Poesía oriental en movimiento
Bailarín de danza del vientreIgnacio Velarde González, más conocido profesionalmente como Zuel, lleva bailando desde su juventud. Además de ballet, estudió arte dramático y ahora, entre otros proyectos, imparte cursos de expresión para bailarines
"Primero la danza oriental me dio la vida y ahora me da también de comer", explica este joven sevillano. Zuel es el nombre artístico de Ignacio Velarde, aunque ya casi nadie lo llama así. Actor y bailarín se formó en distintas disciplinas hasta dar con la danza oriental. Su relación con este mundo comenzó de casualidad al realizar un curso, sin embargo, pronto quedó prendado de este baile rodeado de mitos. Las raíces de esta danza se encuentran en Egipto, aunque se baila en todos los países árabes. "Allí bailar es algo cotidiano, es parte de su cultura, de su forma de vida, tiene que ver con su alegría de vivir que expresan con el baile", explica. Sin embargo, aunque el baile sea algo normal en esos territorios es una expresión cotidiana pero privada, por lo que bailar sobre un escenario está mal considerado. Otro de los falsos mitos que recae sobre esta danza es que se trata de una cosa de mujeres. "Es la visión romántica que se tiene en Occidente, lo que hace que se crea que es sólo para mujeres. Es un mito que se trata de un baile para conquistar al marido o sólo para seducir", puntualiza. En España cada vez más hombres se acercan a esta danza sin prejuicios y con ganas de aprender, por eso uno de los proyectos que quisiera realizar Zuel es formar un pequeño grupo de baile sólo con hombres. El baile oriental ofrece beneficios tanto físicos como psicológicos pues libera el estrés y hace olvidar los problemas del día a día. "Ahora, además de bailar, disfruto mucho impartiendo clases, siento una gran satisfacción al ver a los alumnos con alegría en los ojos".
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