Memoria del teniente Ignacio Alonso
Sevilla ayer y hoy
PRÓXIMA ENTREGA Miércoles, 16 de Septiembre.Su nieta Beatriz Alonso López reivindica las circunstancias de su muerte trágica cuando defendía el edificio de la Telefónica, el 18 de julio de 1936, frente a las tropas del general Queipo de Llano
MÁS de 70 años después del alzamiento militar del 18 de julio de 1936 en Sevilla, ciudad en la que se consagró el Golpe de Estado contra la II República el 15 de agosto siguiente con el cambio de banderas en el balcón principal del Ayuntamiento, siguen surgiendo documentos que modifican parte de las circunstancias vividas en aquella jornada trágica. A veces son sensibles matices humanos dignos de valorarse, como en el caso del teniente de la Guardia de Asalto Ignacio Alonso Alonso. Para su nieta, Beatriz Alonso López, muy sensibilizada, y otros familiares, ha sido de capital trascendencia conocer y aclarar que su abuelo no murió como relatan las crónicas del 18 de julio de 1936, y ha dedicado muchas horas a lograr, primero, encontrar un certificado médico y, después, que los autores aceptemos modificar la versión primitiva. Son los casos de Francisco Espinosa Maestre (Sevilla, 1936, sublevación…, 1990), Juan Ortiz Villalba (Sevilla, 1936, del golpe militar a la guerra civil, 1998), José María García Márquez (Obra en preparación) y nosotros (Morir en Sevilla, 1986).
Ignacio Alonso Alonso (Merindad de Río Ubierna, Burgos, 30 de julio de 1891-Sevilla, 18 de julio de 1936), ingresó en la Guardia de Asalto creada por la II República procedente del Cuerpo de Caballería, y en Sevilla, durante los meses del Frente Popular, fue muy conocido por su protagonismo pro republicano, junto a su jefe, el comandante José Loureiro Sellés, procedente del Cuerpo de Artillería, y otros compañeros de la Guardia de Asalto, como los capitanes Manuel Patiño, Justo Pérez y José Álvarez, todos ellos fusilados poco después del 18 de julio.
Todos los testimonios escritos y orales sobre lo ocurrido en la Telefónica indicaban que el defensor del edificio que manejaba una ametralladora, el teniente Alonso, murió descabezado por una lasca del dintel del balcón principal, por efectos del primer cañonazo de la guerra civil. Pero su nieta Beatriz encontró entre los papeles familiares un documento que descarta tan horrible muerte. Un certificado fechado el 15 de septiembre de 1939, firmado por Luis Iglesias Ruiz, comandante médico jefe de los Servicios del Grupo Hospitales Militares de Sevilla, dice que la muerte se produjo por herida de arma de fuego en el ojo izquierdo.
En las fotografías vemos al teniente Alonso y su mujer, Francisca Herrera Simón, con la que contrajo matrimonio en Burgos en 1918, y con la que tuvo cuatro hijos, Aurelio, Alonso, Bernardo e Ignacio, el menor, que no está en la imagen. La viuda sufrió las circunstancias adversas de los vencidos y jamás transmitió a sus hijos resentimientos, manteniendo un doloroso silencio en su abnegada lucha por sacar adelante su familia.
Una circunstancia curiosa se produjo poco después del asalto a la Telefónica en el asalto al Hotel Inglaterra. También un disparo de cañón hizo impacto en el dintel de la puerta principal, como puede apreciarse en la fotografía captada por Gelán (Fototeca Municipal), y una de las lascas producidas por la bala mató a un mozo calefactor del hotel, José Costa Domínguez. En este caso la lasca cortó la garganta del empleado.
La imagen del edificio de la Telefónica muestra la fachada principal, escenario de la "batalla de la Plaza Nueva". En el balcón central de la primera planta es donde se encontraban el teniente Alonso y dos guardias de Asalto más, uno de los cuales pudo ser el que murió descabezado, pues su cuerpo fue así recogido al anochecer junto al de otras víctimas del enfrentamiento.
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