Monseñor Saiz ya es el prelado número 130 de la Archidiócesis de Sevilla
El arzobispo ha tomado posesión este sábado en una ceremonia celebrada en la Catedral a la que han acudido 800 personas
Los retos de una diócesis en pandemia
Del obispo Marcelo a José Ángel Saiz Meneses. Del siglo III al XXI. En la mañana de este sábado ha tomado posesión el prelado número 130 de la sede San Isidoro y San Leandro. Lo ha hecho durante una bella y muy cuidada ceremonia a la que han acudido más de cuarenta prelados, entre ellos cuatro cardenales; y las principales autoridades civiles, militares y académicas. En su primera homilía dirigida a los sevillanos, el arzobispo se ha referido a los principales retos que deben afrontar la Iglesia en el tercer milenio. También se ha mostrado abrumado y agradecido por su llegada a una diócesis con una historia tan rica como la hispalense.
Las campanas de la Giralda anunciaban a las 10:30 de la mañana que este sábado era un gran día para la Archidiócesis de Sevilla. El escudo con el lema de Saiz, Remar mar adentro, colgaba del balcón principal del Palacio Arzobispal. Tras doce años de un prolijo y fecundo episcopado de monseñor Asenjo, era el momento del esperado relevo. La Catedral amaneció con sus mejores galas, como cada jueves de Corpus o cada 15 de agosto. La patrona, la Virgen de los Reyes, presidía el Altar del Jubileo, en el que como siempre lucían las imágenes de los obispos sevillanos San Leandro y San Isidoro.
La bella liturgia de esta mañana de sol radiante comenzaba unos minutos antes de las once de la mañana, cuando el cabildo en pleno recibía al nuevo arzobispo en el atrio de la puerta de la Asunción de la Catedral, la principal, la que sólo se abre en las grandes ocasiones, como es el caso de recibir a su nuevo pastor. Acompañado por el nuncio de Su Santidad, monseñor Auza; y monseñor Asenjo, con el beso al Lignum Crucis daba comienzo el acto de la toma de posesión. Un nutrido grupo de fieles y turistas se congregaron en la Avenida de la Constitución para vivir este importante momento.
En el interior de la Catedral la música del órgano y los cantos de la coral polifónica, tan magistralmente dirigida por Herminio González Barrionuevo, inundaban las naves, refrescadas por la ventilación natural que entraba a través de las puertas abiertas y de los grandes ventiladores instalados en las naves. Tras postrarse ante el Santísimo reservado en la capilla de la Virgen de la Antigua, los prelados pasaban a revestirse.
Con puntualidad comenzaba la procesión de entrada de la misa, mientras la coral entonaba la Missa prima pontificalis de Perosi. La eucaristía se iniciaba bajo la presidencia del nuncio, quien se dirigió a los fieles para despedir a monseñor Asenjo, "que ha sabido conquistar el cariño de los sevillanos", destacando su esfuerzo en entrega en el último tramo de su episcopado, donde no le ha acompañado la salud; y dar la bienvenida a José Ángel Saiz Meneses, a quién encomendó la tarea de "hacer comunidad".
A continuación fue monseñor Asenjo el que tomó la palabra. Hizo un detallado repaso por todas las "figuras extraordinarias" que ha dado la Archidiócesis de Sevilla. "La archidiócesis de Sevilla ha generado innumerables obras e instituciones en el campo de la cultura y un patrimonio artístico exuberante y esplendoroso, fruto de la fe de este pueblo. Ha creado también fecundas instituciones socio-caritativas".
Desde las mártires Justa y Rufina, los santos Leandro e Isidoro; santa Ángela de la Cruz, santa María de la Purísima, el beato cardenal Spínola, el obispo san Manuel González García; la beata Victoria Díez o los mártires sevillanos del siglo XX, cuya causa está en su trámite final en Roma. Asenjo no se olvidó del venerable Miguel de Mañara y destacó instituciones vigorosas como el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, la Facultad de Teología, Cáritas o las 700 hermandades de la Archidiócesis: "Una auténtica riqueza en esta Iglesia particular. Quiérelas, valóralas y acompáñalas. Que sientan tu cercanía y tu calor. Son un dique formidable contra la secularización. Contribuyen de forma decisiva a mantener fresco el humus cristiano de esta tierra. Son para muchos sevillanos camino de vida cristiana, de formación, de impulso apostólico y de servicio a los pobres, como se está demostrando en estos momentos críticos".
El pasado sábado, Asenjo hacía balance de sus 12 años de servicio episcopal a Sevilla en la misa de acción de gracias celebrada en este mismo altar, y concluía citando las palabras del salmo 15: “Me ha tocado un lote hermoso. Me encanta mi heredad”. Este sábado, la ha trasladado esa misma sentencia a su sucersor: "Puedes estar seguro, querido hermano José Ángel, de que a ti también te ha tocado un lote hermoso y una heredad por la que merece la pena dar la vida".
Tras las palabras de Asenjo, a las 11:25 daba comienzo el hito central de la celebración, la toma de posesión propiamente dicha. Se le hacía entrega a monseñor Saiz de las Letras Apostólicas, la bula con su nombramiento, que el secretario-canciller, Isacio Siguero, se encargaba de mostrar y de leer a los fieles. Tras esto, tenía lugar la sesión en la cátedra. El nuevo arzobispo de Sevilla recibía el báculo pastoral de manos del nuncio. Con un caluroso aplauso se sellaba el relevo. Sevilla ya tenía nuevo arzobispo, monseñor Saiz Meneses, el número 130. Eran las 11:30 del 12 de junio de 2021. Un grupo representativo de las realidades de la Archidiócesis subía en ese momento a saludar a su prelado.
A partir de ahí la misa retomaba su tradicional configuración bajo la presidencia ya de Saiz Meneses. El arzobispo se dirigía a los fieles sevillanos en su primera homilía leída en la Catedral. Sus primeras palabras fueron de agradecimiento: al nuncio, a los cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes presentes, especialmente a sus dos predecesores en la sede hispalense, Amigo y Asenjo. No se olvidó Saiz de los amigos llegados desde Tarrasa, diócesis de la que ha sido primer obispo; Barcelona, Sisante, su pueblo natal; y Cuenca. También recordó a sus padres, Jesús y Concepción.
Tras saludar a la autoridades civiles, militares y académicas, monseñor Saiz confesó que iniciaba su ministerio episcopal con asombro y profundo respeto: "Me siento pequeño e indigno. La confianza en el Señor, que da la gracia para llevar a cabo la misión encomendada, y la confianza en todos vosotros, en vuestra oración y colaboración, me dan la fuerza para iniciar este camino. Los caminos del Señor me han conducido hasta aquí para ser un eslabón más de la cadena apostólica, al servicio de esta querida Iglesia diocesana de Sevilla".
Se refirió Saiz a la historia "fecunda y brillante" de la Iglesia de Sevilla, antes de detenerse en los desafíos a los que se enfrenta el mundo actual: la cultura dominante relativista, el desafío de la crisis económica y el fenómeno migratorio; la sociedad posmoderna líquida y voluble.
Se preguntó el prelado cómo puede responder la Iglesia a estos desafíos. "Ante la cultura dominante relativista y subjetivista ofrecemos la centralidad de la Persona de Jesucristo"; "Ante la pérdida de sentido y el empobrecimiento espiritual, ofrecemos el sentido de la trascendencia, la seguridad de que el ser humano es capaz de encontrarse con Dios". "Ante la crisis económica y el fenómeno migratorio, hemos de ser solidarios con el sufrimiento humano y testigos de la misericordia de Dios". "Ante la desvinculación, la desconfianza y la liquidez de la vida, del mundo y del ser humano, es preciso que demos testimonio del ideal de vida cristiana, con una espiritualidad recia y profunda".
Se comunidad, espetó el prelado, significa "haber dado el paso del yo y del tú hasta el nosotros". Instó el arzobispo a caminar juntos en la vida y en la misión dela Iglesia, en sinodalidad, poniendo en práctica la espiritualidad en comunión. "Queridos sacerdotes, diáconos, seminaristas, miembros de la vida consagrada, fieles laicos; parroquias, instituciones de Iglesia, movimientos, asociaciones, realidades eclesiales, hermandades y cofradías, Iglesia que peregrina en Sevilla. El Señor nos ha elegido y nos envía para que demos un fruto abundante y duradero. A pesar de las dificultades del momento presente, a pesar de nuestra pobreza y pequeñez. Nos inspira el testimonio martirial de las santas Justa y Rufina, y de la beata Victoria; nos inspira la inmensa tarea evangelizadora y catequizadora de los santos obispos Leandro e Isidoro; nos inspira la trascendencia histórica de la vida de san Fernando; nos inspira la labor pastoral y el amor a los pobres del beato Marcelo Spínola, la centralidad de la Eucaristía de san Manuel González así como el ejemplo de las santas Ángela de la Cruz y María de la Purísima en su entrega a los más necesitados. Nos inspira el ejemplo de tantos hermanos nuestros que nos han precedido a lo largo de la historia de nuestra diócesis en el signo de la fe, la esperanza y el amor".
Monseñor Saiz finalizó su intervención postrándose a los pies de la Virgen de los Reyes.
Los asistentes a la ceremonia
La relación de las autoridades eclesiásticas presentes en la toma de posesión fue muy nutrida. Estuvo encabezada por el nuncio apostólica en España, Bernardito Auza; y cinco cardenales: Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla; Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española; Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia; Antonio María Rouco, arzobispo emérito de Madrid; y Carlos Osoro, arzobispo de Madrid. Además, hubo más de 30 arzobispos y obispos.
Entre las autoridades civiles, también muy numerosas, destacó la presencia del alcalde Sevilla, Juan Espadas; el General Jefe de la Fuerza Terrestre, José Rodríguez García; la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo; el rector magnífico de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro; el delegado del Gobierno en Sevilla de la Junta de Andalucía, Ricardo Sánchez; o el presidente de la Audiencia, Manuel Damián Álvarez García.
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