Malestar en los cerebros
Universidad Unos 200 doctorandos sevillanos buscan trabajar permanentemente en la ciencia
Los jóvenes investigadores andaluces se manifiestan ante el Parlamento para pedir a la Junta que acabe con la "precariedad" laboral de los futuros científicos
Aunque mucho se ha avanzado en la materia en los últimos años, para muchos sigue vigente la famosa sentencia de Ramón y Cajal: "Investigar en España es llorar". Por lo menos, así lo ven los jóvenes investigadores sevillanos y andaluces que ayer realizaron una concentración frente al Parlamento de Andalucía para denunciar que la Junta de Andalucía ha "incumplido flagrantemente sus compromisos con el diseño de una carrera investigadora digna en Andalucía y sigue apostando por una investigación en precario".
Portando una pancarta con el lema Por una investigación digna, los manifestantes (agrupados en la Federación de Jóvenes Investigadores / Precarios, que en Sevilla representa los intereses de unas 200 personas) reclamaron que el nuevo Gobierno presidido por José Antonio Griñán "rompa con una política científica errática y hecha a golpe de improvisación". Sobre el tapete se pone como ejemplo la supresión en su día de los programas de Perfeccionamiento en el Extranjero y Retorno para doctores, una iniciativa que sólo estuvo vigente en el curso 2004-2005 y que permitía tanto la formación mediante contratos posdoctorales en universidades foráneas como la posibilidad de regresar a Andalucía con la posibilidad de ganarse la vida como investigador. "Eran programas en los que nuestra comunidad fue pionera y que copiaron otras autonomías. Sin embargo, ahora dice la Junta que es mejor apoyar a proyectos que a personas. Pero yo me pregunto, ¿de dónde salen los proyectos si no es de las personas?", afirma Odil Porrúa, una investigadora en genética bacteriana de la Universidad Pablo de Olavide. De estos programas se beneficiaron en su día unas 100 personas, "y tenemos entablado un proceso de negociación con la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, pero sus propuestas no colman ni la mitad de nuestras aspiraciones", continúa Porrúa.
Por su parte, desde la Junta se afirma que en la actualidad existen numerosas ayudas para promocionar la investigación en diferentes universidades extranjeras y que lo único que se ha hecho es unificar en una sola orden el laberinto de ayudas que existía anteriormente. "Estamos hablando de una cuestión de nomenclatura", dice un portavoz de la Junta.
Otro frente abierto por los jóvenes investigadores es la necesidad de que se apliquen ya los llamados contratos-puente, una medida que sirve para garantizar la estabilidad de los investigadores en el periodo que transcurre entre su beca de doctorado y otra de posdoctorado, tiempo que, hasta la fecha, el investigador tiene que permanecer en casa o trabajando sin ningún tipo de ingresos. Está previsto que estos contratos se pongan en marcha en 2010, pero la federación cree que es urgente su aplicación. La Junta defiende que esa medida está prevista que se ponga ya en marcha en otoño. "Estamos hablando de un problema de meses".
Por último, los investigadores no comprenden la negativa del Grupo Socialista Andaluz a ratificar en el Parlamento el pasado 12 de marzo la Carta Europea del Investigador, "un documento esencial para equiparnos a los países más avanzados en cuestiones de investigación". Además, aseguran que se les debe la cotizaciones de la Seguridad Social de febrero a junio de 2006, una aportación que no conlleva derecho al paro, pero que sí cuenta para la sanidad y las futuras jubilaciones.
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