Pájaros de ciudad que desafían en Sevilla al coronavirus
Postales animadas de Sevilla
Tórtolas, palomas, cotorras, gorriones, águilas pescadoras o cormoranes deambulan por una Sevilla casi vacía
Martin Luther King aseguraba que "hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos". El confinamiento por la pandemia del coronavirus nos está obligando a aprender a marchas forzadas. La convivencia está siendo intensa en muchos hogares ante la prohibición de volar a otro país o nadar en las playas. Algo que sí pueden hacer los pájaros, a los que ningún decreto del Gobierno les puede coartar la libertad. Para posarse en una cornisa o beber en la fuente de un parque sin niños.
Tórtolas, palomas, cotorras, gorriones, águilas pescadoras o cormoranes deambulan por una Sevilla casi vacía. Desde las ventanas, muchos confinados se distraen viendo a los pájaros pasar. Cada bloque de pisos es un puesto de avistamiento de aves, como si del Parque Nacional de Doñana se tratase. Estos días sus cantos no molestan y resuenan sin coches. Nadie los espanta cuando se reúnen en las plazas, aunque tampoco nadie les da de comer. En el Parque de María Luisa nadie vende y nadie compra comida para las palomas, que se las tendrán que ingeniar hasta que el encierro decretado por el Gobierno les devuelva a sus visitantes.
Y lo hacen en un cielo cada vez más limpio. La falta de coches es proporcional a la calidad del aire en el que vuelan. La mano del hombre, que los tiene arrinconados en árboles y torres de la luz, les da una tregua. Ni el hombre ni el ave saben cuanto durará esta orden de alejamiento por el bien de todos. Mientras, cuidan de la ciudad desde el cielo.
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