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La Policía coteja el ADN del violador de Sevilla con vestigios hallados en casos sin resolver

Los investigadores creen que el sospechoso pudo actuar más veces tras salir de prisión

El depredador sexual pasará hoy a disposición judicial

Una agente de la Policía Científica trabaja en el laboratorio de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

La Policía Nacional continúa investigando la violación de una joven en su casa de Triana, cometida presuntamente por Fernando G. S., un depredador sexual de 57 años que la tarde del martes se desplazó a Sevilla desde Córdoba para escoger a una víctima al azar. Ese tipo de modus operandi es muy específico de lo que los investigadores conocen como el violador compulsivo, que suele tener una conducta psicopática o de perversión sexual y que difícilmente se rehabilita por muchos años que haya pasado privado de libertad. De ahí que se esté comparando su ADN con los vestigios biológicos hallados en otros casos de violación que permanecen sin resolver a día de hoy, tanto en Sevilla como en otras provincias.

El objetivo de estos cotejos es averiguar si Fernando G. S. cometió algunas de las agresiones sexuales que permanezcan sin esclarecer en el último año y medio, tiempo que lleva en libertad desde que salió de la cárcel de León. Este depredador sexual ha pasado 26 años en prisión, 20 de ellos por otra agresión sexual. La última vez que ingresó en un centro penitenciario lo hizo el 16 de octubre de 1998 y no salió hasta el mismo mes de 2018. Antes había pasado otros cinco años en la cárcel por una condena por un robo y unos meses más en preventivo a mediados de los años ochenta, por una agresión sexual ocurrida en Córdoba por la que fue detenido y encarcelado pero de la que luego resultó absuelto.

La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional en Sevilla, grupo que se encarga de la investigación de todos los delitos sexuales, trabaja ahora para tratar de averiguar si este hombre cometió algunos de los casos que permanecían sin esclarecer. Se investigan sobre todo aquellas violaciones en las que el autor se comportó de manera similar, siguiendo a la víctima hasta abordarla en algún momento y agredirla sexualmente. También se están revisando las denuncias por tentativas de agresiones sexuales que no llegaron a ser consumadas. El trabajo de los investigadores se centra en todo el periodo transcurrido desde su puesta en libertad, en octubre de 2018, hasta el momento de su detención, la madrugada del martes al miércoles.

Para ello se le ha extraído una muestra de ADN, que se obtiene mediante un frotis bucal, para que su perfil genético pueda ser comparado con aquellos casos en los que se hallaron restos biológicos que no habían dado ningún positivo en la base de datos de la Policía. La extracción de ADN es un procedimiento obligatorio por ley para todos los detenidos desde noviembre de 2007. Antes de esta fecha, para obtener el perfil genético de una persona hacía falta el consentimiento expreso de la misma o una orden judicial. En esa fecha, Fernando G. S. llevaba ya nueve años en prisión, por lo que su información genética no figuraba en los archivos del cuerpo.

Ahora, tras su detención, ya se dispone de lo que los especialistas de la Policía Científica conocen como la muestra indubitada, es decir, la que se sabe a ciencia cierta que pertenece al violador. Con ella se pueden cruzar todos los vestigios encontrados en los casos no resueltos y que se han almacenado en el laboratorio de la Policía hasta que aparecieran nuevas pruebas con las que poder compararlas. Mientras tanto, el detenido permanece en las dependencias policiales y pasará hoy a disposición judicial.

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