De Piedad a Mortaja: 75 años de un estilo
Los sucesos de julio de 1936
Tras el incendio de Santa Marina la hermandad se fue para no volver nunca · Surge entonces el carácter sobrio que la define
Durante los sucesos del 18 de julio de 1936, la parroquia de Santa Marina fue incendiada y saqueada por los milicianos defensores de la República. En ella residía desde su fundación en el siglo XVI la Hermandad de la Piedad, una cofradía muy popular y arraigada en el barrio que contaba con capilla propia en la cabecera de la nave de la Epístola (la que hoy ocupa la Virgen de la Aurora). Tras desaparecer el templo pasto de las llamas, la corporación, que apenas sufrió pequeñas pérdidas puesto que las imágenes estaban retiradas del culto, tuvo que abandonar la que había sido su casa durante siglos. El incendio no sólo provocó un cambio de sede. La hermandad dejó atrás la populosidad de los tiempos de Santa Marina para adoptar una personalidad mucho más severa y seria por la que es conocida hoy en día. En la mañana de hoy, a las 11:00, la hermandad conmemora el 75 aniversario de la llegada al ex convento de la Paz con una función solemne.
La tradición oral que se ha ido transmitiendo a lo largo de los años en la hermandad asegura que las cordiales relaciones entre miembros de la cofradía y dirigentes del sindicato anarquista CNT fueron fundamentales para que los cofrades retiraran a tiempo su patrimonio de la iglesia. Así también lo asegura Juan Pedro Recio en el libro Las Cofradías de Sevilla en la II República (Abec Editores) y lo corrobora el hermano mayor, Juan Francisco Guillén: "Cuentan que un día estaban en el bar que hay en la esquina de San Luis y les comentaron a las personas de la hermandad antes de que se produjera el alzamiento que si pasaba algo iban a quemar Santa Marina, para que quitaran las imágenes". Los hermanos hicieron caso y las imágenes fueron escondidas. El Cristo se encontraba en el taller de Sebastián Santos, en la calle Santiago, para su restauración. La Virgen de la Piedad fue llevaba al domicilio de Guillermo Serra en el barrio del Porvenir. El resto de las imágenes estaban en un almacén en La Florida, propiedad de Manuel Alarcón, mientras que los Ángeles del paso y el grupo escultórico primitivo de la Piedad se encontraban en casa de Francisco Sousa, en la calle San Luis. El paso, que se encontraba en el almacén anexo a la iglesia, no resultó dañado.
La hermandad se trasladó al ex convento de la Paz, a unos cientos de metros de Santa Marina en línea recta. El traslado se hizo efectivo el 10 de noviembre de 1936 mediante el oportuno decreto. Bueno Monreal concedió la propiedad del templo años más tarde, el 19 de diciembre de 1967. Con la llegada a la nueva sede, la hermanad va adquiriendo un nuevo estilo. "Los años 40 son fundamentales. Se inicia la realización de los 18 ciriales. En 1943 se incorporan los característicos faroles velados de la cruz de guía. En 1946 se rescata la figura del Muñidor. En muy pocos años el estilo de la hermandad cambia por completo, pero la configuración estética, el paso, los hermanos... siguen siendo los mismos", expone Recio. La idiosincrasia de la nueva feligresía también favoreció el cambio, como asegura el hermano mayor: "No tenía nada que ver con Santa Marina, aunque yo creo que la idea de los hermanos de los años 20 era ir cambiando la hermandad. En 1918 ya se saca la cruz de guía, por ejemplo. El cambio forzó esa modificación del estilo ya pensada. Aplicaron las reglas vigentes entonces, de 1792. Lo que salía no tenía nada que ver con lo que en ellas se recogía". Guillén no se puede imaginar cómo era aquella corporación popular y tan de barrio, "yo creo que nadie se lo puede imaginar".
Durante los últimos meses la hermandad ha organizado diferentes actos para conmemorar la llegada al ex convento de la Paz que se culminan hoy con la función solemne. De Santa Marina al ex convento de la Paz. De la Piedad a la Sagrada Mortaja: 75 años de un estilo.
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