Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
LAS PLAZAS MÁS BONITAS DE SEVILLA
Visitar el Real Alcázar de Sevilla es casi obligado si se visita la ciudad. La Puerta del León, junto a la calle Santo Tomás, es un hervidero cada día de turistas ávidos por ver sus majestuosos palacios y jardines. Pocos tienen la suerte de entrar al Alcázar por otra de sus puertas, la del Patio de Banderas, llamada así por el haz de banderas pintadas sobre su arco de entrada.
El Patio de Banderas, inserto en la muralla del Alcázar y al que se accede desde la Plaza del Triunfo, fue construido por Abderramán III en el siglo X. Comenzó siendo conocido como la Dar Al-Imara o casa del Príncipe y se accedía a él por una puerta ahora cegada que está en la calle Joaquín Romero Murube. Más tarde, Felipe V, en 1729, la reconvirtió en armería, para lo cual estaba destinada en su origen.
En los siglos XIX y XX el Patio de Banderas sufrió varias reformas urbanísticas que han dado como resultado el actual. El aspecto que presenta en la actualidad es el de un espacio rectangular rodeado de casas con una acera pavimentada con losas de Tarifa de gran tamaño, material utilizado en la ciudad hasta el agotamiento de su canteras. En el centro hay un recinto arbolado con una doble hilera de naranjos, enlazados entre sí por canalillos, al igual que el patio de los naranjos de la Catedral. La fuente central, que no es la primitiva, es obra del escultor José Lafitta Díaz, autor también de la Plaza de la Virgen de los Reyes.
Su gran extensión, 1.441 metros cuadrados, permite ser un lugar adecuado para pasear y adentrarse en el barrio de Santa Cruz, ya que no sólo sirve de puerta para el Alcázar. Un pequeño e intrincado pasaje lo conecta con la bella calle Judería. La ubicación de esta plaza, entre la Catedral y el Alcázar, también la convierte en un mirador a ras de suelo de la Giralda.
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