París quiere evitar el calor de Sevilla por el cambio climático
Medio Ambiente
El concejal de Transición Ecológica de la capital francesa presenta un decálogo de medidas para hacer frente a veranos de más de 40 grados
Plantea cambios en “la doctrina urbanística” de la ciudad
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París quiere evitar el calor de Sevilla. La capital francesa ya sabe lo que es vivir veranos con el termómetro por las nubes. Sus responsables municipales también son conscientes de que esta situación será cada vez más habitual, como efecto directo del cambio climático. Por tal motivo, su concejal de Transición Ecológica, Dan Lert, ha presentado un decálogo de medidas para hacer frente a un clima similar "al de una ciudad como Sevilla". Entre ellas se incluyen cambios que afectan al modelo urbanístico que ha imperado en la ciudad, protegido patrimonialmente.
Cuatro olas de calor en el verano de 2023 han servido para que Sevilla sea tomada como un auténtico infierno cuando llega la temporada estival. Máximas de hasta 43 grados con las que ha habido que lidiar los dos últimos meses y que han obligado a un confinamiento domiciliario hasta altas horas de la noche.
Pese a que Andalucía siempre se ha considerado como referente de región calurosa, esta situación meteorológica empieza ser habitual en otras zonas de España que hasta ahora escapaban de la canícula.
Temperaturas extremas que no sólo se registran en la Península Ibérica, sino en ciudades europeas como París. Una tendencia que irá a más los próximos años, lo que provocará que la capital francesa no se distinga mucho de Sevilla –en el clima– cuando lleguen los meses de verano. No en vano, en julio de 2019 marcó su récord histórico, con 42,6 grados. Este 2022 pasará por ser el año con mayor cúmulo de días de calor.
17.000 árboles más
“Una contrarreloj contra la crisis climática”. Así ha definido el concejal parisino Dan Lert el programa a desarrollar para hacer frente a los futuribles 50 grados. Un auténtico decálogo que concierne a la vegetación, el tráfico y la arquitectura predominante. La inversión prevista para llevarlas a cabo ya se ha calificado de “millonaria”. Los próximos Juegos Olímpicos (que tendrán lugar en 2024) servirán de acicate para ponerlas en marcha.
Muchas de estas medidas ya se plantearon en su día en Sevilla (con una ejecución, en la mayoría de los casos, lenta y no siempre satisfactoria). Entre ellas, una mayor dotación de sombra a través de la plantación de 17.000 árboles en el próximo trienio. En esta misma línea, el edil parisino propone eliminar plazas de aparcamiento (con la consiguiente reducción del tráfico privado) para convertirlas en zonas verdes. A ello también contribuiría suprimir el 40% del asfalto que cubre las vías de la ciudad.
Pero lo que más llama la atención de este decálogo son las medidas que conciernen al modelo arquitectónico que impera en la Ciudad de la Luz desde el siglo XIX. Fue en esta centuria, con el triunfo del estado liberal, cuando el Barón Haussmann ideó los edificios que a partir de entonces recibirían su apellido, al mantener una fisonomía similar. Destacan por un componente común en los tejados que cubren las famosas buhardillas parisinas: el zinc, un material ideal para combatir el frío, pero que logra el efecto contrario en días tórridos. Están presenten en los famosos tejados de pizarra, de los que en Sevilla hay un claro exponente en el edificio que pasa por ser el más parisino de la capital andaluza, la Casa de las Sirenas, en plena Alameda de Hércules.
Una nueva arquitectura
Bajo estos techos, y con un verano a más de 40 grados, la sensación térmica llega a duplicarse, por lo que se puede sentir hasta 80 grados, según los expertos. Por tal motivo, Lert propone que tales tejados se cubran con elementos vegetales o se pinten con colores claros, como era costumbre en Andalucía cuando se encalaban las fachadas de las casas. Eso sí, tal medida supone alterar por completo la estética urbana de París, que cuenta con protección patrimonial. Por tal motivo, el concejal de Transición Ecológica pide a los arquitectos franceses aceptar esta modificación, puesto que “la doctrina urbanística de París cambiará para protegerse del cambio climático”.
Y entre estas medidas no falta otra que también se ha planteado en Sevilla más de una vez, especialmente cuando llegan las campañas de las elecciones municipales: poder bañarse en el río, en este caso el Sena. Una propuesta que ya hizo en los 80 el entonces alcalde Jacques Chirac y que, como en el Guadalquivir, sólo se ha quedado en promesa.
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