El Patio de Banderas del Alcázar de Sevilla: una joya patrimonial con dos mil años de historia
El Ayuntamiento, tras comprar la casa 7-8 con los restos del Palacio de Al Mutamid, pone sus miras en las viviendas 2 y 10, que también enmascaran los restos del recinto primitivo de los siglos XI y XII
La cripta arqueológica cuentas con importantes vestigios de distintas épocas
Román Fernández-Baca: “El Alcázar tiene que mirar inevitablemente al Patio de Banderas”
Más de dos mil años de historia reunidos en un sólo lugar. Sevilla ha puesto sus miras, al fin, en la recuperación del Patio de Banderas del Alcázar. Este recinto esconde en el interior de sus casas los restos del palacio fundacional, del siglo XI; y en su subsuelo, en la cripta arqueológica, se encuentran los restos romanos de un almacén portuario. Una reciente investigación sobre este espacio ha revelado que la ciudad fue asolada por un gran maremoto que causó estragos. El Patio de Banderas está plagado de tesoros, como la puerta de acceso al primitivo Alcázar que también se encuentra enmascarada por una de las viviendas. Desde la dirección del monumento y desde el Ayuntamiento, responsable de la gestión, son importantes las acciones y los planes a corto y medio plazo para darle a este recinto la importancia debida. Así lo ha dicho en reiteradas ocasiones el alcaide, Román Fernández-Baca: "El Alcázar tiene que mirar inevitablemente al Patio de Banderas".
La formalización hace unos días de la compra de las casas 7-8 del Patio de Banderas ha sido sólo el punto de partida de la estrategia municipal para la recuperación progresiva de todo el recinto. Esta vivienda, comprada al Estado por unos cuatro millones de euros, conserva los restos del palacio fundacional del Alcázar, cuyas estructuras fueron rescatadas y estudiadas entre los años 2012 y 2018 por el equipo de arqueólogos que encabeza Miguel Ángel Tabales. Diario de Sevilla fue pionero en informar sobre el hallazgo de los vestigios de esta residencia que parece razonable adscribirla al periodo abbadí, concretamente al final del reinado de Al Mutadid y al gobierno de su hijo Al Mutamid (finales del siglo XI).
Una vez que el Ayuntamiento ha asumido la titularidad de las casas, se iniciará la contratación de las obras que, con un presupuesto aproximado de 185.000 euros, permitirán garantizar especialmente la seguridad de las visitas guiadas en un inmueble adquirido en bruto. A corto plazo se deben celebrar unas jornadas de puertas abiertas para que los sevillanos puedan conocer este inmenso patrimonio recuperado, Estas visitas serán limitadas, con un recorrido general que incluirá previsiblemente la terraza, que permite la una visión en altura del Patio de Banderas, el Alcázar y el entorno de la Catedral.
Más a medio y largo plazo se elaborará un proyecto de puesta en uso del edificio. Para ello, se procederá a la musealización de las casas 7-8, con los restos del palacio fundacional y el primer recinto y su incorporación a la visita general del conjunto del monumento. De manera paralela, se elaborará un proyecto de acondicionamiento general de las viviendas y se procederá a la incorporación de distintos servicios públicos complementarios para la atención a visitantes y de los que ahora se carecen y para infraestructuras necesarias del Real Alcázar de Sevilla, como pudieran ser un almacén arqueológico, el archivo, o una sala de audiovisuales. Las visitas guiadas a las casas 7-8 se realizará conjuntamente con la cripta arqueológica.
Con la compra de la casa 7-8 se abre para un futuro próximo el proceso para llevar a cabo la reforma de la Puerta del León. Esta operación es clave para contar con una amplia zona de acogida de los visitantes en el interior de las murallas. Para ello, se contempla derribar algunas construcciones modernas. Gracias a estas actuaciones se podría acceder a un importante lienzo de muralla que recorre el recinto, también a la casa 7-8 8, que tiene adosada una de las torres de la Puerta del León.
Las casas 2 y 10, en el punto de mira
Tras esta compra, el Ayuntamiento ha puesto sus miras en otras dos viviendas: la 2 y la 10. La primera se sitúa en el sector más noroccidental del Patio de Banderas y es una prolongación de las casas 7-8 y, por tanto, conserva restos del palacio primitivo. Como explicó Tabales a este periódico, "el palacio fundacional se oculta bajo los muros y cimientos de las 9 casas que ocupan el flanco noroccidental del Patio de Banderas, siendo el inmueble 7-8 el de mayores dimensiones. El palacio tenía unas dimensiones de 2.212 m2 y ocupaba el 26% del espacio total del primer recinto. A nivel formal, era casi idéntico al de la Contratación".
En concreto, esta casa alberga en alzado más de un tercio de la sala principal del palacio. Se mantiene en un magnífico estado de conservación buena parte del forjado que cubre la pieza central de la sala, así como la alcoba oriental, que, en este caso, se encuentra íntegramente conservada hasta su nivel de coronación mediante una bóveda de nervaduras. Asimismo, tanto su patio interior como las dependencias que lo rodean, podrían pertenecer a las estancias privadas del palacio, siendo la zona pública la que se ha recuperado recientemente en el interior del inmueble 7-8.
En la actualidad, Patrimonio del Estado mantiene vigente el alquiler a un arrendatario particular, por lo que estas piezas de un valor histórico y patrimonial incalculable carecen de una figura de protección que vele por su conservación, descontextualizándolas y eliminando, de ese modo, cualquier posibilidad de integrarlas en el palacio al que pertenecen.
Por otro lado, la adquisición del primer palacio del Alcázar ubicado en la casa 7-8 por parte del Ayuntamiento constituye la necesidad urgente de cambiar este paradigma, pues su apertura a la visita pública pone de manifiesto el desajuste patrimonial que se produjo en el año 1931 al privar al Alcázar de su pieza principal.
El Ayuntamiento considera que la alcoba de la casa 2 debería formar parte de la visita pública del palacio islámico de la casa 7-8, pues sin el acceso a la misma, la lectura de la nave principal descubierta sería muy limitada. Por otro lado, esa estancia está vacía, sin uso y conectada mediante puertas con la casa 7-8, con lo que no se produciría colisión de intereses de ningún tipo.
Al igual que esta alcoba, tanto el patio islámico como las dependencias en la práctica totalidad del edificio de la casa 2, están ahora vacías y sin uso. Con lo cual sería de vital importancia poder acceder, al menos, al patio, si no ahora, en un futuro cercano, puesto que es uno de los vestigios islámicos conservados más importantes del alcázar primitivo.
La importancia de la casa 10 tampoco es baladí. De todas las casas que formaron parte esencial del conjunto palatino islámico, es la única perteneciente a los recintos fundacionales, junto con la 9, que penetra de manera tosca e injustificable dentro del núcleo de edificación cedida al Ayuntamiento de Sevilla en 1931. Su factura es reciente si atendemos a su configuración como vivienda a inicios del siglo XX, pero sus muros mantienen el alzado íntegro de varias estancias pertenecientes al palacio almohade del Yeso, uno de los iconos de la arquitectura islámica española.
Se sitúa entre el apeadero de ingreso al monumento, construido por Vermondo Resta en 1610, y el Patio del Yeso y Cuarto de Don Fadrique, fechados en los siglos XII y XIV respectivamente. En su interior se conserva íntegramente en planta alta la nave meridional del palacio almohade y mantiene como pavimento la techumbre forzada que hoy cierra a media altura respecto a la original, dicha estancia palatina. En sus muros deben conservarse huellas de la armadura original y tal vez algo de decoración almohade. Por otra parte, el lado oriental es también original, dándose la paradoja de que abre ventanas al mismo patio islámico.
En su medianera sur, topa con el cuarto medieval del Maestre lo que lo hace intransitable y lo convierte en una dependencia aislada. En el lado este, sus estancias ocupan el espacio en el que originalmente, antes de la construcción del apeadero, se ubicaba otro palacio islámico ya desaparecido. En esa zona se abren posibilidades interesantes para la investigación del subsuelo y sobre todo para habilitar pasos con la sala superior del apeadero, imprescindibles para la optimización de su acceso.
Por otro lado, la casa 9 conserva partes importantes del palacio islámico del Yeso, tales como la alcoba oeste de la nave norte, manteniendo incluso restos importantes de decoración medieval. Mantiene las taquillas de la trifora original de dicha nave, hoy cegada, así como una puerta ornamentada, actualmente cegada que comunicaría con el gran palacio de la casa 7-8.
En el bajo de esta vivienda se instalaron las nuevas taquillas del recinto. Durante las obras, salieron a la luz las fábricas originales de tapial del siglo XI. Unos vestigios históricos que quedaron integrados en los trabajos de rehabilitación.
En definitiva, las dependencias y casas citadas, en especial la casa 10, deberían a pasar a formar parte del recinto visitable del alcázar.
La importancia de la cripta arqueológica
Las excavaciones llevadas a cabo hace una década en el subsuelo del Patio de Banderas depararon el hallazgo de importantes restos pertenecientes a distintas épocas de la historia sevillana. A un metro de profundidad del rasante actual -estabilizado en 1929 para la Exposición Iberoamericana- los arqueólogos se toparon con parte de viviendas árabes, datables en el siglo XI. A una profundidad de casi dos metros los vestigios aparecidos pertenecen a la Sevilla visigoda (S. V), de la que son de especial interés elementos decorativos de carácter religioso. A una cota un poco inferior se hallaron restos romanos de la época imperial (S. II). La siguiente etapa histórica se encuentra ya a cuatro metros y medio de profundidad y en ella se han encontrado materiales y restos de viviendas propias del siglo I antes de Cristo, coincidentes con la república romana. Recientemente se ha dado a conocer una interesante investigación que arroja luz sobre la historia de la ciudad y un suceso ocurrido en época romana. Concluye que un violento maremoto inundó el barrio portuario extramuros, en lo que hoy es el Patio de Banderas, causando estragos en la ciudad.
La cripta arqueológica juega un papel clave en el futuro del recinto. Para su rehabilitación y apertura a las visitas se va a solicitar una ayuda al Estado mediante el programa del 1,5% Cultural. Para su consecución, el Alcázar ya trabaja de la mano con la Gerencia de Urbanismo.
Con la apertura de la cripta, la casa 7-8 y las murallas, la visita al Alcázar incorporaría unos atractivos de enorme interés que, además, permitirían ampliar el número de visitantes del recinto. Pero la mirada hacia el Patio de Banderas incluye también una vertiente cultural. La intención es colaborar de manera activa con las tres instituciones que tienen allí su sede: la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, la Fundación Baremboim y la Agencia de la Biodiversidad.
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