El PSOE salva su plaza en Sevilla pese a la creciente sangría de votos
El PP acorta las distancias: se sitúa a sólo 32.000 votos en la provincia y se impone en la capital · Los populares conquistan nuevos bastiones 'rojos' · IU se recupera y coloca en Madrid a un diputado por Sevilla.
Sevilla se confirmó anoche como el último reducto, junto con Barcelona, del socialismo en España. El mapa de la provincia seguirá siendo rojo durante los próximos cuatro años. Pero la ventaja es escasa y confirma el espectacular avance del PP, que se quedó a poco más de 33.000 votos de protagonizar otro logro histórico que pone en serio riesgo la hegemonía del PSOE, que ha cedido un escaño al PP y otro a IU. Unos resultados que se celebraron con moderada alegría en la izquierda, que sigue cayendo cuesta abajo hasta en los pueblos de sus candidatos; y también en la derecha, que confiaba en una nueva hazaña, la de arrebatar la hegemonía al PSOE en la provincia, tras la victoria sin precedentes de los populares en la capital en mayo.
El popular Cristóbal Montoro, un cunero con escasísima notoriedad en la provincia, se acercó peligrosamente al veterano socialista Alfonso Guerra, un peso pesado en el que el PSOE depositó todas sus esperanzas para mantener su supremacía en la provincia y frenar la desintegración del partido. Anoche quedó claro, si había alguna duda, que la batalla trascendía a los nombres propios. Ni Montoro ni Guerra.
El PSOE jamás ha perdido unas elecciones, ni generales, ni autonómicas ni europeas en la provincia de Sevilla, pero los resultados de ayer confirman la debacle y obligan al partido a refundar una nueva estrategia para sobrevivir la próxima primavera, ante la cita de las elecciones autonómicas. Por primera vez, el PSOE ha sido derrotado en la capital en unas elecciones generales y el PP le ha sacado casi ocho puntos, al ganar en siete distritos, dos menos que en las últimas municipales.
El triunfo se celebró ayer en numerosas localidades del área metropolitana donde el PSOE no ha conseguido frenar la sangría de votos, incluso en bastiones como Alcalá de Guadaíra, cuyo alcalde revalidó ayer su plaza en el Senado, donde se dio una situación prácticamente de empate técnico, con 404 votos de diferencia, mientras que en 2008 el PSOE triplicaba al PP en respaldo.
El cambio echó a rodar en las pasadas municipales. Y ahora, por primera vez, el PP se ha impuesto en Écija en unas elecciones generales, mejorando incluso la marca de las municipales. Hay otros ejemplos: el PSOE siguió desangrándose en Los Palacios -Alcaldía arrebatada por IU y ahora por el PP- o Lebrija, tradicionales reductos socialistas.
Anoche, cuatro años después, el mapa provincial dio la vuelta. El PP obtuvo más del 38% de los votos, superando ampliamente la marca de 2008 e incluso la de mayo de este año.
Las primeras encuestas a pie de urna que manejaron los populares sevillanos ya apuntaban que las distancias se estaban acortando con una tendencia a igualar los resultados. De hecho, la previsión del PP temía un descenso de votos en la capital, que al final no se ha cumplido, y una subida en la provincia, donde en las pasadas elecciones municipales se inició el proceso de descomposición socialista y el PP fue la fuerza más votada en 18 municipios, frente a los sólo dos que conquistaron en 2008, Espartinas y Tomares. Desde ayer cuentan con 17 pueblos.
El principal temor de los socialistas ha sido, una vez más, su dificultad para movilizar a su electorado y la elevada abstención, que ayer se situó en el 27,7%. En mayo lograron salvar los muebles, pero el esfuerzo del partido ha sido insuficiente. El cabeza de lista al Congreso del PSOE por Sevilla, Alfonso Guerra, animó la mañana electoral despreciando las "banalidades y tonterías del PP" que auguró el vuelco, y aseguró que las encuestas son siempre relativas. Pero, al final, los sondeos confirmaron el peor escenario para los socialistas, que se resistieron durante las primeras horas de la noche a hacer valoraciones.
IU había albergado durante toda la campaña la esperanza de lograr representación en el Congreso de los Diputados y, al final, José Luis Centella, cabeza de lista de la coalición de izquierdas por Sevilla, tendrá su escaño después de ocho años. Fue otra de las grandes sorpresas de la noche electoral, en las que IU tomó prestados muchos votos socialistas.
Al igual que ocurrió en 2008, el partido de Rosa Díez se ha confirmado como tercera fuerza política en varios municipios, como ocurrió en la capital en las europeas de 2009 y ha vuelto a suceder ahora. En esta ocasión UPyD se ha colocado por detrás de IU, como cuarta fuerza en la provincia. Y el PA ha confirmado su carácter residual por debajo de un partido de reciente creación, Equo, que gana adeptos.
En el Senado, la hegemonía seguirá siendo el PSOE, que aportará a la Cámara alta tres senadores: el ex alcalde de La Rinconada, Enrique Abad, que acaparó más del 40% de los votos; la concejal de Dos Hermanas, Basilia Jurado; y el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones. Los tres repiten una legislatura más, mientras que el presidente de los populares sevillanos y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, un valor en alza en el partido, representará al PP en solitario.
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