Mani de los pies a la cabeza
calle rioja
Clásico. Casi tres décadas después de su deslumbrante inicio, de conocer la miel del éxito y la hiel de la postración, en esta Feria se oirán las sevillanas del nuevo disco del Mani. El 33.
VUELVE la Sevilla de los ochenta. Espartaco en la Maestranza y El Mani con nuevo disco. Sólo falta que Gordillo fiche por el Madrid y que el 24 de mayo elijan alcalde a Manuel del Valle. José Manuel Rodríguez Olivares El Mani nació varias veces en su vida. La primera (1962) fue en Gines y le marcó. "Cuando no duermo en Gines, parece que estoy en Hamburgo. Soy más de Gines que un olivo".
Por eso ayer medio Gines se vino a Sevilla para acompañarlo en la presentación de su último disco, Arriba el telón, el número 33 de su discografía. Un número que suena a la edad del que resucitó. "Lo he pasado mal, muy mal. Yo me he derrumbado, me he despertado y estoy vivo", confesó emocionado en la sala F5, sentado entre María de la Colina y Juan Reina, el rockero que le produjo un disco "donde encontré alegría y muchísima armonía".
Allí estaban el alcalde de Gines, Manuel Camino, el concejal de Festejos -"no soy de Cultura", decía una y otra vez Romualdo Garrido Romo- y Javi Moya, compositor de tres de los temas, hijo de José Manuel Moya, componente de Los Romeros de la Puebla que en su faceta balompédica marcó a Puskas en una final de Copa del Sevilla con el Madrid.
En pocas ruedas de prensa los periodistas interrumpen con aplausos al protagonista. Pocas veces se tiene el privilegio de estar con alguien que ha regresado incólume del infierno. "Me cortaron una pierna, salí de la clínica y me derrumbé". Añoraba los focos y las preguntas, dirigidas con mimo y tacto por Mila Ortiz. "Hace tiempo que echaba en falta esto. Me faltaba el argumentario. Un día me lo dijo la jefa: 'Gordito, es hora de tirar de amigos'. Y donde he llamado las puertas se me han abierto de par en par".
Llama jefa a Mari Carmen, con la que coincidió en Senador, primera discográfica andaluza que recibió un disco de platino gracias al Mani. En 1989, en su segundo disco, apareció el patito feo, Candela, unas sevillanas compuestas por Tate Montoya, que un día se la enseñó en su casa de Utrera "me dijo que no le gustaban a ninguno". El Mani se atrevió y rompió todos los registros. Candela fue en el género de las sevillanas lo que El tiempo entre costuras en literatura y Ocho apellidos vascos en cine. "Hice 126 galas con Candela por toda España. Un amigo me dijo que oyó la canción en Turquía".
En 1988 salió del anonimato del coro rociero de Gines, su pueblo, "el que me vio nacer, el que me vio crecer, el que conoció mis sabores y sinsabores", con el disco Mi amor se llama Sevilla, con portada de Lusi Álvarez Duarte. Gordillo estaba en el Madrid, Del Valle era alcalde de Sevilla y Espartaco mandaba en el escalafón. Vuelve con sevillanas en las que tacón rima con mantón. El Mani de los pies a la cabeza.
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