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El cierre de Montalván evidencia la crisis de la industria cerámica trianera

Un proyecto pretende convertir la sede de la histórica empresa en un hotel. En apenas 35 años, el arrabal ha dejado de ser un centro productor para convertirse en un escaparate comercial para turistas.

Cerámicas Montalván permanece cerrada desde la pasada Semana Santa.
Luis Sánchez-Moliní

04 de septiembre 2012 - 05:03

El reciente cierre de Cerámica Montalván es el último eslabón de una cadena de pequeños desastres por los que, en apenas 35 años, Triana ha dejado de ser uno de los focos cerámicos más importantes de España para convertirse en un mero escaparate donde se mantiene la comercialización, pero cuya producción ha desaparecido prácticamente.

Fundada en 1850 por Saturnino García Montalván y ubicada en la calle Alfarería, esta empresa "se ha dejado morir incomprensiblemente", denuncia el experto en cerámica Alfonso Orce, precisamente uno de los promotores de la idea avalada por el Ayuntamiento de colocar un gran paño de azulejos en la zapata de la calle Betispaño de azulejos en la zapata de la calle Betis, proyecto que cuenta con una fuerte oposición por parte de colectivos y personalidades vinculadas al patrimonio histórico. "Es una pena ver como Talavera la Real o Sargadelos siguen siendo focos importantes de producción con apoyo de las administraciones, mientras que Triana ya no pinta nada en este aspecto", afirma Orce. Entre otras pérdidas importantes destaca la desaparición hace unos año de Mensaque, quizás la factoría alfarera y cerámica más importante de todos los tiempos en el arrabal.

Una prueba del pulso inexistente de esta histórica industria trianera es que las galletas (el azulejo en bruto, sin esmaltar ni pintar) del azulejo de la zapata han tenido que ser compradas en Castellón al no existir en Sevilla ninguna industria capaz de proporcionarlos. Eso sí, el esmaltado y pintura se realizan en la ciudad. Y es que, si bien la fabricación industrial está en crisis, la creación artesanal se mantiene contra viento y marea con numerosos pintores cerámicos y alfareros como Antonio Campos. Eso sí, muchos de los productos que se venden a turistas y locales en las numerosas tiendas de las calles Antillano Campos, Castilla y Alfarería (alguna de las cuales tienen taller y otras no) provienen de otras localidades, como La Rambla (Córdoba), una localidad que cuenta con más de 110 fábricas que abastecen a toda España, como indica el pintor cerámico Gabriel García Hernández, de Alfarería 20.

La situación no es buena. "El mercado local se ha desplomado, ha caído un 80%, y nos mantenemos algo por las ventas a turistas nacionales y foráneos y, sobre todo, gracias a los encargos que nos hacen del extranjero", asegura Sebastián Ruiz, propietario de Azulejos Santa Isabel, otra empresa histórica que mantiene hornos en Palomares del Río y tienda para vender en la calle Alfarería. "Los decoradores alemanes y franceses son nuestros mejores clientes, porque siguen valorando la importancia de un azulejo pintado a mano, algo que aquí ya no se valora". La pieza reina que encargan desde el extrajero son las fuentes de azulejos.

Esta situación contrasta con los planes del Ayuntamiento y la Junta de atraer al turismo con el anzuelo de la cerámica. En esta línea se ubica el museo que se está construyendo en la sede de cerámicas Santa Ana, empresa que mantendrá la tienda abierta, pero cuya producción hace tiempo que deslocalizó de Triana. "El Ayuntamiento podría ayudar en algunas cosas, como en el tráfico. El cliente puede llegar a nuestra tienda en coche, pero no puede aparcar muy cerca, y eso es un inconveniente. Además, el día de carga y descarga es el domingo, lo que nos hace trabajar como chinos", dice Sebastián Ruiz.

Ante esta situación, algunos están optando por caminos alternativos como dar clase de cerámicas para aficionados. Precisamente, el sueño de uno de los últimos propietarios de cerámicas Montalván, tal como señala Alfonso Orce, era crear una fundación gestionada por los salesianos para la enseñanza de las técnicas de la alfarería y cerámica a los más jóvenes. En lugar de eso, el singular edificio de la empresa acogerá probablemente un hotel de los que ahora llaman "con encanto".

Como dice el artesano Antonio Campos, "pese a que somos los que entendemos de alfarería y cerámica, el Ayuntamiento nunca nos consulta sobre los asuntos relacionados con estas artesanías. Así va la cosa".

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