La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
patrimonio
Aún no se han cumplido dos años de su restauración cuando la Plaza de España ha vuelto a ser víctima de una oleada de destrozos. Cerámicas arrancadas, azulejos rotos y hasta un tramo de balaustrada robado son algunas de las consecuencias del vandalismo que sufre uno de los monumentos más visitados de Sevilla y el principal referente del estilo regionalista. Un espacio que, pese a su importancia, aún no cuenta con un convenio entre las administraciones responsables del mantenimiento -el Gobierno y el Ayuntamiento- que garantice su seguridad y conservación.
Una presa fácil del vandalismo. Quien pasee estos días por la Plaza de España podrá comprobar la vulnerabilidad de un espacio con una veintena de desperfectos. La mayoría se concentran en la balaustrada exterior y en los bancos dedicados a las provincias españolas. Estos dos espacios pertenecen a administraciones distintas. La parte exterior -la plaza propiamente dicha- es competencia del Ayuntamiento, mientras que los bancos son ya responsabilidad del Estado, al que pertenece toda la galería interior y los edificios que la conforman. Los destrozos, como viene siendo habitual en casi todo el Parque de María Luisa, se han perpetrado en los elementos cerámicos, de gran fragilidad.
En la balaustrada externa hay varias esferas sin remates, existen piezas de cerámica desprendidas de su sitio al haberlas intentado arrancar, pedestales de farolas rotos y hasta un amplio trozo de baranda que ha desaparecido -justo en una de las cabeceras de la ría- y en la que se ha dejado al descubierto el material metálico que le sirve de soporte. Precisamente este elemento decorativo es uno de los que repusieron al completo durante la intervención a la que fue sometida la plaza entre 2009 y 2010, unas obras que supusieron un coste de nueve millones de euros.
Los bancos de las provincias son otra zona en la que se concentran los desperfectos: remates rotos de los pináculos y azulejos no repuestos en los murales pictóricos -como es el caso de Segovia y Almería- y en la Torre Norte. Buena parte de estos elementos se encontraban ya en esta situación a las pocas semanas de concluir la intervención en la plaza en otoño de 2010.
La pregunta que se realiza cualquier sevillano o turista que se percata de estos destrozos es la misma: ¿cuál es la protección que tiene el principal monumento de Aníbal González? Para responder a la preguna hay que tener en cuenta que la responsabilidad de este espacio recae en las dos administraciones antes citadas. Dentro del Ayuntamiento, además, Parques y Jardines comparte competencias con Urbanismo, lo que añade más complejidad al sistema de protección del recinto. Por tal motivo, antes de que se acabaran las obras de reposición en 2010 la Gerencia de Urbanismo redactó un borrador de convenio para establecer un protocolo de actuación continuada y coordinada en la conservación de la plaza entre el Gobierno y el Ayuntamiento. Dicho documento se publicitó en su día como "indispensable" para el mantenimiento del edificio más significativo de la Exposición Iberoamericana de 1929 y uno de los principales exponentes del patrimonio hispalense.
Desde entonces poco o nada se ha sabido de dicho convenio. Fuentes municipales indicaron ayer a este periódico que "a día de hoy no hay nada cerrado al respecto", por lo que la seguridad en la Plaza de España sigue estando a merced de los recursos que empleen ambas Administraciones por su cuenta. En el caso del Gobierno, dichas medidas conciernen a la galería interna, a los edificios y a los bancos de las provincias. Para su vigilancia se emplea personal de seguridad privado durante el día y un sistema de videovigilancia las 24 horas. Para la zona que corresponde al Ayuntamiento, tras la reapertura se contrató a dos vigilantes privados que suponían un desembolso anual de 200.000 euros. Actualmente, según fuentes municipales, los encargados de esta tarea son los mismos vigilantes de todo el parque, que en su conjunto abarca una extensión de 400.000 metros cuadrados. La plaza, por otro lado, permanece cerrada durante la noche, lo que no evita estos destrozos.
El Ayuntamiento informó ayer de que los próximos días se procederá a redactar un inventario de los desperfectos que se acumulan en el monumento con la intención de reponerlos "lo antes posible". Para ello se cuenta con un "banco de piezas" que fueron elaboradas en la última restauración con este fin. Su coste dependerá de si las dañadas encuentran sustitutas entre las de reposición. A ello habrá que añadir la mano de obra. La última intervención municipal en este enclave, dirigida por la Gerencia de Urbanismo, ha consistido en dotar de nueva iluminación artística a la zona interior del monumento.
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