SUCESOS
El valiente rescate de un aspirante a policía sevillano: "Simplemente reaccioné"

La limpieza sigue siendo la asignatura pendiente de Sevilla

El problema de la suciedad en las calles

Los vecinos de cinco barrios de la ciudad, desde Amate a Su Eminencia, Nervión, Triana y el Centro, opinan sobre cómo ven las calles tras casi un año de mandato de José Luis Sanz

La toma de posesión de José Luis Sanz (17 junio 2023)

José Luis Sanz prioriza a los barrios más pobres, la limpieza y la seguridad

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Suciedad acumulada en las calles de Sevilla / José Luis Montero

La limpieza de las calles de Sevilla aún no se ha solucionado en los once meses de mandato que lleva la nueva Corporación de José Luis Sanz, que cumple su primer aniversario a mediados de junio. Pese a los esfuerzos del nuevo alcalde en solventar este punto negro de la ciudad, el testimonio de los vecinos indica que queda mucho por hacer y que por ahora se nota poco el cambio. Los sevillanos consultados reconocen que la gestión política es tan esencial como alcanzar el civismo ciudadano para cuidar el espacio público que es de todos.

Esta semana hemos recorrido las calles de cinco barrios y recabado la opinión de decenas de vecinos en Amate, Su Eminencia, Nervión, Centro y Triana. Las bolsas de basura fuera de los contenedores, la condena de los excrementos y orines de perros en las aceras, los matojos, las naranjas caídas y otros residuos en los alcorques de los árboles, los bares que no limpian los espacios que ensucian con los veladores, y las sopladoras que, más que limpiar, levantan polvo perjudicando aún más a los alérgicos son algunas de las respuestas recurrentes de los ciudadanos consultados.

Los esfuerzos de Sanz desde su acceso a la Alcaldía no han sido pocos desde su investidura (junio 2023). Ese día dijo: “la limpieza será mi obsesión y una de mis prioridades”. En estos meses, junto a su delegada Evelia Rincón, se ha centrado en reactivar la empresa Lipasam con zafarranchos de limpieza por todos los barrios para quitar la mugre de plazas y calles nada más comenzar su mandato, en dotarla de un nuevo gerente (Manuel Torreglosa) que ha conseguido la paz social con la plantilla, que recibirá incentivos económicos para reducir el absentismo, en buscar soluciones para los residuos de los polígonos industriales (un nuevo modelo de recogida en el Polígono Navisa a modo de prueba piloto y el contrato de 11 personas para reforzar la limpieza en todos los parques empresariales), en comprar nueva maquinaria de limpieza y recogida de basura y en reforzar el desbroce de malas hierbas en colegios y en el resto de la ciudad.

Sobre el terreno, sin embargo, la mayor parte de los vecinos consultados siguen viendo problemas de limpieza en sus barrios y refieren que no perciben grandes cambios, salvo excepciones.

Amate

En la calle Calesera, cerca del Parque Amate, Antonio ve peor el barrido de calles que la limpieza de contenedores.

Basura en la calle Candelas de Amate. / José Luis Montero

“Está casi igual de sucio que antes. No he notado grandes cambios. Hoy has cogido a Lipasam limpiando (jueves), pero normalmente están tardando lo mismo que antes en limpiar”. Y añade que los bares del bulevar del barrio no limpian el espacio que ocupan con veladores. “Desde el viernes veo desde casa que los bares cuando terminan no limpian lo que ensucian. Y si se llevan dos días sin venir los de Lipasam está asqueroso. Y peor con las naranjas”.

En la misma vía, Carmen, que va en silla de ruedas con su cuidadora, tampoco tiene mejor opinión. “Pues muy limpio no está el barrio. Las calles no están limpias cuando una sale”.

El primer elogio se escucha de la abuela Pepi. “Yo creo que sí que ha mejorado la limpieza, aunque a lo mejor no mucho”, dice. Lo nota en que barren más y con más frecuencia durante la semana.

Eduardo y Yuni, cubanos de Amate residentes hace un año en Sevilla, ven bien la gestión, salvo en los excrementos caninos. “Los vecinos tiran afuera del latón (contenedor), pero siempre hay alguien que vuelve a meterlos. En las calles, los restos de los perritos es lo que más se ve en esta zona. Eso es lo que más afecta o por lo menos lo que yo veo”, aclara ella.

Muy críticas, las amigas Luisa e Isabel, no dejan títere con cabeza. “Lo vemos sucio no, sucísimo por todas las calles. Nada más que barren cuando vamos a tener elecciones. Los matorrales llegan hasta arriba en la calle de mi hermana Charo y está todo de basura y muy abandonado. Si queremos tener limpia la ciudad hay que limpiarlo todo”, afirma mientras se queja de las cacas de perro. Las dos admiten que el incivismo ciudadano es buena parte del problema.

A pocos metros, Antonia, vecina de Juan XXIII que practica deporte para la tercera edad, no está nada contenta. “Está guarrísimo el barrio. Los sevillanos somos muy guarros en la calle. De puertas para dentro seremos muy limpios, pero de puertas para afuera somos mortales; y yo la primera”. Relata que “en Juan XXIII se ha llevado más de un mes sin venir el basurero a quitar las hojas de los naranjos , y ni barren ni nada, que si es Semana Santa, que si es Feria... Si vienen es con sopladoras. Las naranjas caídas se pudren en los alcorques y no las recogen”, lamenta. Se queja de “las esquinas que dan asco” por las micciones de los perros, de los dueños que no recogen los excrementos y de las “yerbas imposibles”.

Su Eminencia

En la zona de Su Eminencia, el lamento vecinal son las basuras esparcidas en las aceras invadidas a diario por vendedores ambulantes de baratijas, sobre todo en la calle principal Ingeniero de la Cierva.

Basura en Su Eminencia, en la calle Ingeniero de la Cierva. / José Luis Montero

Tres vecinas, dos Cármenes y Rosario, exponen el problema. “Esto por las tardes, hasta las diez o las once de la noche, se pone de punta a punta de moros y gitanos vendiendo todas las porquerías y luego lo dejan todo tirado con litronas, botes vacíos... además de las peleas un día sí y otro no. Por la mañana se ponen algunos vendedores con frutas que sí recogen lo que dejan”.

Aseguran que esta ocupación de aceras sucede desde que no van al Charco de la Pava y rechazan vender en la zona del barrio donde tienen que pagar una cantidad al mes. “Esos pobres tienen que ganarse la vida también, ya lo sabemos, pero no que nos fastidien. Por allí no se puede pasar y eso es todos los días”.

Pedro, que pasea por Ingeniero de la Cierva, cuenta resignado lo que sucede en el barrio. “Está fatal la limpieza del barrio y cada vez peor por la gente que se pone ahí en las aceras a vender de todo. La Policía viene a cada momento, pero al rato se ponen otra vez”.

“En la carretera de Su Eminencia hay mucha mierda de los que se ponen a vender. Antes no era así porque había gente vendiendo ropa y luego la recogían. Ahora hay zapatos viejos que cogen de las basuras para venderlos”, exponen Ángeles y Esperanza, vecinas del barrio.

En el Cerro del Águila no hay quejas de basura. “El Cerro siempre está limpito”, dice la vecina María del Mar. En Padre Pío, los vecinos también parecen contentos, dice una vecina que reside junto a la iglesia. “En nuestra zona se ve limpito. Solamente que hay personas sin escrúpulos que tiran cosas en los contenedores y por la mañana pasa un hombre a repasar lo que se ha tirado fuera. Yo llevo bolsitas y tiro cada cosa a su sitio. Las calles yo las veo bien, no veo que esté muy dejado”. Pide que se actúe con los árboles que se están torciendo.

Nervión

En Nervión, la obra del tranvía y el corte de tráfico de varias vías por este motivo generan más suciedad de lo habitual.

Basura en Nervión, en la calle Marqués de Nervión. / José Luis Montero

“Para ser uno de los barrios cercanos al centro, Nervión está muy descuidado también en limpieza. Se agrava aún más los días de partido. No aprecio ningún cambio respecto a la anterior Corporación.

El Ayuntamiento debería cuidar más la zona teniendo en cuenta que es la principal afectada por la obra del tranvía. Estamos viendo ratas, sobre todo en Eduardo Dato, en la Buhaira y en Santa Justa”, opina Cristina, vecina de Eduardo Dato , quien recalca que buena parte del problema se debe al incivismo de la gente.

En Marqués de Nervión, varias residentes no acaban de ver más limpio el barrio. “La gente deja las basuras fuera del contenedor y el tema de las cacas de los perros es horroroso. Necesitamos un policía detrás de cada uno o más bien un curso de educación cívica. No sé si tenemos solución con eso de tirar los papeles y todo al suelo. Somos cavernícolas”, señala Pilar. Reyes, otra vecina de la calle, añade: “No veo que haya cambiado nada en limpieza respecto al año pasado. Lo peor son las cacas y pipis de los perros y las hojas de los árboles tirados en las calles. Creo que la ciudad en general está sucia. Los contenedores con la basura fuera es una porquería”.

En la zona de la Buhaira, Francisca señala que últimamente ve más descuidada la calle en limpieza, al igual que la zona de Ciudad Jardín y su entorno residencial.

Triana

En Triana, las opiniones son dispares. Algunos, como Isabel, declaran que “el barrio está bien, no está sucio”. Otra Isabel, vecina del Tardón, opina que “está un poquito mejor, pero siempre se puede mejorar”, como en la gestión de las cacas de los perros y los matojos de los alcorques. No ve ya la mugre que había en las aceras, pero pide más baldeos y menos sopladoras. “Tenían que baldear más las aceras y debajo de los coches; no vale con echar el agüilla con las máquinas. La limpieza de ahora es con la sopladora que levanta un polvo imposible”.

Basura en Triana, calle Torres Alarcón. / José Luis Montero

“Parece que está un poco más limpio el barrio, que hay menos cagadillas de perro y menos basura fuera de los contenedores. En mi calle han puesto unos arbolitos y los riegan, en fin que están ahí pendientes”, elogia Raquel.

“Yo vivo a la espalda de la iglesia de la Estrella y eso siempre está limpio; no hay una colilla. No sé si es la iglesia o el Ayuntamiento”, declara Antonia.

Desde la zona peatonal de San Jacinto, Emilio es crítico. “El barrio está regular de limpio, más bien mal, con alcorques llenos de vegetación, basura y en mal estado. En esta vía peatonal la limpieza es medio qué porque pasan más”.

Rubén, residente del Tardón. “Yo lo veo igual o peor. En basura, las personas mayores tienen que andar mucho para dejarla cuando antes tenían los contenedores al lado de sus casas”. Critica las horas a las que actúan los operarios con sopladoras y lo que afectan a las personas alérgicas.

“En limpieza veo que Triana está igual. Lo que ha cambiado es el tema de guirilandia, con muchísimos más turistas y más basuras. Para tantísima gente está aceptable. En el casco antiguo, lo que es Pureza, Santa Ana y tal, ahí diariamente van pasando con las limpias y está todo perfecto”, relata el vecino Pablo.

María, vecina de la calle Castilla, se queja. “Limpieza, no mucho. Además con las sopladoras que vienen limpiando es horroroso para las personas que tienen alergia. Me gustaba más cuando iban barriendo porque quedaba más limpio”.

Centro

En el casco antiguo, la queja se dirige a los residuos que dejan los alojamientos turísticos y la zona de bares y movida , además de la faltan papeleras.

Basura en el centro, calle Mateo Alemán. / José Luis Montero

En el tramo de Jesús del Gran Poder más cercano a la Alameda, el vecino Luis relata los efectos de vivir cerca de bares atestados. “En las calles cercanas a los bares de la Alameda la suciedad aumenta cuando se acercan los fines de semana, pero Lipasam no limpia en varias semanas. Del jueves al domingo, sufrimos los malos olores de los que orinan en nuestras puertas cercanas a bares llenos de personas bebiendo en la calle, como el Corral de Esquivel”. Luis lamenta que “la policía local no aparece, pese a tener su sede a 70 metros, y que la nacional ni siquiera sale, aunque orinan en su edificio. La dejadez es total. Solo se está tranquilo en Feria, cuando cierra el Esquivel”.

Basura en el centro. Calle Jesús del Gran Poder, junto a la Alameda. / José Luis Montero

En el entorno de la Plaza Nueva, Juan explica que notó mejoras el verano pasado en el entono de Carlos Cañal y Méndez Núñez, pero no ahora. “Son visibles los manchurrones en el pavimento de Carlos Cañal, Otumba o Mateo Alemán, calles peatonales utilizadas por los perros para hacer sus necesidades con consecuencias visibles a diario. Además es habitual el abandono de muchas bolsas de basura en esquinas y papeleras por la avalancha de apartamentos turísticos”.

Desde la calle Descalzos, Miguel opina que la limpieza del casco histórico “es muy deficiente y está igual o peor que hace un año”. Se queja de que “siguen apareciendo bolsas de basura junto a papeleras o en cualquier esquina procedentes de las viviendas turísticas”. Y añade que “las calles están churretosas” y requieren del “baldeo que era antes habitual”.

Rosario, vecina de la calle Teodosio, opina que nada ha cambiado en limpieza. “Yo lo veo igual. Basuras de pisos turísticos en aceras o junto a papeleras; residuos de hostelería que exceden las capacidades de los contenedores y muchos veladores y consumo en la calle que trae consigo que los espacios públicos se ensucien más”. Lamenta la apuesta municipal por los eventos multitudinarios y que se haya renunciado a educar cívicamente a la ciudadanía. Cree que el incremento de medios (de Lipasam) puede tener el efecto perverso de hacer creer al ciudadano que tiene un derecho a ensuciar, porque hay alguien que se lo recoge”.

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