 años. El crimen ocurrió la noche del 28 de noviembre de 2016 en el portal de la casa de la víctima, en el Viale Maria Cristina di Savoia, en el barrio de Chiaia, la zona más exclusiva de Nápoles.
El móvil del crimen fue un enfrentamiento entre los hermanos por la herencia del padre, según la prensa italiana. Vittorio, la víctima, se negaba a repartir la herencia, mientras que Luca, el presunto autor del crimen, exigía su parte. Vittorio era ingeniero y no tenía una necesidad urgente de dinero, mientras que su hermano menor no tenía ingresos y vivía de la ayuda de sus hermanas y del dinero que le dejaban unos amigos.
El padre, Lucio Materazzo, octogenario, falleció en el año 2013, una muerte en extrañas circunstancias que nunca quedó esclarecida. La Justicia italiana consideró que fue una muerte natural, pero la autopsia no pudo revelar la causa exacta del fallecimiento. Se llegó a investigar a Luca como responsable de la muerte del padre, pero la causa finalmente quedó archivada, después de que se exhumara el cadáver y los forenses certificaran que éste no presentaba ningún signo de violencia.
A pesar de que Luca mantuvo que era inocente desde el principio, la Policía halló ADN suyo en el cuchillo con el que fue asesinado su hermano. Y también encontró en un lugar próximo a la escena del crimen una chaqueta suya manchada de sangre de la víctima. Tras la muerte de su hermano, se dio a la fuga y permaneció en paradero desconocido durante más de un año.
Tras más de un año de investigación y con el sospechoso en paradero desconocido, la Policía lo localizó en Sevilla. Dos semanas antes de su arresto, la víspera de Nochebuena, los empleados del bar en el que trabajaba colgaron una foto en Facebook en la que él aparecía. Posaban todos sonrientes con gorros rojos de Navidad. La foto terminó de confirmar las sospechas de la Policía.
El 13 de noviembre de 2017, la Guardia Civil localizó en Utrera a Antonio Márquez Gómez, un ciudadano belga de origen español que había matado a su mujer veintidós años antes en París. El cuerpo de la víctima apareció decapitado y en el interior de un baúl flotando en el Sena.
También huía de una reclamación por tráfico de drogas emitida por un juzgado de Almería. La Policía lo localizó gracias a los envíos de ropa y dinero que le hacía su familia. Vivía en unos bloques nuevos de Utrera y apenas se mezclaba con nadie.
A todos estos casos hay que añadir algunos que se remontan en el tiempo, pero fueron resultado de grandes operaciones policiales. Así, en diciembre de 2016, por ejemplo, cayó en la avenida de Felipe II Eisha Meshveliani, uno de los cabecillas de la mafia georgiana. También fue arrestado ese mismo mes en Málaga Francis Castola, un sicario corso que había sido contratado por una organización de narcotraficantes de Sevilla para un ajuste de cuentas.
Otro sicario belga, Dominique Philippeaux, fue detenido en Francia por un crimen ocurrido en Sevilla en el año 2002, en el bar Tío Tom de la Barqueta. Y años antes, fue detenido un brasileño en Bollullos de la Mitación, donde vivía tras matar y quemar a su mujer en su país de origen. También cayó en un pueblo cercano a la capital la francesa Françoise Goepfert, conocida en su país como la Diabólica, que convenció a su amante para que asesinara a su marido, un anestesista de 47 años que trabajaba en una clínica de Marsella.
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