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"No quiero que 'la Manada' vuelva a mi barrio"

Los vecinos de Amate sobre la puesta en libertad

Los vecinos de Amate se muestran recelosos ante el regreso de los cinco sevillanos condenados por abusos sexuales tras su puesta en libertad provisional

Varias viviendas de Amate, con la ropa tendida / Juan Carlos Vázquez
Cristina Díaz

22 de junio 2018 - 17:36

'La Manada' no es bienvenida a su barrio. Los vecinos de Amate recelan del posible regreso al barrio de los cinco sevillanos condenados a nueve años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una joven madrileña de 18 años en los Sanfermines de 2016. Los jóvenes han sido puesto en libertad provisional mientras que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra resuelve los recursos presentados por todas las partes y todo apunta a que estos volverán a su casas en Sevilla, a su territorio.

"No quiero que 'la Manada' vuelva a mi barrio. Tengo miedo de encontrarme a alguno de ellos en la calle", comenta Montse Barrera, vecina de Amate, mientras se toma un refresco en un bar cercano a Santa Aurelia, donde vive la familia de al menos uno de los condenados. "Yo regreso del trabajo a las tres de la mañana y tengo miedo de cruzármelos alguna noche. No me fío, pueden reincidir. Además, tengo una hija menor de edad y temo que le pase algo. Las mujeres no podemos vivir con miedo", continúa.

Para Montse Barrera, "la Justicia ha dejado a cinco delincuentes en la calle" que "no han sido castigados por lo que han hecho". "Son delincuentes sexuales y están en mi barrio. Cómo no voy a tener miedo. Y lo peor de todo es que ninguno se ha arrepentido de lo que ha hecho", subraya la mujer bastante indignada con la decisión de la Audiencia de Navarra. "Ahora vendrán y se pasearán por el barrio con la cabeza bien alta, como si nada", añade otra de las clientas del bar sentada en una mesa cercana.

Montse Barrera, vecina de Amate / Juan Carlos Vázquez

En Amate, un distrito obrero del sureste de capital andaluza señalado por las estadísticas como una de las zonas con la renta per cápita más baja del país por su cercanía y vinculación a Tres Barrios (que incluye La Candelaria, Madre de Dios y Los Pajaritos), pocos son los que se atreven a hablar de 'la Manada' y menos aún los que aceptan ponerse delante de la cámara del fotógrafo. Además, muchos se muestran cansados de ver a tantas cámaras por la zona y ser noticia por un delito sexual de cinco de su vecinos. "Cómo voy a salir en el periódico si están a punto de volver y puedo encontrármelos en la calle. No puedo ni hablar. Aquí nos conocemos casi todos y yo tengo un negocio que mantener", señala un hombre dentro del kiosco que regenta.

"Si lo han hecho, que lo paguen", continúa otro hombre mientras se bebe un botellín de cerveza en el bar Antoñito. "A mí quien me da pena es el padre del Prenda, que está malo del corazón. Yo lo conocía, era panadero, y el hombre está muy mal y muy acosado por la prensa. Estuvo varios días sin poder salir de casa", continúa.

"No veo justo que salgan de prisión. Si han sido condenados, ¿Por qué los sueltan? Una vez que salgan no van a volver a entrar", comenta Carmen, otra vecina de Amate en el portal de su hermana Ángeles. "Mi hijo mayor fue al colegio con uno de ellos, Con Cabezuelo", comenta ésta última. "No entendemos cómo los pueden dejar libres si hay una condena".

Ángeles y Carmen, vecinas del barrio de Amate desde hace más de 30 años / Juan Carlos Vázquez

En una de las peluquerías del barrio no quieren hablar del asunto. "Amate es muy grande y esos chavales viven en Santa Aurelia y otro en las casitas bajas. Aquí no queremos saber nada de ese tema", indica una de las trabajadores. "Las leyes de este país dan vergüenza", añade una de las clientes.

Todos los entrevistados se muestran en contra de la puesta en libertad de los miembros de 'la Manada' salvo Ángel Beltrán, un joven de 28 años que, sin llegar a defenderlos, intenta explicar su comportamiento. "No los conozco personalmente pero sí de vista y me cuesta creer que violaron a una chica. La sociedad se basa en comentarios fuera de contexto y sus chats del WhatsApp para juzgarlos, pero, hoy en día, el móvil de todo hombre entre 15 y 40 años es una bomba de relojería", manifiesta. "Elige un hombre al azar y abre el grupo que tiene con sus amigos. Todos son guarradas y fotos subidas de tono. Nos podrían condenar a todos".

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