Del fin del Plan Centro al doble sentido, una ruptura con el modelo anterior

Zoido ha apostado hasta ahora por deshacer lo hecho por su antecesor en materia de movilidad

Una de las cámaras de control de acceso al casco histórico.
Una de las cámaras de control de acceso al casco histórico.
F. Pérez Ávila / Sevilla

01 de mayo 2012 - 05:03

Ha pasado casi un año desde que Juan Ignacio Zoido arrasó en las elecciones municipales, pero la política de movilidad de su gobierno aún no está definida y parece centrarse únicamente en deshacer lo hecho por el ejecutivo anterior. La simple idea de recuperar el doble sentido en Luis Montoto lleva implícita una andanada contra uno de los pilares de la política de tráfico de Alfredo Sánchez Monteseirín, que estableció el sentido único en las principales avenidas de la ciudad como una de sus prioridades. El otro gran pilar, el de las peatonalizaciones a doquier combinadas con un acceso restringido de los coches al casco histórico, ya quedó derribado con la retirada del Plan Centro.

Mientras que para el PP la eliminación del sistema de control de acceso mediante cámaras supuso la reactivación de un centro que agonizaba, utilizando el término empleado por los comerciantes, para la oposición constituyó una vuelta al caos, a la jungla. Los populares se felicitaron por una Navidad espléndida y a rebosar de público en el centro, que vincularon directamente a la retirada de las cámaras, mientras que PSOE e IU dibujaron un panorama casi apocalíptico de coches encima de la acera, en doble fila, aparcados en vados, en zonas de carga y descarga y en lugares reservados para minusválidos.

Zoido suplió las cámaras con policías, que en menos de una semana impusieron las mismas multas que los equipos de filmación en sus seis meses de vigencia, y en poco más de un mes amortizaron con el importe de las sanciones el millón de euros que costó la tecnología del sistema anterior. La manera de eliminar el plan tampoco fue la más acertada. En vez de asumir la decisión y defenderla públicamente porque era una promesa electoral, o simplemente porque retiraba las cámaras de la misma forma que Monteseirín las impuso, el nuevo gobierno se perdió en una comisión de investigación que resultó inútil y en unas acusaciones a la empresa fabricante, a la que luego tuvo que pedir disculpas.

Las cámaras se quedaron simplemente para contar los vehículos que entran al centro cada día y, eso sí, el alcalde prometió que habría un nuevo plan para el casco histórico que de momento ni ha llegado ni parece estar ni siquiera ideado. Este nuevo plan estaría listo en un principio para septiembre de 2011, luego para enero de 2012 y desde entonces está en el olvido. El delegado de Movilidad y Seguridad, Demetrio Cabello, aseguró en una rueda de prensa que sería un plan reducido sólo a la zona monumental, al entorno de la Catedral, Archivo de Indias y Alcázar, y poco más. Nada de llevar las restricciones a Calatrava o a la Puerta Osario. Nada que sonara ni mínimamente parecido a lo anterior.

Para romper todavía más con el pasado, Zoido eliminó las lanzaderas de Tussam que unían la Campana y la terminal de Ponce de León y prolongó las líneas 27 y 32 hasta la plaza del Duque. En la práctica, ambas líneas hacen la misma función que la lanzadera, con la salvedad de que los usuarios de 27 y 32 no tienen que hacer transbordo en Ponce de León. Para los que tengan que llegar al centro en el resto de líneas que tienen su final en esta plaza, la situación es la misma que en los últimos años de Monteseirín.

A Zoido no se le ha escuchado públicamente la palabra peatonalización, la preferida por su antecesor en materia de movilidad. De hecho, pretende construir un aparcamiento en la Alameda de Hércules, uno de los proyectos más emblemáticos de Monteseirín. Con este parking, el PP quiere que todo aquel ciudadano que desee acercarse al centro en coche pueda hacerlo dejando su vehículo en este lugar y no teniendo que recurrir a otros recintos peor ubicados o habitualmente saturados. Mientras, la Policía Local seguirá manteniendo una fuerte presencia en el casco histórico, distrito en el que más multas se han puesto con amplia diferencia.

Una vez muerto el Plan Centro, llega el turno de cuestionar los sentidos únicos. Empieza, lógicamente, por el que peores resultados da y el que más oposición tiene entre vecinos y comerciantes, el de Luis Montoto. Evidentemente, a nadie de la Delegación de Movilidad se le ha ocurrido sembrar la duda sobre la ronda histórica, donde la circulación es cada vez más fluida. Para muchos, Luis Montoto estaba mejor con los dos sentidos. Pero abrir el debate unos meses después de darlo por zanjado sólo delata una política de tráfico nada definida.

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