Salud sin fronteras
La IA y la humanización
MI hijo necesita diálisis tres días a la semana y me sería imposible costear la ambulancia que lo traslada al centro médico". A sus 22 años, Alexandra Corretgé vive en el hospital Virgen del Rocío desde hace más de dos semanas, donde su hijo Kevin, de seis años, tuvo que ingresar, tras fallar el riñón que le cedió su abuelo hace poco más de diez meses. Francisco Moreno se convirtió en noviembre de 2011 en el primer abuelo en donar un riñón a un nieto. El trasplante se practicó en el Hospital Virgen del Rocío, pero lamentablemente no ha dado el resultado esperado. El pequeño Kevin necesita, de nuevo, diálisis para sobrevivir. Su vida depende de un riñón artificial, una máquina a la que se tiene que conectar tres días a la semana.
El día de diálisis, una ambulancia recoge a Alexandra y a su hijo, que viven en Almería, para trasladarlos al centro más cercano, que está en Málaga. Un trayecto de más de dos horas y media. En Almería no existe ningún centro de diálisis adaptado para niños. Tras la diálisis, esta madre y su pequeño tienen que esperar más de dos horas para que otra ambulancia los recoja y los traslade, de nuevo, a su hogar. El proceso, que tienen que hacer tres días a la semana, empieza a las cinco y media de la madrugada y termina a las tres de la tarde. Alexandra está en paro y su marido sólo ha encontrado un empleo eventual unas horas al día; les han denegado la Ley de la Dependencia, y la plena dedicación de esta madre a su hijo le impide buscar y encontrar trabajo. Ahora, tras la imposición del copago y la pretensión del Ministerio de Sanidad de cobrar por los traslados -no urgentes-- en ambulancia, esta mujer es clara: "No podría costear el traslado de mi hijo".
El drama de Eloísa
Los recortes del 15% en las ayudas a los dependientes, el copago sanitario y unos servicios públicos menguantes provocan estragos en las familias con enfermos crónicos. Es el caso de Eloísa Vázquez. La vida de su hija Elizabeth, que tiene 20 años, depende de una máquina que hace las funciones de sus riñones debido a la enfermedad crónica que padece. Necesitan el servicio de ambulancia para trasladarse desde el Viso del Alcor hasta Sevilla, para someterse a diálisis tres veces en semana. "A los 20 meses mi hija ya comenzó a necesitar diálisis y tras cuatro trasplantes, su vida sigue dependiendo del riñón artificial", explica esta madre. El temor a perder el servicio de ambulancias es compartido entre las familias de enfermos renales. Los ingresos familiares también menguan pero los gastos crecen. "Ahora pagamos medicamentos que antes eran gratis, la hipoteca y los precios suben; lo estamos pasando mal con los recortes", relata.
El padre de Elizabeth sufrió un infarto de corazón y su pensión se quedó en apenas 600 euros mensuales. Cardiópata crónico también tiene que costear ya parte de los medicamentos. El recorte de la ayuda que tenía concedida esta familia de la Ley de la Dependencia les resta ahora 80 euros al mes. Y el cuarto miembro de esta familia es el hermano de Elizabeth, Francisco, que tiene 28 años, no encuentra un trabajo estable. Un drama familiar que los recortes no hacen más que agravar.
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