La Policía revisó toda la basura del Parque hasta hallar ADN del violador
Los investigadores le han imputado también homicidio, ya que la víctima pudo morir desangrada y no por las pastillas que se tomó. El detenido es un sevillano de 46 años.
La Policía Nacional detuvo la noche del martes al presunto autor de la violación de Sara D. M., la mujer de 31 años que apareció muerta en el Parque de María Luisa la mañana del 24 de febrero. La víctima había ido la noche anterior a la glorieta de Bécquer con intención de suicidarse. Dejó una nota manuscrita, se sentó en un banco y se tomó un tubo de pastillas del antidepresivo Diazepam. Mientras le hacían efecto los fármacos, esa noche, probablemente ya con el parque cerrado al público, un hombre la violó y le causó graves lesiones.
Los investigadores del Grupo de Homicidios están ahora a la espera de conocer el informe definitivo de la autopsia para determinar con exactitud cuál fue la causa última de la muerte, si la ingesta de fármacos o los graves desgarros que sufrió la víctima, que le provocaron la pérdida de una gran cantidad de sangre. En principio, la Policía no sólo ha imputado al detenido el delito de agresión sexual, sino también el de homicidio, ya que, en el peor de los supuestos, el agresor podría haber provocado la muerte de la joven, desangrada y sin que nadie pudiera socorrerla.
El presunto autor de la agresión es un hombre de 46 años identificado como Francisco M. S. y natural de Sevilla, que fue detenido en su domicilio el pasado martes. Su arresto culmina una investigación muy compleja que se ha resuelto casi en tiempo récord. El caso nació torcido, puesto que en un primer momento no se detectó ningún signo de violencia y el cadáver fue retirado del parque con la Policía pensando aún que se trataba de un simple suicidio. Los forenses no vieron los signos de agresión sexual hasta que el cuerpo no estuvo en la mesa en la que se le practicó la autopsia. Ahí sí descubrieron las heridas tan graves que podrían incluso haberle causado la muerte por la pérdida de una gran cantidad de sangre.
Obviamente, en la escena de los hechos había sangre, pero en un primer momento se pensó que podría proceder de la menstruación de la víctima, ya que aparentemente ésta no tenía ninguna herida. Esto provocó que la Policía tuviera que volver a la glorieta de Bécquer cuando se supo que la joven había sido violada, para hacer una inspección ocular mucho más concienzuda.
La investigación tenía además una dificultad añadida: la víctima y el agresor no se conocían de nada. La chica había ido al parque con intención de suicidarse y el violador se la encontró, posiblemente drogada o aletargada. En vez de ayudarla, abusó de ella. El cuerpo no se descubrió hasta la mañana siguiente, cuando un jardinero se lo encontró y avisó a la Policía.
Los investigadores interrogaron a posibles testigos y revisaron todas las cámaras de videovigilancia del parque, que cuenta con varios equipos de grabación en la plaza de España y sus alrededores. Las cámaras no grabaron nada sospechoso. Mientras tanto, la Policía Científica analizó la ropa de la víctima y encontró en ella restos biológicos que podían pertenecer a otra persona. Por su parte, los agentes del Grupo de Homicidios ordenaron a la empresa municipal de limpieza (Lipasam) que paralizara todo el servicio de recogida de basuras del parque. Los investigadores analizaron todos los residuos recogidos en este espacio verde de la ciudad y su entorno, hasta que por fin encontraron un resto biológico que coincidía con el hallado en las ropas de la joven violada.
De ambas muestras se obtuvo un perfil genético en el laboratorio de la Policía Científica. Ese ADN se introdujo en la base de datos, donde había un perfil que coincidía. Correspondía a Francisco M. S., un hombre de 46 años que tenía antecedentes por violencia de género. Desde noviembre de 2007, la ley permite a a las Fuerzas de Seguridad tomar muestras de ADN a los detenidos, de ahí que todos los perfiles genéticos de las personas que hayan sido arrestadas se almacenen en las bases de datos.
Sólo quedaba encontrar a algún testigo que situara al sospechoso en el lugar de los hechos, o al menos en las inmediaciones del parque esa noche. El violador podría ser un mirón que merodease habitualmente por esta zona y se encontrara por azar con la víctima la noche del 23 de febrero. El detenido permanece en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, donde será sometido a un interrogatorio en las próximas horas. Hasta mañana viernes, cuando se cumple el plazo legal permitido para el arresto, no está previsto que pase a disposición judicial.
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