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El Parasol: talón de Aquiles

El verdadero sobrecoste del proyecto de remodelación es casi 8 millones de euros superior a la cifra oficial · El Ayuntamiento mantiene oculta desde diciembre la desviación presupuestaria, que es de 25,8 millones

Escaleras de acceso a la futura plaza elevada de la Encarnación.

09 de febrero 2010 - 05:03

Una media verdad. Acaso la peor de las mentiras. Una sinécdoque. El sobrecoste del proyecto Metropol Parasol, el complejo comercial que se está construyendo desde 2005 en la plaza de la Encarnación, no es el que públicamente ha reconocido el gobierno local -18 millones de euros, en números redondos- sino de 25,8 millones. Casi ocho millones de euros más de lo que hace tan sólo una semana anunció en una rueda de prensa el edil de Urbanismo y portavoz municipal del PSOE, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Son hechos.

La diferencia entre ambas cifras implica que, aunque el gobierno local efectivamente está dispuesto a asumir por ahora un sobrecoste de 18 millones de euros -ha abierto un proceso administrativo de largo desarrollo para liberar estos fondos, que todavía están pendientes del dictamen del Consejo Consultivo de Andalucía-, este dinero no permitirá, según los informes técnicos existentes, cubrir al cien por cien el sobrecoste integral del Parasol, que en realidad es notablemente superior. Tanto que, tan sólo con los imprevistos asociados al proyecto -los dos modificados oficiales, más la cantidad no reconocida por Urbanismo-, junto a la subvención de 25 millones entregada en su día a Sacyr, la empresa constructora, el dinero extraordinario que ha hecho falta para su construcción alcanzaría los 57,8 millones de euros. Mucho más del presupuesto oficial de licitación autorizado hace cinco años, que, según el pliego jurídico de condiciones, era de 51 millones para la obra completa. Integral.

El Ayuntamiento sabe, al menos desde el mes de diciembre de 2009, los números reales del Parasol. No son buenos. Ni desde el punto de vista presupuestario ni desde el político. La Encarnación va camino de convertirse en el talón de Aquiles de la coalición PSOE-IU. Durante casi dos meses ambos partidos han mantenido en el más estricto secreto los detalles económicos de la obra. Incluso cuando por fin han tenido que tomar la decisión de autorizar el desvío de nuevas ayudas económicas para continuar con los trabajos -que se encuentran al ralentí desde el verano- han camuflado ante los ciudadanos el verdadero desfase presupuestario al admitir exclusivamente la necesidad de afrontar un gasto extra de 18 millones, cifra que es notablemente inferior al sobrecoste real.

Los motivos del encarecimiento de las setas son diversos. El más importante es el singular proceso de diseño de la estructura de madera que será la imagen del complejo comercial. Hace cinco años, PSOE e IU contrataron las obras de ejecución sin que hubiera seguridad técnica alguna de que tal diseño podría construirse. El concurso de concesión se adjudicó a Sacyr exclusivamente sobre la base de un proyecto básico redactado por el arquitecto Jürgen Mayer, que, antes de hacerse cargo de la dirección de los trabajos, tan sólo tenía realizado un somero boceto de la idea. Sin muchos detalles.

La dificultad que implica construir esta estructura artificial de madera es la principal razón de la desviación presupuestaria del Parasol. Oficialmente, el gobierno local ha tomado la decisión de hacerla con una determinada técnica -pegando las diferentes lamas de madera con una cola especial que soportaría una temperatura de hasta 70 grados- después de descartar otras opciones. Todo el proceso de investigación que ha tenido que hacerse ha disparado el presupuesto original hasta el punto de que, según los técnicos, sólo el sobrecoste asociado a la estructura -sin contar el resto de conceptos- implica un encarecimiento de 18,4 millones de euros. Más o menos el dinero cuya liberación está ahora tramitando el gobierno local. Este hecho implica que para cubrir el resto de la desviación presupuestaria deberá acometerse en su momento otro nuevo modificado -sería ya el tercero- o, en su caso, pactar con Sacyr la alteración parcial del contrato de explotación del Parasol, cuya duración está fijada hasta ahora en 40 años. Son las dos únicas fórmulas posibles para cubrir los casi ocho millones de euros de desfase económico no reconocido hasta ahora en público por Urbanismo, posición, por otra parte, singular: existe abundante documentación técnica que confirma y demuestra tal cifra.

La segunda causa que explica el sobrecoste del proyecto es la relativa al equipamiento del futuro mercado de abastos que ocupará una parte de las galerías del complejo comercial. El proyecto básico, en teoría, contemplaba todos los elementos necesarios para que el mercado funcionase sin mayores problemas. Sin embargo, las negociaciones que han mantenido en los últimos meses los comerciantes de abastos con el Ayuntamiento han obligado no sólo a alterar el diseño original de los puestos -inadecuado, según algunas fuentes-, sino a incluir una serie de dotaciones extraordinarias -inexistentes además en el mercado actual- que han encarecido sustancialmente la previsión de gasto oficial. Y no precisamente en una cuantía menor: estas modificaciones, justificadas al amparo de la figura legal del "interés público" -concepto jurídico al que obligaba la legislación- se traducen en un incremento en relación al presupuesto original de 4,2 millones de euros. Una cantidad que permitirá dotar a todos los puestos de cámaras frigoríficas, vitrinas, encimeras e incluso nuevas básculas.

Los restantes capítulos que explican la desviación presupuestaria, un 50% superior a la contemplada en el proyecto original, motivo por el cual dicho expediente debe ser informado por el Consejo Consultivo de Andalucía, son de menor cuantía, aunque significativa. En materia de seguridad, los cambios introducidos en el proyecto básico suponen un gasto de 1,3 millones de euros. ¿En qué se gastará este dinero? En realizar pruebas de carga de todos y cada uno de los elementos estructurales del Parasol. Algo a lo que no obliga la legislación pero que Urbanismo cree básico para garantizar la seguridad de los usuarios del complejo comercial. Entre estos cambios se incluye la barandilla ya instalada en el mirador del complejo. También las instalaciones y servicios suponen una cuota nada despreciable de la desviación económica global. Algo llamativo si se tiene en cuenta que este aspecto , junto al relativo al fuego, podrían haberse tenido en cuenta dentro del proyecto original. Algo más de un millón de euros costará adecuar los parasoles a la normativa contra incendios y construir un nuevo centro de transformación eléctrica. El existente ahora en la Encarnación no es suficiente. El sobrecoste del pavimento -que ahora tendrá que soportar el paso de vehículos debido al cambio de criterio municipal- está valorado en 787.228 euros.

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