Naves de Renfe: Casi 100 años de historia y 30 de proyectos fallidos
Nuevas infraestructuras en Sevilla
Las naves de San Jerónimo forman parte de un patrimonio que cuenta con casi 100 años de historia y que está en desuso desde hace exactamente 32. A propósito de este último aniversario, El ferrocarril en Andalucía, un colectivo que se dedica a difundir en redes sociales la historia ferroviaria a modo de pequeño museo fotográfico, se ha lanzado un álbum de fotos que recoge algunos de los hitos de conocido como depósito de San Jerónimo, donde estuvieron encuadradas las naves ahora en rehabilitación.
Según comentan, el origen está en otro más antiguo, el depósito de Macarena, perteneciente a la primitiva Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Sevilla. Esta compañía se fusionó con MZA en 1875, que fue la que en 1928 levantó en terrenos más al norte uno de los más importantes centros de mantenimiento de locomotoras, un plan ambicioso acometido con ocasión de la Exposición Iberoamericana de 1929.
Las instalaciones se componían de una gran rotonda de estacionamiento con 360° de naves cubiertas. En el centro, un puente giratorio para facilitar los estacionamientos. Más al sur de esta rotonda, las naves de forja y levante, ambas de igual longitud, por último los edificios de oficinas. La primera transformación de este centro llegó a mediados de los 60, cuando dejó de ser sólo un depósito exclusivamente dedicado a la tracción vapor. Luego aparecieron los ferrobuses y en 1968 llegaron los TAF modernizados.
Al crecer el volumen de trabajo se construyeron dos naves gemelas, las hoy existentes, adosadas a la primitiva de levante. Después de 1975 las electrificaciones de las líneas cambiaron por completo los servicios de Cercanías y el depósito requirió transformaciones sustanciales.
En 1989 fueron clausuradas las instalaciones con motivo de la gran reforma ferroviaria de los 80, en la previa de la Expo del 92, que supuso la desaparición de la Estación de Córdoba por la construcción de una estación central en el Prado de Santa Justa y la consiguiente recuperación del río con el levantamiento de las vías ferroviarias paralelas a la calle Torneo.
Y a partir de ahí empieza un capítulo de planes y proyectos fallidos para dar uso a estas instalaciones. En 1995 se aprobó el Plan parcial Alamillo-San Jerónimo durante el mandato de Alejandro Rojas Marcos que reordenaba la zona y contemplaba la construcción de instalaciones deportivas.
En el mandado de Soledad Becerril, ya en 1997, el proyecto continuó pero centrado en instalaciones para atletismo. Luego llegó Alfredo Sánchez Monteseirín en 1999 y el proyecto siguió sin acometerse.
En el segundo mandato del socialista, en 2005, el Ayuntamiento firmó un acuerdo con el Ministerio de Trabajo para crear la Ciudad del Empleo, que contemplaba una recalificación de los suelos para hacer allí sedes de los sindicatos. Una operación que en 2010, un año antes de llegar a la Alcaldía, reivindicó Juan Ignacio Zoido.
Ya entonces la zona estaba muy degradada y las naves fueron un foco de delincuencia y conflictos vecinales. El popular también presentó su propio proyecto: un vivero de empresas y una zona vecinal y social con un presupuesto de 500.000 euros. Tras las elecciones el proyecto se tornó en una clara operación inmobiliaria. Pero también fracasó y se intentó ceder las naves a la Universidad, que no tenía fondos para hacer nada.
Hubo incluso una propuesta vecinal para que las naves albergaran un pabellón para el Mundial de Baloncesto de 2014. Y nada salió. En 2015 Juan Espadas apuntó una nueva idea ligada al empleo y la innovación que ahora verá la luz.
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