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Nebrija: Más allá de la gramática de un hombre "moderno" que quería traer el Renacimiento a España

Real Academia de Buenas Letras de Sevilla

La Real Academia de Buenas Letras de Sevilla celebró una mesa redonda para conmemorar los 500 años de la muerte de Elio Antonio de Nebrija

¿Quién fue Elio Antonio de Nebrija?

El director territorial del Banco de Santander, Manuel de la Cruz; el director de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, Pablo Gutiérrez Alviz Conradi; y el Vicedirector de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y catedrático de Lengua Española, Antonio Narbona / Juan Carlos Muñoz

Para la mayoría de las personas, Elio Antonio de Nebrija es una referencia en el libro de texto donde se explica que fue el autor de la primera gramática castellana. Una especie de muletilla que se ha quedado fija en la memoria de los estudiantes y que se queda corta para explicar todo lo que supuso este personaje en la historia del español y que va desde ser uno de los impulsores de la llegada de la imprenta a España hasta ser capaz de corregir los cálculos a Colón en sus viajes. Un humanista en el amplio sentido de la palabra cuya figura fue glosada en la Academia de Buenas Letras de Sevilla por tres estudiosos de su obra.

Juan Gil, miembro de la RAE y que aboga por llamarle Lebrija en lugar de Nebrija; Rafael Cano, profesor del departamento de Lengua Española, Lingüística y Literatura de la Universidad de Sevilla y máximo responsable del Congreso sobre Nebrija; y Eva Díaz, escritora y periodista miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, expusieron diferentes aspectos del gramático como persona y estudioso.

Pero antes de empezar a desvelar a Elio Antonio de Nebrija, y tras la presentación del acto realizada por el director de la institución, Pablo Gutiérrez-Alviz Conradi y el director territorial del Banco Santander en Andalucía, Manuel de la Cruz, la nieta de José Lafita Díaz, el escultor de la estatua que Nebrija tiene en Lebrija, entregó en depósito la maqueta de la obra a la Academia.

La maqueta de la estatua de Antonio de Nebrija que la nieta de José Lafita ha entregado en depósito a la Real Academia de Buenas Letras / Juan Carlos Muñoz

Inmediatamente después, y en una mesa redonda moderada por el vicedirector de Buenas Letras y catedrático de Lengua Española de la Universidad de Sevilla Antonio Narbona, cada uno de los ponentes fue descubriendo diferentes aspectos de la vida del hombre que realizó la primera gramática de una lengua romance porque estaba convencido de que "el Reino de Castilla iba a expandirse y necesitaría un idioma con su gramática. Una idea, que estaba muy extendida entre los humanistas en Italia y de la que probablemente se empapara durante sus años de estudio en Bolonia", explicó Rafael Cano.

El académico de la RAE, Juan Gil, afirmó que Nebrija fue "el gran educador de la Castilla del siglo XV" porque su Introduccion Latinae se convirtió en la revolución de los estudiantes al cambiar el método de estudiar latín. "Él era un gramático, un maestro de una disciplina menor pero que daba las reglas que debían seguir los sabios del resto de disciplinas". Tampoco se libró de chocar con la Inquisición. "Los textos sagrados estaban inspirados por Dios, pero escritos por hombres y había que depurarlos de erratas. Si bien en un primer momento le embargaron los originales de la obra, más tarde con el cardenal Cisneros como protector, pudo publicarlos", comentó Juan Gil para dar una idea de lo que significó el trabajo de Nebrija en su época. Un hombre "único que no admitía competidor", en definitiva.

Por su parte, Rafael Cano se centró durante su exposición en la aportación al estudio del idioma. Por primera vez entran conceptos como ortografía, prosodia o sintaxis referidos estos dos últimos a la sílaba y el orden. "La mayoría del vocabulario técnico de Nebrija es el que aún existe", afirmó. Se refirió Cano también a las propuestas del gramático que no llegaron a cuajar como el uso del adjetivo delante del nombre o la intención de incluir una nueva letra, además de "un profundo elitismo por la desconfianza en los usos del idioma del pueblo y hablaba de la importancia del uso de los que tienen autoridad para ello". En cualquier caso, se trató de "una primera muestra completa de una codificación del castellano con consideración prescriptiva y que no tomará cuerpo hasta dos siglos después con la RAE".

La visión de la escritora y periodista Eva Díaz, autora de El sueño del gramático, se centró en el concepto de hombre "moderno" que no sólo se preocupó por la gramática, ortografía y sintaxis, sino que también protegió los derechos de autor al solicitar una pragmática a los Reyes Católicos cuando se dio cuenta de que circulaban copias de su obra o impulsó la imprenta.

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