Pediatras sevillanos detectan en sus consultas el aumento de casos de estreptococo A
salud
Los profesionales defienden que saben "perfectamente qué hacer" ante esta infección y transmiten tranquilidad a los padres
Vinculan este escenario con la explosión viral tras la pandemia
Andalucía vigila el aumento de infecciones por estreptococo A, sin casos graves por el momento
Estreptococo A: síntomas, tratamiento y recomendaciones
Los pediatras sevillanos están detectando más casos de estreptococo A entre los menores, en su mayoría leves, después de casi tres años prácticamente sin diagnosticar ninguno. El aumento de la incidencia de esta infección bacteriana que ha hecho saltar las alarmas en Reino Unido y que ha provocado dos muertes en Madrid, también se nota en Sevilla. La coordinadora de Pediatría del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud, María José Lirola, así lo confirma. "Sí, es la sensación que tenemos en las consultas estos días. Estamos viendo más casos de streptococcus pyogenes, pero también es verdad que, de momento, en Andalucía no se han diagnosticado casos graves", aclara la profesional.
Esta bacteria, que circula varias veces al año, sobre todo con los cambios de temperatura y estación, ha sufrido, como el resto de gérmenes y virus los efectos de la pandemia de Covid, que prácticamente ha impedido su circulación durante casi tres años. Ahora los niños no tienen anticuerpos, es decir, no tienen esa memoria inmunológica tras pasarse dos temporadas sin contacto con una infección que provoca principalmente irritación de garganta o fiebre como cualquier otro catarro. "De ahí la complicación", aporta la pediatra.
La segunda infección más frecuente que puede desencadenar esta germen es la escarlatina, que es cuando pasa de la garganta a la sangre y de ahí a la piel que se pone roja. El estreptococo también es responsable de impétigo, de las cardiopatía reumática y la situación de máxima gravedad es la enfermedad invasiva que se manifiesta en forma de septicemia o meningitis, aunque estos últimos son casos muy raros. En cambio, "es la causa más frecuente de la faringoamigdalitis bacteriana en los niños a partir de los 3 y 5 de edad", apostilla la pediatra.
Las alarmas se dispararon el pasado día 2 de diciembre cuando Reino Unido comunicó que estaba registrando un aumento de las infecciones por esta bacteria, sobre todo en niños de 1 a 4 años y también entre los mayores de 75 años. Las últimas informaciones indican que, hasta la fecha, unos 15 menores han fallecidos por la presentación grave de esta enfermedad. Reino Unido detectó esta situación porque en ese país, a diferencia de España, es una enfermedad de declaración obligatoria. Por eso, pudo saber que la incidencia en menores de 1 a 4 años pasó de un 0,4 casos por 100.000 habitantes en el año 2019 a los 2,3 casos de este año. En España no hay datos, pero la Comunidad de Madrid hizo una búsqueda retrospectiva y descubrió que había tenido 14 ingresos por esta causa y dos fallecidos. En Andalucía no constan hospitalizados por casos graves y la Consejería de Salud y Consumo, a través de la Red de Vigilancia Epidemiológica de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, ya ha declarado la infección como un evento de interés en Salud Pública.
"Estamos todos en alerta porque es verdad que es un germen que a todos nos da respeto, porque puede ser muy agresivo, y los pediatras lo tenemos siempre en la cabeza, pero hay que tener cuidado y no alarmar en exceso a la población. Tenemos armas contundentes para diagnosticarlo y sabemos perfectamente qué hacer y cómo tratarlo", explica la pediatra.
En esta línea, María José Lirola llama a la calma. "Es un germen que vive con nosotros y que conocemos bien. Sabemos a los que nos enfrentamos", aclara. Para su diagnóstico, los pediatras cuentan con el llamado estreptotest, que se hace en menos de cinco minutos y que permite saber si se trata de un virus o de una bacteria. Si es una bacteria el resultado sería positivo y el médico recetaría el antibiótico correspondiente, normalmente amoxicilina durante una semana.
"Por lo general, es un germen que solemos diagnosticar bien y que tiene unos síntomas muy característicos. Los test rápidos tienen una sensibilidad bastante alta y el hecho de que sean negativos nos da seguridad de que no estamos ante una infección bacteriana", explica. "En cualquier caso, si tenemos dudas, y vemos un cuadro muy típico, ponemos antibiótico y hacemos un cultivo para quedarnos más tranquilos, pero eso sería sólo de forma excepcional por alta sospecha y test negativo", añade.
Dicho esto, la doctora pide a los padres "sentido común" para vigilar la evolución de los menores en caso de síntomas compatibles. "A los padres les decimos que hay que ver la evolución porque se empieza con síntomas catarrales y hay que ver si hay cambio clínico para volver a evaluar. Una señal es que los procesos bacterianos graves Streptococcus pyogenes producen una afección del estado general, es decir, tenemos un niño que está decaído, que no tiene ganas de jugar, y eso siempre es un síntoma que puede alertar de que un proceso grave está en marcha", concluye.
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