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El hombre distante

Perfil jefe superior Policía Sevilla

El jefe superior de Policía, José Antonio Pérez, se jubila tras cuatro años de mandato en los que no ha dado ni una rueda de prensa

Arrancó salpicado por los títulos 'falsos' de la Universidad Rey Juan Carlos y terminó marcado por la pandemia y la escasez de agentes

En su haber está la caída de la criminalidad y la operación antiyihadista que desactivó un posible atentado en Sevilla

José Antonio Pérez Martínez, jefe superior de Policía saliente. / Antonio Pizarro

El jefe superior de Policía en Andalucía Occidental, José Antonio Pérez Martínez, dejó esta semana su puesto por jubilación. Pérez se despidió el miércoles de sus colaboradores, recogió sus pertenencias y se marchó. No hubo, que haya trascendido, grandes celebraciones de despedida ni eventos multitudinarios como sí ocurrió con algunos de sus predecesores. Una escueta nota de prensa en la que el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, le agradecía sus servicios prestados y se relataba brevemente su currículum fue la única comunicación pública y oficial sobre el cese.

La despedida ha sido muy del estilo que ha mantenido Pérez Martínez durante los cuatro años que ha estado al frente de la Jefatura Superior de Policía. En cuanto a sus apariciones públicas se ha mantenido siempre en un segundo plano, no ha dado una sola rueda de prensa, y mucho menos una entrevista, y las relaciones con los medios de comunicación han sido prácticamente inexistentes. Sus intervenciones públicas han sido contadísimas, limitadas a los discursos habituales en los días de los Santos Ángeles Custodios, en los que tampoco dio grandes titulares. Ni siquiera resulta fácil encontrar fotografías suyas para ilustrar cualquier artículo de prensa.

La suspensión de dos ediciones de la Feria de Abril reforzó aún más ese distanciamiento, pues es habitual que la Policía organice una recepción en la que se invita a los medios de comunicación, sindicatos, asociaciones de vecinos y personas que colaboran habitualmente con la institución. En estos encuentros se fortalecen las relaciones y se establecen los vínculos propios que da el tratar cara a cara con las personas.

Pérez no sólo se mostró distante con la prensa. Tampoco mantuvo contactos habituales con los representantes vecinales, como sí hicieron algunos de sus predecesores, y ni siquiera los sindicatos mantenían reuniones con él con regularidad. Tenían que hacerlo pidiendo antes una solicitud por escrito. Algunos de los policías ya jubilados le enviaron escritos exponiéndoles algún problema y ni siquiera les contestó. Y parecía tenerle alergia a los actos públicos en los que tuviera que intervenir, algo propio de un cargo como el de jefe superior de Policía, y llegó a declinar su participación en varios de ellos.

José Antonio Pérez, durante un discurso en el día del Patrón celebrado en La Línea de la Concepción. / Erasmo Fenoy

Algunas fuentes aseguran que en los primeros momentos no fue así y que cambió tras unos meses en el cargo. Quizás pudo influir la polémica que le salpicó cuando llevaba poco más de un año en el puesto. Pérez fue uno de los comisarios que obtuvieron el grado en Criminología por la Universidad Rey Juan Carlos. El Tribunal Supremo anuló en enero de 2019 la condición de título oficial de este grado a un comisario que lo cursó online en un año, merced a un acuerdo firmado entre la citada universidad pública y la Dirección General de la Policía. Con esa decisión, el Alto Tribunal abría una grave crisis en el seno de la Policía Nacional, ya que más de 200 mandos de este cuerpo obtuvieron este título con la intención de que les habilitara para los puestos más relevantes de la escala superior. Pérez fue uno de ellos.

La ley de Régimen de Personal de la Policía Nacional establece como requisito indispensable para determinados puestos que los comisarios que aspiren a ellos estén en posesión del título universitario de grado. Muchos de ellos vieron en la Rey Juan Carlos (la misma Universidad bajo sospecha desde el caso del máster de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes) una oportunidad de obtener esa titulación en pocos meses y mediante un curso a distancia, previo pago de una cantidad que solía rondar los 3.000 euros. La Universidad y la Dirección General de la Policía, entonces presidida por Ignacio Cosidó (PP), firmaron un acuerdo para facilitar el acceso de los comisarios a estos cursos.

Ya la Audiencia Nacional consideró en 2016 que el grado en Criminología de la Rey Juan Carlos no podía equivaler a un título oficial porque se obtuvo "en un periodo corto de tiempo, mediante curso a distancia y con una carga lectiva de 60 créditos y que se trató de un curso organizado por la Universidad Rey Juan Carlos dirigido a inspectores del Cuerpo Nacional de Policía para que pudieran obtener un título oficial de grado, pero que es insuficiente para equipararlo al de licenciado".

La Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo confirmó después la sentencia de la Audiencia Nacional. El Alto Tribunal consideró que, para darle oficialidad, el Grado "debería haberse cursado en tres cursos completos, con una carga de 180 créditos". Por tanto, "no tiene esa equivalencia por no alcanzar a 180 créditos ni, por descontado, equivale a un actual título de Grado que exige un total de 240 créditos".

Control policial durante el primer estado de alarma. / Antonio Pizarro

El Ministerio del Interior decidió mantener en sus puestos a los comisarios que habían obtenido su título en la Rey Juan Carlos, y Pérez siguió así de jefe superior hasta su jubilación. Sus cuatro años al frente de la Policía en Andalucía Occidental (que comprende las provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva y Córdoba) han estado marcados irremediablemente por la pandemia del covid-19, pero también por la escasez de agentes que hasta el final de su etapa no ha empezado a corregirse por fin. En este periodo, la Policía ha seguido funcionando como la gran institución que es, hasta el punto de que la delincuencia se ha mantenido en niveles bajos y sostenidos y la mayoría de los delitos importantes han sido resueltos con eficacia.

En este capítulo, destaca la caída de la criminalidad en los últimos años. Bien es cierto que los datos vienen marcados por la pandemia y los confinamientos, toques de queda y restricciones de movilidad que ésta trajo, pero no se puede saber cómo habría evolucionado la delincuencia en Sevilla de no haber aparecido el covid-19. El último balance disponible, correspondiente al primer semestre de 2021, apunta a una subida de en torno al 5% de los delitos en relación con el año anterior, lógica porque en 2020 hubo menos actividad, pero los datos siguen bastante lejos de los números de 2019. En los primeros seis meses de 2021 se contabilizaron en Sevilla capital 18.476 delitos, mientras que en el mismo periodo de 2019 fueron 24.969. Casi 6.500 menos.

Sevilla se mantiene con unos niveles razonables de delincuencia, en la que principalmente destacan los hurtos al descuido y los robos con fuerza, pero no hay muchos delitos de sangre. Y los que hay, prácticamente todos, terminan resueltos por grupos como el de Homicidios y Atracos, que cuentan con unos niveles de eficacia sobresalientes.

En el haber de la Jefatura hay que apuntar que ha reaccionado rápido a los cambios que la propia delincuencia ha ido experimentando. Hubo un repunte de robos con fuerza mediante alunizajes y asaltos a naves industriales, y se creó un grupo especial para investigar esos delitos y un dispositivo para cazar in fraganti a los aluniceros, que dio sus frutos.

Igual ocurre con el tráfico de drogas. La marihuana ha colonizado bloques enteros de barrios como el Polígono Sur, Torreblanca, Palmete o Su Eminencia. Se han instalado plantaciones en garajes, locales y naves industriales y el cultivo se ha disparado, de la misma forma que lo ha hecho su demanda en Europa. La Jefatura reaccionó encomendando al Grupo VI de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) que se centrara exclusivamente en la lucha contra el cultivo y tráfico de marihuana. Y esa presión policial se ha ido notando en los últimos tiempos, aunque siga haciendo falta una gran operación contra esta y otras drogas en zonas como Los Pajaritos, donde siguen abundando los narcopisos.

Operación antiyihadista en Su Eminencia. / Antonio Pizarro

También ha tenido afrontar una operación antiyihadista, que en la primavera de 2019 se saldó con dos detenidos en Sevilla, que presuntamente planeaban cometer un atentado en la ciudad. Uno de los arrestados es el hijo del imán de la mezquita de Su Eminencia, que fue detenido poco antes de la Semana Santa de 2019 en Marruecos, y el otro es un compañero de universidad que fue arrestado en Sevilla Este, después de que en su poder se hallaran fotos del Museo Militar de la Plaza de España, lo que podría constituir un objetivo, teniendo en cuenta que el 1 de junio de ese año se celebraba en la capital andaluza el Día de las Fuerzas Armadas.

A José Antonio Pérez le critican algunos policías de que se ha centrado mucho en la provincia de Cádiz y, en concreto, en el Campo de Gibraltar. "Ha sido un excelente jefe superior de Cádiz, pero en el resto de las provincias ni frío ni calor. No podemos decir mucho de él porque no lo hemos tratado", dice una fuente policial, con cierta guasa. Pérez se llevó un año la celebración del día del Patrón, que se hace siempre en Sevilla, a La Línea de la Concepción.

En esa comisaría y en la de Algeciras hablan muy bien de él y aseguran que se ha volcado siempre en el apoyo a sus hombres destinados en estos dos puestos calientes de la lucha contra el narcotráfico. Tanto es así que gestionó personalmente la búsqueda de uno de los mejores cirujanos de España para que operara al inspector atropellado en Algeciras cuando trataba de interceptar la huida de un coche cargado de hachís, que resultó herido muy grave y estuvo a punto de perder el brazo.

En su debe, sin embargo, hay que apuntar el desbarajuste en la escala de mandos de la Policía en Sevilla. De los 15 puestos para comisarios que hay en el catálogo de la Policía Nacional, sólo ha habido dos en sus plazas y otros dos en comisiones de servicio. Hubo quien le acusó de amiguismo al colocar en puestos clave a personas de su confianza. El resto de cargos se han cubierto con inspectores jefes. Si presionó o no en Madrid para solucionar esta interinidad, sólo lo saben en la cúpula de la Policía. Pero lo cierto es que hasta que no se ha ido, es decir, ahora, no se han convocado plazas para comisarios en Sevilla. Cuando ya el mandato de Pérez es historia.

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