La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Los chinos también se han pasado a la marihuana. Que España es el primer productor mundial, y casi el único, de marihuana era algo que ya se sabía desde años atrás. La hierba que fuman en toda Europa, incluso en Holanda, donde se permite el consumo, ha crecido en España. Antes lo hacían en invernaderos y en fincas al aire libre, pero quienes se dedicaban al cultivo optaron por hacerla crecer en interiores. Se aseguraban una producción continua, sin depender de las inclemencias del tiempo, y un mayor disimulo ante la Policía.
Pisos, garajes, locales, naves industriales y cualquier edificio que pueda ser susceptible de alojar una plantación se han convertido en los últimos años en España en grandes centros de producción de esta droga, cada día más demandada en todo el mundo.
En Sevilla se había detectado esto en las zonas más deprimidas de la ciudad. Barrios como el Polígono Sur, Los Pajaritos o Torreblanca (tres de los cuatro más pobres de España) albergan muchas plantaciones de marihuana en sus viviendas. Clanes que antes dominaban el negocio de drogas duras como la cocaína o la heroína se pasaron a controlar estos cultivos ilegales, subcontratando para ello a gente del barrio que se ofrecía a instalar una plantación en su propia casa, que luego les compraban las organizaciones más fuertes.
Ahora ha entrado en el negocio el capital extranjero: los chinos. Viendo que el cultivo de marihuana se había convertido en uno de los negocios ilícitos más rentables de los últimos años, las mafias chinas no han querido dejar la ocasión de entrar en el mismo. Ya lo habían hecho antes en otras zonas de España y ahora parecen haberse puesto a producir también en Sevilla. Si a finales de octubre cayó en Espartinas parte de una red de origen chino que se dedicaba al tráfico de marihuana en toda Andalucía, ahora parece haber caído una organización instalada en la capital andaluza.
Desde primera hora de la mañana de este lunes, la Guardia Civil puso en marcha una operación para acabar con esta banda, que tenía su epicentro en unas naves regentadas por chinos en el polígono Carretera Amarilla. Parte de este recinto industrial se ha convertido desde hace años en una Pequeña China, con calles enteras en las que prácticamente todos los establecimientos son de venta al por mayor y regentados por chinos. En ellos se vende todo tipo de artículos. En teoría sólo pueden ser adquiridos por comerciantes para luego venderlos en pequeños bazares o tiendas, pero en la práctica cualquier persona puede acudir y hacer una compra.
Entre esas naves se ha colado la actividad ilícita del cannabis. Además de tres naves, la Guardia Civil registró también un restaurante chino situado en el mismo polígono. A última hora de la mañana, los agentes del instituto armado habían detenido a seis personas y registrado varios domicilios. La operación continúa secreta, por lo que apenas trascendieron más detalles.
Sí se sabe que los chinos utilizaban sus propios canales de distribución para llegar la marihuana a Europa. No trabajan con los distribuidores clásicos, como en Sevilla puede ser el clan de los Porros, una familia asentada en Dos Hermanas con vinculaciones en Cataluña y en el sur de Francia, que se ha especializado en llevar la marihuana a Europa. Los chinos van por sus propias vías, las mismas que usan para el transporte de todo tipo de artículos.
De ahí que la investigación haya sido especialmente compleja y lleve meses en marcha. Además de los registros en el polígono Carretera Amarilla, hubo otros en domicilios de Torreblanca, Dos Hermanas y Mairena del Aljarafe. En la operación participaron unos 150 agentes de distintas unidades de la Guardia Civil, como el Grupo de Acción Rápida (GAR), el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) y la Oficina de Coordinación contra el Narcotráfico (OCON-Sur).
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