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Cuando la ciudad es la madre de todos sus hijos

El Alumbrado de la Feria de Sevilla 2019

La Feria es un real mágico, un Macondo que empieza en García y acaba en Márquez

Los sevillanos viven con gozo el tránsito de Semana Santa a la Feria

La portada de la Feria de Abril, tras el alumbrado.

Ya es casi el día de la Madre y desde horas antes todos sus hijos van a visitarla. Sevilla es la madre romana de todos sus hijos, los cristianos y los cartagineses porque esta ciudad es única, púnica y mariana. El titular salió sobre la marcha en el bar de la calle General Polavieja, con Carlos por testigo. De El Portón a la Portada. De la Semana Santa a la Feria sin solución de continuidad. Los dos nombres que toma la madre para hacerle más llevadera la vida a todos sus hijos.

La Feria es un Macondo que empieza en García, junto a Los Remedios (calle Manuel García Cuesta, El Espartero) y acaba en Márquez (calle Pascual Márquez). Curiosamente, dos de los cinco toreros del efímero callejero del real que murieron en el mes de mayo. Cuatro de ellos, los dos citados amén de Joselito el Gallo y Pepe Hillo, por cornadas de toro; y Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana, el 24 de mayo de 1969 en accidente de tráfico en un pueblo de Cuenca. Barbudo, Perdigón y Bailaor eran los nombres de los toros que acabaron con las respectivas vidas de Pepe Hillo, El Espartero y Joselito. Del de Pascual Márquez nada se dice en la ficha correspondiente. Torero bien literario que hizo el paseíllo con Alberti en la plaza de toros de Pontevedra y cuyo cortejo fúnebre aparece en la novela de Alfonso Grosso Florido Mayo.

Dos años después del reférendum, ya no hay marcha atrás y la noche del alumbrado coincide con la del pescaíto. Para que la Feria sea ligera y liviana, la fiesta por antonomasia de la ciudad, la Trasferia es durísima. Una intrahistoria de estajanovistas que no se ven, como los relojes en las películas históricas, salvo el de Peter Sellers en El Guateque.

El bipartidismo lo forman las azafatas de La Guita en la portada y las de Solear paseando por Curro Romero. Un joven rayano en la adolescencia empujaba un carro de langostino de la firma Enrique Chacón, nombre de torero de un industrial de pescados y mariscos. Aquí yace media Huelva, podríamos decir parafraseando a Mariano José de Larra.

La portada de la Feria de Abril tras el alumbrado. / Juan Carlos Vázquez

De la Campana a la Feria. Un tránsito que recorren miles de sevillanos, el paisanaje de los miles de turistas que también se acercan al real. El hermano mayor de los Javieres se fotografía en familia en la portada antes de ir a la caseta de la hermandad. Pepe Gálvez va ligero, paso de armao de la Macarena, centuria a la que pertenece después de haber sido costalero y nazareno. “Yo salgo el Martes Santo de penitente”, se oyen las sevillanas de la caseta Los Flotantes, paralela en la calle Juan Belmonte a Los Náufragos. Hermosa complicidad en esta Feria que se adelanta en tres meses al inicio del quinto centenario de la primera Vuelta al Mundo, un real de la Feria por los océanos con escualos y cetáceos en el callejero de los mares. Magallanes murió como un torero; a Elcano le dio tiempo a cortarse la coleta.

El final de la Feria coincidirá con el inicio de la campaña de las municipales. La letra de las sevillanas dice: ¿y quién será el alcalde la próxima primavera? Las casetas de distrito están en Pascual Márquez: Cerro-Amate, Triana-Los Remedios, Macarena-Norte... Binomios que ponen y quitan alcaldes. En el mayo plurielectoral, lo local es lo global. La verdadera vuelta al mundo cuatro décadas después de la llegada de la democracia a los Ayuntamientos.

El semáforo de la portada es un torno que abren los municipales. En cada oleada, cientos de peatones ante la procesión de taxistas en Flota de Indias y Presidente Adolfo Suárez. Se funden el viaje a lo desconocido de los turistas, los nuevos magallanes, con la bendita costumbre de la caseta familiar, de empresa o amigos. Y la pena mínima del gañote vil.

Todos los oficios acudel al real, realismo mágico de un Macondo redivivo: el novelista Juan Rey, que sacó a Pedro el Cruel del Alcázar; el sociólogo Pepe Almuedo; el médico Paco Gallardo; las periodistas María Esperanza Sánchez y Lola Cintado, que fue la jefa de prensa de Plácido Fernández Viagas, primer presidente de la Junta, que tenía su despacho oficioso en Nova Roma, esquina de Asunción con Virgen del Luján; Reyes Morales, de la bodega de García de Vinuesa; el abogado Miguel Cuéllar, que en el puente de San Telmo tiene a la misma distancia el Casino del parque que diseñó el arquitectoVicente Traver y el de la Feria que se convirtió en faro. Lo efímero es la única eternidad fehaciente, el espíritu hecho cuerpo. La ciudad que no se vende ni se rinde, aunque acabe rendida.

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