Los niños sevillanos dan la lección ante el Covid: ni ansiedad, ni depresión ni fatiga pandémica
El impacto del coronavirus en los menores
Un estudio realizado por pediatras de cuatro centros de la capital a través de cuestionarios a escolares de 7 a 15 años evidencia la "ausencia de alteraciones significativas" en su estado emocional
Los niños se adaptan a todo. Es una frase comúnmente utilizada y que en el último año ha cobrado especial interés. Los cambios en la rutina afectan a todas las personas. Los seres humanos son animales de costumbres, de procesos fijos y difícilmente alterables, pero que en los últimos meses se han visto radicalmente modificados. Desde el pasado 14 de marzo de 2020 todo lo aceptado como habitual se transformó e irrumpieron en el día a día de todas las personas nuevas normas, nuevas formas de interactuar y nuevas maneras de comportarse. Pero, ¿cómo está afectando la pandemia y todo lo que ella conlleva a los más pequeños?
Buscando una respuesta a esta pregunta, un grupo de pediatras sevillanos ha realizado un estudio con escolares residentes en Sevilla cuyos resultados son "más gratos de lo esperado", según la doctora Libia Quero, pediatra en la Clínica Santa Isabel, y una de las investigadoras.
En concreto, el trabajo denominado Estudio del impacto emocional de la pandemia por Covid-19 en niños de 7 a 15 años de Sevilla, se realizó entre los meses de septiembre a noviembre de 2020 con una muestra de 150 menores (77 niñas y 73 niños) de edades comprendidas entre esos dos parámetros y que respondieron de manera personal, es decir, ellos mismos sin la presencia de sus padres, aunque con su autorización, al cuestionario Educativo-Clínico: Ansiedad y Depresión (CECAD), donde se miden seis escalas: depresión, inutilidad, ansiedad, irritabilidad, problemas de pensamiento y síntomas psicofisiológicos.
Los encuestados fueron elegidos de manera aleatoria entre aquellos menores que cumplían los requisitos y que acudieron a la consulta del médico en uno de los cuatro centros en los que trabajan los investigadores: el servicio de Pediatría de la Clínica Santa Isabel; el Servicio de Asistencia Integral de Pediatría; el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa; y el centro de salud Amante Laffón, del Distrito Sanitario Sevilla, en el barrio de Triana.
Tras el análisis de datos, y en contra de lo publicado recientemente en estudios previos, la principal conclusión obtenida en este trabajo es la "ausencia de alteraciones significativas en el estado emocional de los niños sevillanos", según apunta la doctora Quero, que considera que el hecho de que el cuestionario haya sido realizado directamente por los niños y no por sus padres y que se haya realizado físicamente en consulta y no por internet, son dos de las claves que han marcado las diferencias.
"Después de muchos titulares en los que se ha dicho que los niños lo están pasando muy mal, hay que decir que la capacidad de adaptación nos ha sorprendido. Empezamos este trabajo pensando que nos íbamos a encontrar a los niños con niveles de ansiedad altos o deprimidos, pero el resultado es que los parámetros estudiados se encuentran dentro de la normalidad, es decir, con cifras que son comparables a antes de la pandemia. Esto es una buena noticia que supone poner un punto de cordura ante el alarmismo que se ha creado. Lo estamos pasando muy mal, pero algo se está haciendo bien en la pandemia porque la salud mental de los menores no presentan alteraciones y se están adaptando muy bien", afirma.
El doctor Cristóbal Coronel, pediatra en el centro de salud Amante Laffón y otro de los investigadores, considera fundamental el trabajo realizado por los padres y los maestros durante este periodo. "Los colegios lo están haciendo muy bien y eso es un detalle importante en los resultados que hemos obtenido. A los niños se les está explicando muy bien las cosas que tienen que hacer y, ellos, simplemente las asumen sin protestar mientras que los mayores lo cuestionamos todo y de ahí que exista la llamada fatiga pandémica, que cada vez va a más", matiza el facultativo.
También apunta el pediatra al buen acogimiento, en general, de los niños al periodo de confinamiento dado que, en muchos casos, supuso "la recuperación de sus padres". "Algunos chicos han ganado absolutamente en tranquilidad porque pasan más tiempo con sus progenitores. Además, el uso de las nuevas tecnologías también ha hecho posible no perder los contactos sociales", destaca.
La misma opinión comparte otro de los investigadores, el pediatra Pedro de León Molinari, del Servicio de Asistencia Integral de Pediatría. "Estos resultados valen para transmitir mucha tranquilidad a los padres porque ponen de relieve que lo que estamos viviendo no está pasando tanta factura en los menores como se presumía al principio, aunque es verdad que en la consulta diaria ya lo percibíamos así", manifiesta.
EL doctor coincide con el resto de investigadores en el hecho de que el perfil de los encuestados, todos niños con un nivel socioeconómico medio o alto, ha podido influir positivamente en los resultados obtenidos porque "son niños que viven en casas con mayor espacio y más fácil acceso a nuevas tecnologías".
El equipo de investigadores participantes en la realización de este estudio lo completa el también pediatra Rafael Espino Aguilar, del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, y la psicóloga infantil, María Ángeles Moreno Montero-Galvache, del Servicio de Asistencia Integral de Pediatría.
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