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Lustre para el templete de la Cruz del Campo

La Gerencia de Urbanismo culmina las tareas de conservación de este monumento promovido por el asistente Diego de Merlo en 1482

El Crucificado atribuido a Juan Bautista Vázquez ‘El Viejo’. / Víctor Rodríguez

Una puesta a punto. El templete de la Cruz del Campo ha sido sometido a una actuación de conservación once años después de la gran rehabilitación sufragada por la Fundación Cruzcampo. El popular humilladero mudéjar, construido a finales del siglo XV sobre una estructura preexistente, ha sido tratado de los problemas de humedades que le afectaban así como de los efectos nocivos del tráfico. También se ha reforzado la base del graderío y se han repuesto más de 30 piezas de la verja de protección que lo rodea. La intervención, que comenzó en octubre y ha tenido un coste de 55.000 euros, se acomete en un año muy importante: el del inicio de la conmemoración de los 500 años de la instauración del popular Vía Crucis de la Pía Unión por el primer Marqués de Tarifa.

Las actuaciones que la empresa Marve ha llevado a cabo sobre el humilladero han sido de conservación. Se han llevado a cabo importantes trabajos para poner a punto la reja de protección, con la reposición de hasta 33 lazas de forja. Para ello, se ha utilizado un molde específico creado al efecto, con el fin de garantizar una estética idéntica a la de los originales, del siglo XVI. Además de esta pérdida evidente, el cerramiento de hierro presentaba paños desplomados, alabeados y oxidaciones importantes, con la falta de remates y macollas.

Junto con esta actuación sobre la verja, se ha intervenido también en el graderío del monumento, que presentaba ladrillos sueltos y afectados por la vegetación espontánea y descontrolada que había crecido entre éstos. De esta forma, se ha procedido a eliminar dichos restos y a aplicar un tratamiento de conservación específico. Una vez concluidas estas tareas, se ha llevado a cabo una limpieza manual y minuciosa de todo el conjunto, de cara a eliminar los depósitos de suciedad y las manchas de humedad existentes.

El arqueólogo Óscar Ramos señala la inscripción que rodea el templete en su interior y en el que se da cuenta de su construcción / Víctor Rodríguez

La limpieza, como explicaron a este periódico los restauradores Juan Martín y Francisco Martín, ha sido más intensa de lo previsto. Sobre todo en la cruz, atribuida a Juan Bautista Vázquez El Viejo en 1571, que presentaba bastante suciedad por los efectos del tráfico, empleándose diversos tipos de limpieza. La imagen del Cristo presenta diferentes tonos porque a lo largo de los años se han repuesto, como es el caso del brazo derecho. La Virgen, sin embargo, es la original y está hecha en un sólo bloque.

7- La Virgen que se dispone en la otra cara de la cruz atribuida a Vázquez El Viejo en 1571. / Víctor Rodríguez

"Hemos renovado los revestimientos de cal y estuco donde había humedad. Se han limpiado los ladrillos y se ha colocado una malla en la cúpula, además de impermeabilizar el monumento y aplicar un tratamiento biocida", añade Ana Rojas, arquitecto técnico que ha coordinado la intervención.

El templete, levantado por orden del Asistente de Sevilla Diego de Merlo en 1482, como reza en la inscripción interior, tenía la función de recibir o despedir a los visitantes de la ciudad. El estudio arqueológico realizado con motivo de la restauración que culminó en 2008, donde se le devolvió su imagen primitiva con el enfoscado, reveló la existencia de unos cimientos de época romana en el mismo lugar. "Sobre ese se erigió el del siglo XV. Lo viajeros desde época romana se encomendaban a sus divinidades cuando entraban y salían de las ciudades", explica Cristina Sánchez, arquitecto de la Gerencia de Urbanismo que realizó la restauración hace más de una década.

Vista general del templete todavía con los andamios en su parte interior para las últimas actuaciones. / Víctor Rodríguez

El arqueólogo Óscar Ramos añade que la creación del templete tal y como hoy se conoce hay que datarla a finales del XV: "Sabemos que hay uno preexistente. Está levantado por el asistente Diego de Merlo en 1482. Don Fadrique hace obras en 1520 y a partir de entonces adquiere mucha importancia. José Gestoso asegura que no hay un origen claro del templete, más allá de la fecha de 1482. Había una cruz anterior, junto a la que se funda la ermita de Santo Domingo de Silos. Sabemos que hay hormigón romano debajo. Podría deberse a la existencia de una fuente".

Un dato curioso es que la zona más estropeada era la pilastra suroeste, un hecho que señala donde es mayor la incidencia del viento y la lluvia.

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