La ventana
Luis Carlos Peris
Realidad tras unos sueños infundados
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La popularidad que han tenido en los últimos años las piscinas de agua salada ha sido evidente, pues van en ascenso los clientes que buscan empresas especializadas para que reformen las antiguas o construyan nuevas con este concepto.
En comparación con las típicas piscinas de agua clorada, las de agua salada presentan una serie de ventajas. A continuación, se examinaron las ventajas y se aclararon los mitos que rodean a las piscinas de agua salada.
Pero, antes hay que dejar claro algo muy importante: al concebir la idea de una piscina de agua salada se debe contar con verdaderos expertos como los de Julypool, pues este tipo de empresas poseen no solo décadas de experiencia en construcción y mantenimiento de piscinas de todo en Huelva y Sevilla, sino que la han ido enriqueciendo con conocimientos, técnicas, diseños y nuevos avances.
En todo caso, esto es lo que hay que considerar al querer construir o transformar la antigua piscina convencional en una de agua salada:
En cualquier piscina la higiene del agua es algo imprescindible. Al ser una masa de agua en un contenedor que no se cambia a diario hay que tomar una serie de precauciones para que las bacterias, las algas y los hongos no proliferen en un caldo de cultivo dañino para la salud de las personas.
Esto aplica para piscinas de agua salada y de agua dulce. En ambos casos es el cloro el que actúa como agente de depuración. Se trata de un producto químico esencial y un factor a tener en cuenta a la hora de querer tener una piscina en el jardín.
En ambas situaciones (piscina de agua dulce o de agua salada) se utiliza el mismo ingrediente activo y este es el cloro.
Contrariamente a la creencia popular, las piscinas de agua salada se limpian realmente con cloro en lugar de sal, lo cual es una falacia frecuente que la gente suele creer.
La distinción estriba en que una piscina de agua salada utiliza un clorador salino y sal para producir cloro, mientras que una piscina de agua dulce requiere una fuente externa de cloro, como discos de cloro o una solución de cloro.
Pero, en ambos casos es el cloro el que se usa para desinfectar el agua de la piscina. Aunque existen materiales alternativos, como el bromo o el oxígeno activo que pueden emplearse para limpiar una piscina de agua dulce, esta opción se utiliza con menos frecuencia en las de agua salada.
Seguramente todos notan que en la playa, las barandillas, los alfeizares de las ventanas y demás elementos decorativos y estructurales suelen ser de madera o de plásticos. Esto se debe a que el agua salada suele ser un poco más corrosiva que el agua dulce.
Si se está pensando en tener una piscina de agua salada o reformar la tradicional, hay que considerar este punto. Las barandas de escaleras, las rejillas de depuración, los filtros y los desagües cercanos al borde de la piscina no pueden ser de metal a menos que sean de acero inoxidable.
Pero, como este último es más costoso, es conveniente el PVC y similares que abarata costes y son tan o más decorativos que el metal que, dicho sea de paso, se calienta mucho más con el sol y no admite gran variedad de colores y molduras acordes a cada diseño.
Dentro de los complementos elementales y necesarios como los filtros y las cubiertas que toda piscina usa, las de agua salada requieren ser especiales y para este propósito. Al buscar a una empresa que se encargue de estas labores, seguramente sus expertos sabrán actuar en consecuencia.
El agua debe estar, al menos,a 20 grados centígrados para que un clorador tipo salino funcione correctamente. Podría ser necesario considerar el uso de la depuradora una vez al día para un agua óptima.
Los cloradores salinos son componentes que se instalan dentro del sistema de filtración para producir cloro a partir de la sal y desinfectar el agua mediante el método de electrólisis salina.
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