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Obesidad: Un riesgo desde la infancia

Salud

Los problemas por el exceso de peso afectan al 13,9% de los niños. Las causas: el abandono de la dieta equilibrada, el sedentarismo, la pobreza y algunos contaminantes.

Obesidad: Un riesgo desde la infancia
Noelia Márquez

24 de octubre 2016 - 05:03

La obesidad, un problema de salud calificado como la epidemia del siglo XXI, afecta al 13,9% de los niños de dos a quince años; y supone un riesgo, desde la infancia, en la aparición de enfermedades vinculadas al exceso de peso como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, hepáticas, y algunos tipos de cáncer (riñón, vesícula biliar, hígado, páncreas, colon, esófago, ovario, endometrio, mama y próstata). La prevención, que debe comenzar desde la gestación, requiere de actividad física acorde a la edad y una alimentación basada en una dieta equilibrada, como es la mediterránea.

"En ningún momento se debe culpabilizar a las personas con exceso de peso que, en realidad, son víctimas de un entorno obesogénico", explica Begoña Gil, directora del Plan Integral Obesidad Infantil del SAS, al incidir en que "hay que ser escrupulosamente respetuosos con las personas con obesidad y atajar la estigmatización que los niños y adultos sufren por su exceso de peso en el medio escolar, laboral, social, etcétera".

Los niños que viven en entornos desfavorables o empobrecidos, con dificultades para acceder a alimentos frescos y de calidad, presentan más riesgos de sufrir obesidad y sobrepeso. "Hay menos espacios para que los niños jueguen de forma segura (esto es particularmente importante para las niñas) y los problemas que acompañan a una vida llena de privaciones hace que se piense en el corto plazo y no en la salud en el futuro. Los alimentos ricos en azúcares y grasas funcionan como algo que tapona el estrés y las frustraciones cotidianas", añade Begoña Gil.

En la población infantojuvenil, desde 1999, el sobrepeso ha aumentado en cinco puntos porcentuales y la obesidad en 1,5 puntos, según los últimos datos de la Encuesta Andaluza de Salud. Estudios recientes desvelan cierta estabilización en la incidencia de la obesidad en niños de seis a quince años. Respecto a otras provincias andaluzas, Sevilla, junto a Cádiz, arroja los datos más elevados en obesidad infantil, según la última Encuesta Andaluza de Salud (2011-2012).

"La obesidad ha aumentado en todos los grupos y ahora nos preocupan mucho dos grupos de edad: la correspondiente a los niños de entre 6 y 9 años; y la obesidad en las mujeres en edad fértil por las consecuencias que tiene para su salud y para su descendencia", asevera la responsable del Plan Integral de Obesidad Infantil de Andalucía. Los expertos advierten que la prevención debe comenzar desde la gestación. "La vida fetal puede constituir un periodo crítico para el desarrollo de la obesidad y enfermedades crónicas, en épocas posteriores de la vida. Recién nacidos de más de cuatro kilos de peso, y en especial si son hijos de madres diabéticas y/u obesas, tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad y comorbilidades asociadas, incluido el síndrome metabólico", recuerda el doctor José Antonio Bermúdez, especialista en Endocrinología Pediátrica en el Hospital Macarena.

El factor epidemiológico de riesgo más importante para el desarrollo de la obesidad en la edad pediátrica es la obesidad de los padres: entre el 70% y el 80% de los niños obesos poseen, al menos, un progenitor obeso. Este factor obedece a la influencia de factores genéticos y ambientales. "El modelo de alimentación de los hijos, sus gustos y rechazos, tiende a imitar a sus padres", recuerda el doctor Bermúdez.

Otro factor de riesgo son los contaminantes, entre los que se encuentran algunos pesticidas, plásticos, metales pesados, algunos fármacos, y contaminantes del aire. "Hay cada vez más información sobre el papel que juegan algunos productos contaminantes que actúan como disruptores endocrinos -alteran el equilibrio hormonal- y que favorecen también, junto con la alimentación desequilibrada y la falta de ejercicio físico, el desarrollo de la obesidad", aclara Gil.

Un estilo de vida marcado por el exceso en el consumo de productos procesados, que son más asequibles que los frescos, y el sedentarismo incide directamente en la epidemia de la obesidad. En una sociedad de consumo, la oferta de un número cada vez más elevado de alimentos con gran atractivo organoléptico y social para niños y adultos a precios asequibles "favorece la ingesta frecuente de alimentos de elevado índice glucémico, que contienen azúcares refinados (cereales, zumos, pasteles, bollería, etcétera), el consumo excesivo de cárnicos, comida rápida, que junto al menor consumo de frutas y verduras, incrementan el riesgo de obesidad, enfermedad cardiovascular y diabetes, en adolescentes y niños", añade el doctor Bermúdez. En este contexto, el V Estudio CinfaSalud, avalado por la Sociedad Española de Pediatría Hospitalaria y Atención Primaria, revela que ocho de cada diez niños andaluces ven la televisión o manipulan una pantalla táctil o móvil mientras comen, el porcentaje más alto respecto al resto de comunidades autónomas.

El estudio, que está basado en un cuestionario on line a una muestra de 3.000 españoles con hijos de entre 6 y 12 años, revela además que los menores con este hábito sufren mayor sobrepeso y obesidad. La tendencia a la obesidad aumenta a medida que se incrementa el uso de estos dispositivos. Entre las medidas preventivas, el doctor Bermúdez aconseja que "las comidas se hagan en familia con un estilo lento de comer, tomando conciencia del acto de comer, como algo satisfactorio y gratificante, sin ver la televisión".

En cuanto a los tipos de alimento que ingieren los escolares andaluces, el 45,5% consume carne entre cuatro y siete ocasiones a la semana, pese a que los expertos aconsejan hacerlo sólo entre una y tres veces. Además, sólo el 15,8% de los niños andaluces toman pescado con la frecuencia recomendada -más de tres veces a la semana- mientras que únicamente uno de cada diez (10,2%) come verdura en más de siete ocasiones a la semana, como aconsejan los nutricionistas. Estos datos desvelan que los hábitos de los escolares se alejan cada vez más de una dieta mediterránea; y en cambio, es cada vez más frecuente el consumo de carne, dulces y comida rápida en la población infantil.

La responsable del plan de Obesidad Infantil considera que las estrategias para hacer frente a esta epidemia "deben enfocarse hacia un modelo ecológico que aborde las influencias ambientales y sociales que influyen en el comportamiento de las personas a la hora de hacer elecciones sobre alimentación y práctica de ejercicio físico. Entre estas medidas se incluyen apoyo a la lactancia materna, mejora del etiquetado de alimentos y bebidas y regulación del tamaño de los productos, entre otros".

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