El Padre Manjón, historia de un esfuerzo no recompensado
La comunidad educativa exige la mejora del centro para acoger a la gran cantidad de alumnos que se quedan sin plaza en los colegios concertados del casco antiguo
De la nada a la masificación. El colegio público Padre Manjón, en la Macarena, ha pasado en cuatro años de ser objetivo de demolición a la aglomeración de alumnos en sus aulas. Fue en 2004 cuando la comunidad educativa exigió que sus instalaciones se reutilizarán como colegio para los niveles de Infantil y Primaria ante el estado ruinoso de Los Altos Colegios. Estas infraestructuras, de 1937, se han quedado más que obsoletas para un uso que ya será permanente gracias al esfuerzo de padres y docentes por recuperar un espacio educativo público que desde la Consejería del ramo se creía perdido.
"Trasladar aquí un colegio es imposible", dijo la entonces consejera de Educación, Cándida Martínez. Una placa cerámica en el patio del colegio recuerda que "la lucha por la enseñanza pública ha demostrado que lo imposible es posible". Pero este esfuerzo no se ha visto recompensado por las administraciones.
El próximo curso, unos 225 niños podrán volver a los Altos Colegios tras su reforma. Se instalará allí una línea de Infantil y Primaria con nueve cursos. Pero aquí no termina el problema. Purificación Huertas, presidenta de la asociación de padres y madres de alumnos (AMPA), puntualiza que en el Padre Manjón se quedarán ocho aulas de Infantil, dos más de las que le corresponden a tenor del espacio físico y del deficitario estado en el que se encuentran sus infraestructuras.
Estas dos aulas las ocupan los alumnos que se han quedado sin plazas en los centros concertados del casco antiguo. Soledad Romero, también de la AMPA, puntualiza que "el problema no está en acoger a estos niños, sino en la masificación que se produce en Infantil con unas infraestructuras que no son las más adecuadas".
De hecho, para educar a estos 200 niños con menos de seis años ha sido necesario prescindir de biblioteca, sala de profesores y del aula matinal, cuyo servicio se sigue prestando, pero no en el espacio adecuado. El comedor, de reducidas dimensiones, acoge a 150 niños que tienen que dividirse en dos turnos. Los servicios están en precario estado. Los de la zona de recreo carecen de luz, las cisternas están a gran altura y con problemas de desagüe. El resto de aseos presentan problemas similares. En una planta de Infantil sólo hay tres tazas de váter para 90 niños. Se han adecuado espacios de usos múltiples -como una cafetería- para impartir clases."Esto es denigrante", denuncia Montserrat Sanz, madre de un alumno.
Jesús Gil, también de la AMPA, indica que en los presupuestos de 2007 del Ayuntamiento había una partida consignada para la instalación de la calefacción que aún siguen esperando. Tampoco tienen conocimiento de la partida destinada al arreglo de la zona de recreo de Infantil, donde se producen numerosos accidentes por los alcorques adoquinados. Soledad García, madre de un alumno, indica "que pedimos que pintaran un muro y los técnicos del Ayuntamiento se negaron porque no pertenecía al colegio".
La masificación no se detendrá en Infantil, sino que se prolongará en Primaria donde hay ocho aulas, una de ellas con 29 alumnos que ya se ha pedido que se desdoble en dos clases. "Aunque no haya espacio -dice Soledad Romero- los niños no pueden estar hacinados. No lo permite la ley." Su palabras las repiten todos los padres: "Sólo pedimos que recompensen el esfuerzo realizado por recuperar un colegio que estaba condenado a desaparecer".
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