Partículas a mil por hora
El Centro Nacional de Aceleradores despeja incógnitas científicas usando la física
Un piloto naranja que indica la ausencia de peligro por radiación custodia cada una de las salas con paredes hormigonadas que flanquean el camino hacia los tres aceleradores que denominan el Centro Nacional de Aceleradores de la ciudad hispalense.
Este organismo, nacido en 1997 a partir de un acuerdo entre la Universidad de Sevilla, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, coopera con la comunidad científica andaluza, española e internacional y con empresas públicas y privadas en el desarrollo de proyectos científicos y tecnológicos. Además, facilita la utilización de sus infraestructuras a los investigadores interesados en aplicar las técnicas de las que dispone a la resolución de sus hipótesis científicas. Hoy en día, el CNA está vinculado a la Junta a través de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.
El Tándem Van de Craff fue el primer acelerador del que dispuso el centro. Llegó en 1998 y su función consiste en acelerar protones, partículas alfa y una gran variedad de otros iones mediante la generación de una elevada diferencia de potencial que pueden alcanzar los 3 millones de voltios.
Los procedimientos empleados por esta maquinaria no dañan las muestras y se aplican en campos de muy diversa índole. Desde descubrir que una de las piezas del tesoro del Carambolo pertenecía a un poblado foráneo, por su estilo y las diferentes propiedades del oro del que estaba hecho, a comprobar la evolución de la limpieza de los suelos donde se depositaron los vertidos de Aznacóllar en abril de 1998, mediante el examen de sus niveles de cobre, estaño, arsénico y plomo; pasando por distinguir la autenticidad de una obra pictórica u ordenar cronológicamente las páginas de un manuscrito estudiando los componentes de su tinta .
El ciclotrón fue la segunda adquisición del CNA. Es un acelerador de partículas circular que acelera los iones y los hace girar en órbitas de radio y energía crecientes a través de la aplicación combinada de un campo eléctrico oscilante y otro magnético. Para completar su instalación cuenta con un laboratorio de radiofarmacia equipado con celdas blindadas y módulos automáticos de síntesis química donde se preparan los radiofármacos necesarios para realizar exámenes a los pacientes. El ciclotrón emplea un sistema que le permite efectuar estudios vasculares y detectar tumores de un tamaño mucho menor al que es capaz de identificar el equipo de cualquier hospital.
El tercer y último aparato que ha llegado al CNA es el Tandetron A.M.S. Su funcionamiento estriba en una combinación de técnicas de espectrometría de masas habituales en las que se selecciona la masa y la carga de los componentes de un haz mediante campos electrostáticos y magnetostáticos. Esto se consigue gracias a la existencia de tres zonas: una de baja energía, donde se encuentran la fuente y el inyector de iones; el propio acelerador, que incrementa la energía de las partículas, y la zona de alta energía en la que se identifican las partículas que se quieren analizar. Este equipo es útil en los ámbitos de la física nuclear, la arqueología, la astrofísica, la biomedicina, la geología y el medio ambiente.
En sus comienzos, el Centro Nacional de Aceleradores se dedicó a la realización de estudios de gran envergadura para lograr darse publicidad y hacer que los investigadores se interesasen por su labor. Actualmente, ofrecen sus servicios como si de una empresa se tratase, pero no cesan en su empeño de divulgar aquello que acontece entre sus muros. Por ello, cada viernes organizan varias visitas guiadas en las que muestran a los alumnos de centros escolares el funcionamiento de los aceleradores y los animan a involucrarse en las explicaciones formulándoles cuestiones relacionadas con la física.
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