La Policía Nacional tiene a 13 de sus 15 cargos más altos en Sevilla nombrados a dedo
El puesto de jefe provincial lleva casi un año en funciones en manos de un comisario que no tiene la categoría que exige el cargo
Sólo dos de los comisarios, el de Información y el de Dos Hermanas, ocupan sus plazas propias. El resto está en comisiones de servicio
La cúpula de la Policía Nacional en Sevilla está compuesta casi en su totalidad por jefes nombrados a dedo, que ocupan puestos de forma interina y que llevan meses, e incluso años, sin que las plazas salgan a concurso. Sólo dos de los 15 puestos de comisarios de la plantilla están ocupados por las personas que tienen sus plazas. Son el del jefe de la Brigada Provincial de Información, José Carlos Castillo, y el del jefe de la comisaría local de Dos Hermanas, Francisco Vidal.
El resto de mandos de Sevilla están en funciones y en comisiones de servicio, en puestos a los que no han accedido por méritos, capacidad y antigüedad como dice la ley, sino por otras razones que nunca se argumentan al no convocarse los concursos. Fuentes del cuerpo explicaron que en este reparto de cargos pesa sobre todo el amiguismo y las buenas relaciones con la Jefatura Superior. De esta forma, al no convocarse las plazas, se obliga a los policías que ascienden a comisarios a emigrar a otros destinos y no optar a los de Sevilla.
El cargo más alto, el de comisario provincial, lo ocupa en funciones Emilio Mateos Durán, que tiene su plaza como jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Mateos relevó al anterior jefe provincial, José Manuel Espina, que se jubiló en mayo de 2020. Desde entonces, hace ya diez meses, el cargo está ocupado en funciones, o de forma accidental, como se denomina en la Policía. Se ofertó pero no se cubrió. El puesto de jefe provincial ha de ser desempeñado por un comisario principal, rango que el actual mando no tiene. Hay comisarios más antiguos que podrían competirle la plaza, y que sin embargo no tienen a día de hoy la opción de hacerlo.
Al estar ocupándose de las labores al frente de la comisaría provincial, Mateos deja libre la que es su plaza, la de jefe de Policía Judicial. Aquí se ha dado una especie de triple carambola con la que se han ido cubriendo puestos de manera un tanto rocambolesca. La persona que ejerce de jefe de Judicial es un comisario que la Jefatura se trajo de Algeciras, donde ocupaba el cargo de jefe regional de operaciones, y al que sólo quedan cuatro meses para jubilarse. Sin embargo, su plaza tampoco es ésta, sino que es la de una comisaría de distrito, en concreto la de Sur. Se encuentra como jefe de Judicial en comisión de servicio.
Otro de los más altos cargos, el de jefe de la Secretaría General, tampoco está cubierto por un comisario propietario de su plaza. Aquí también hay una persona procedente de Algeciras, que está en comisión de servicio. Se trata, además, de un dirigente sindical del SPP (Sindicato Profesional de Policía), organización que representa a las escalas más altas del cuerpo.
Llama la atención que sean varios los mandos procedentes del Campo de Gibraltar que han sido nombrados a dedo en la plantilla de Sevilla. En las comisarías de la Línea y Algeciras hay una alta rotación entre los mandos, han sido varios los jefes que se han ido sucediendo allí en los últimos años, lo que contradice la intención anunciada en numerosas ocasiones del Ministerio del Interior de dar una máxima prioridad al trabajo policial en la zona más caliente del narcotráfico en España.
También está en un puesto que no es el suyo el responsable de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, que tiene su plaza en Cádiz. Este es uno de los cargos con los complementos salariales más altos. Su segundo también está vacante. Igualmente, están de manera interina los mandos de la Policía Científica y de la Brigada de Extranjería, cuyas plazas tampoco salen a concurso.
La situación lleva a que muchos de los puestos específicos para comisarios sean cubiertos por inspectores jefes, que pertenecen a un rango inmediatamente inferior. Así, ninguna de las seis comisarías de distrito está mandada por comisarios, sino por inspectores jefes en comisiones de servicio. Lo mismo ocurre con el responsable de la comisaría de Alcalá de Guadaíra, una de las más importantes entre las locales, de un nivel similar a la de Dos Hermanas.
Esto ha llevado a que comisarios que ascienden y pretenden entrar en Sevilla no puedan hacerlo por estar los puestos copados por personas puestas a dedo, incluso por policías que tienen menor rango que ellos, sin que se les dé la opción de aspirar a estos cargos al no convocarse las plazas. Estos nuevos mandos tienen generalmente que salir a otros destinos fuera de Sevilla porque en la capital no pueden entrar, a pesar de que reúnen méritos y capacidades para ello.
La ley permite a la Jefatura organizar estos puestos en base a la libre designación, pero han de otorgarse de manera fundamentada. Sin embargo, si no se ofertan las plazas, los aspirantes tampoco pueden tener una negativa argumentada de por qué no se les ha elegido para unos puestos en los que deberían estar por méritos, capacidad y/o antigüedad.
Todo ello en una Jefatura Superior cuyo titular, José Antonio Pérez, fue uno de los comisarios afectados por los títulos falsos de la Universidad Rey Juan Carlos. Pérez obtuvo el Grado en Criminología que el Tribunal Supremo terminaría anulando al tratarse de un curso corto en el tiempo y con poca carga lectiva, por el que los mandos policiales pagaron unos 3.000 euros. Más de 200 comisarios hicieron estos cursos rápidos para poder aspirar después a plazas en los que se exigía una licenciatura.
En la práctica, este sistema de puestos repartidos a dedo termina minando la moral de unos policías de la escala básica que ven como ellos, si ascienden a oficial, tienen que pasarse uno o dos años fuera de su ciudad, y observan que en los altos cargos no se da esa tesitura siempre que éstos estén bien relacionados con la cúpula. En muchos de los comisarios que están próximos a la jubilación observan una tendencia: conseguir una medalla roja para poder jubilarse con una pensión algo mayor. Estas cruces al mérito policial con distintivo rojo acarrean una remuneración económica.
Este sistema de dedazos no es sólo exclusivo entre los altos cargos, también existe en otras escalas inferiores. Son muchos los policías que son castigados con un destino en calabozos, mientras que los que están mejor relacionados obtienen plazas más codiciadas. Los lugares más golosos son, sin duda, las embajadas.
"Nadie cree en el sistema", expuso a este periódico un policía que prefirió no identificarse. "Esto solo pasa en Sevilla, en otras ciudades no funciona así. Y es vox populi en toda España. Cuando vas a Madrid a hacer un curso y te encuentras con algún compañero destinado en otra plantilla, siempre nos hablan de que Sevilla es un cortijo. Esa es la imagen que tiene la Policía de Sevilla en el resto de España", añade el agente.
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