Plaza de Santa Marta, un escondite junto a la Catedral de Sevilla
LAS PLAZAS MÁS BONITAS DE SEVILLA
Pequeña, recóndita y con un crucero del siglo XVI procedente del hospital de San Lázaro
En la Plaza de la Virgen de los Reyes, entre una tienda y la estatua de San Juan Pablo II, en el comienzo de la calle Mateos Gago, hay un callejón al que no se le ve el final. Pero lo tiene. Y merece la pena llegar hasta él. Ese callejón, que obliga al paseante a adentrarse entre fachadas y un postigo, desemboca en la Plaza de Santa Marta, que toma su nombre del hospital que allí había y que fue fundado en 1385. Ahora ese hospital es el convento de la Encarnación.
La plaza es pequeña, casi no recomendable para visitarla en grupo. Tiene algunos naranjos y una cruz en el centro que acapara la atención. Fue ideada por el arquitecto Hernán Ruiz El Joven, tallada por Diego de Alcaraz en el siglo XVI y procede del hospital de San Lázaro. Su belleza es doble, pues tiene tallado un crucificado por una cara y una piedad por la otra.
Este lugar, recóndito y poco visitado, está paradójicamente junto a uno de los más visibles y masificados: la Catedral. Y fue hogar de ilustres personajes de la ciudad como Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la Catedral; y José Torres Padilla, fundador de las Hermanas de la Cruz junto a Santa Ángela de la Cruz. Ambos son recordados en cerámica en las paredes de la plaza.
Hasta los años 80 en este coqueto lugar se celebraba todos los domingos por la mañana un mercadillo de venta e intercambio de sellos filátelicos, que fue trasladado en esa fecha a la Plaza del Cabildo. Desde esa época, la Plaza de Santa Marta sigue siendo un escondite para el paseante junto al epicentro de Sevilla.
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