"Muchas carencias y muy pocas ayudas sociales"
Los mayores dicen que se encuentran dificultades en la calle
Poco más de 500 euros. Ésta es la cantidad que mensualmente cobra Gertrudis Armayones, una mujer de 68 años, que, además de cuidarse a ella misma, ayuda a otras personas mayores en la Fundación Gerón.
"Las pensiones que tenemos son muy chicas, míseras, y ahora nos las han bloqueado. La cosa cada vez va a peor", declara Gertrudis, que cuenta que muchas de sus amigas y compañeras mayores "no llegan a fin de mes". "Yo, gracias a Dios, tengo la casa pagada, y tengo dos hijos, pero tengo amigas que no tienen a nadie, que cobran 580 euros y de ahí tienen que pagar la casa, la luz, el agua, la comunidad, el teléfono y la comida. Cuesta llegar a fin de mes", dice Gertrudis, para quien las ayudas sociales son "escasas" y "cada vez hay menos".
Gertrudis acude una vez a la semana a la Fundación Gerón, como voluntaria, donde da compañía y conversación a otras personas mayores que lo necesitan. "Lo que más necesitan es que los escuchen", afirma esta sevillana, que, en ocasiones, sale a pasear con sus amigos y amigas de la residencia de la fundación. "La labor del voluntariado es muy importante y necesaria, ya que la soledad no se puede arreglar con ninguna ayuda del Estado. La mayoría de los voluntarios somos mayores, hay muy poca gente joven", relata.
Pensiones bajas y congeladas, y escasas ayudas sociales. Éstas son las principales carencias que se encuentran las personas mayores en Sevilla, según cuenta Gertrudis, que trata diariamente con mayores, y dice que es lo que más comentan entre ellos.
Las principales necesidades pero no son las únicas. Hay que destacar la tardanza en otorgar las ayudas de la Ley de Dependencia. "Tengo a mucha gente alrededor que la ha solicitado y que lleva más de un año esperando alguna resolución", detalla Gertrudis Armayones.
Además, hay cosas que la gente joven y las personas que no tienen problemas físicos no tienen en cuenta o no ven su utilidad. "En la calle, diariamente, nos encontramos con muchas dificultades", afirma Gertrudis. Por ejemplo, a la hora de subir o bajar del autobús. "Yo tengo problemas en una pierna y me cuesta mucho subir o bajar del autobús. Como yo, muchas más personas", narra Gertrudis. Los bordillos son altos. Las rampas para minusválidos y badenes están siempre "colapsados". Es decir, "cada vez hay más rampas, aunque no son suficientes, pero la mayoría de la gente no se da cuenta que son necesarias, que están colocadas por algo, pues aparcan el coche, impidiéndonos subir o bajar por ellas". Pocos bancos para sentarse en la calle. Muchas personas necesitan tomarse un descanso cuando van a pasear y no encuentran sitio para ello. Esto motiva que muchos mayores se queden en casa y no salgan a la calle. Edificios antiguos sin ascensores. De hecho, muchos mayores al no tener ascensor en casa y no poderse mover se se ven obligados a quedarse sin salir, y a tener que solicitar la ayuda a domicilio. Éstos son algunas de las dificultades que los mayores se encuentran en la calle, y que normalmente no se tienen en cuenta.
En general, en la ciudad hay un mobiliario poco adaptado para las personas mayores, afirma Sebastián Domínguez, patrono de la Fundación Gerón, que cree que son necesidades básicas que se deben tener en cuenta.
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