Pedro Roldán, el escultor sevillano que dejó su arte por toda Andalucía

Sevillanos ilustres

Pedro Roldán fue de los nombres más famosos de las artes siglo XVII de Sevilla e inició una familia de artistas

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Pedro Roldán, dibujado por Francisco de Goya
Pedro Roldán, dibujado por Francisco de Goya / Francisco De Goya/Wikipedia
B.O.

12 de diciembre 2022 - 15:21

Cuando se habla de escultura religiosa es inevitable hablar de la saga de los Roldán, tanto de Pedro Roldán como de su hija Luisa (también conocida como 'La Roldana'), entre otros. Pero ¿quién fue realmente Pedro Roldán?

Vida y obra de un escultor sevillano

Pedro Roldán nació en el año 1624, hijo de Marcos Roldán y de Isabel de Nieva (u Onieva), ambos procedentes de Málaga. Hay dudas sobre el lugar real en el que se produjo el nacimiento del escultor, puesto que en su expediente matrimonial se declara natural de Orce (Granada), aunque sus primeros biógrafos aseguran que Roldán nació en Sevilla.

Según la Real Academia de Historia, es en el año 1638 cuando se muda a Granada para aprender el oficio en el taller de Alonso de Mena. Y, apenas cuatro años más tarde, contrajo nupcias con Teresa de Jesús Ortega Villavicencio, cuando Roldán tenía 18 años.

La familia se traslada a Sevilla en el año 1646, tras la muerte de Alonso de Mena. Es en Sevilla en la que su obra se verá influida por el estilo barroco.

En 1652 realiza seis esculturas para el retablo mayor del Convento de Santa Ana de Montilla (Córdoba) y en esta etapa talla también el Arcángel San Miguel para la parroquia de San Vicente. Ese mismo año nace también su hija Luisa Ignacia, la tercera de sus ocho hijos, que seguiría sus pasos como escultora.

En 1658 Pedro Roldán se examina como dorador y estofador, una profesión que luego enseñaría a su hija Francisca.

En 1666 el artista recibe el encargo de la que es considerada como una de sus obras maestras: el retablo mayor de la capilla de los Vizcaínos, con el 'Descendimiento de Cristo'. Y para el Hospital de la Caridad esculpió el 'Entierro de Cristo' entre los años 1670 y 1672, con policromía del pintor Juan Valdés Leal.

En 1670 se encargó de la escultura de San Fernando, con motivo de su canonización y encargada por el Cabildo de la Catedral de Sevilla. Es original su uso de la iconografía como guerrero para el santo, lo que influyó en obras posteriores.

Realizó encargos fuera de Sevilla, por ejemplo los relieves de la fachada de la Catedral de Jaén, entre los que se encuentran la Huida a Egipto y Jesús entre los Doctores. También se encargó de realizar los relieves del Sagrario de la Cartuja de la Defensión de Jerez.

Más allá de su importancia artística, también fue pionero en la educación que le dio a sus hijas, que se formaron en el taller familiar en el que trabajaron y al que se incorporarían posteriormente los maridos de estas y sus hijos. De sus herederos, quizás la más conocida es la ya mencionada 'La Roldana' (Luisa Ignacia), que fue una de las renovadoras estilísticas del barroco español.

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