A 'la Keniata' no le gusta El Greco
Plaza de España . Toledo
Jesús Rodríguez Vargas. Renacentista de las manualidades, se sabe de memoria los cuadros del Greco y los paisajes de la Vera. Bodas de oro en Sevilla, con hijos del Betis y de los Panadero.
TIENE 82 años y viene a la plaza de España caminando desde el Tiro de Línea. Jesús Rodríguez Vargas (Arcicóllar, Toledo, 1933), hijo de Hilario y de Adoración, que todavía vive a sus 102 años, celebra las bodas de oro de su llegada a Sevilla. Llegó en 1965. "Trabajaba en Madrid para Sevillana de Electricidad. Allí eran todos ingenieros y cosas de éstas y alguien tenía que hacer lo que yo hacía. Un día me dijeron: aquí tienes poco porvenir, te interesa irte a Sevilla".
Mucho antes conoció Sevilleja de la Jara, un pueblo de la provincia de Toledo. "Cuando nos fuimos a vivir a Talavera de la Reina me movía mucho para tomar apuntes y de eso me suena Sevilleja de la Jara. Pero en Talavera yo pintaba poco. Me gustaba más irme a La Vera, una comarca de Cáceres con unos pueblos preciosos. Con los apuntes que tomaba allí en verano, tenía para pintar todo el invierno".
Nació en la República y tiene seis años al terminar la guerra, que vivió con una extraña familiaridad. "Estábamos en guerra y mi padre trabajaba en la guerra. Era ajustador en la fábrica de armas de Toledo y cuando terminó el conflicto, empezó a ajustar otras cosas. Luego se recicló y se hizo motorista, que entonces era policía de tráfico. Era más de derechas que Blas Piñar".
Cada vez que llega el verano recuerda el dicho de su abuelo, que tenía tierras en Arcicóllar. "Cuando me quejaba del calor, él me decía que en verano viven hasta los bichos". De la Confederación Hidrográfica del Tajo, su primer destino laboral, pasó a Sevillana de Electricidad. Diseñó presas y centrales hidráulicas, desarrolló paneles y perspectivas en estudios de arquitectura, pero su gran acicate ha sido la pintura. "He copiado hasta a Dalí, a todo cristo. Al Greco, imagínese, muchísimo. En cambio, a mi mujer no le gusta la pintura de El Greco. En mi casa somos así. Mi hija es bética a más no poder y se ha casado con un sevillista".
De Alfonso VI en 1085, conquista de Toledo, a Felipe VI en 2015. En nueve siglos, la monarquía no ha movido ni un número romano. La cerámica del banco de Toledo está firmada por Ruiz de Luna, paisano de este pintor y copista. El nombre de su pueblo, Arcicóllar, debe derivarse de esa afición a trabajar con los materiales de la tierra. Junto a nombres muy destacados de la pintura andaluza, aparece el suyo como autor de uno de los carteles para la Exposición de 1992. "Al final el mío no tocó, pero en China editaron un libro y aunque viene en chino me han dicho que de los ocho o diez que han seleccionado figura el mío". En su cartel, hace una mixtura idealizada de las columnas de la Alameda de Hércules, la Cartuja y el puente de Triana, con una nebulosa que evoca Sevilla en fiestas de Bacarisas.
De Sevilleja de la Jara a Sevillana de Electricidad. De Sevillana a Sevilla. "La impresión era que venía de Madrid a un pueblo, porque la mayoría de las barriadas empezaron a crecer despues. Me gustó la gente y la ciudad. El sevillano sabe vivir mejor que el resto de España y eso de que aquí están siempre de fiesta es mentira. Aquí se trabaja como nadie y las fiestas dan mucho trabajo".
Dos hijos madrileños, cuatro sevillanos, vástagos de los Panaderos y del Betis. Siete nietos. De vez en cuando va a Talavera a ver a su centenaria madre, a la viuda del ajustador reciclado. Aprovecha para tomar un café en el Parador de Toledo, junto al Tajo, ver los Cigarrales y visitar la casa de El Greco, hasta hace unos meses el único griego del que se hablaba en España. Octogenario jovial en perfecto estado de revista. "Iba tres días a la semana a la piscina y camino mucho. A mi mujer, a la que llamo la Keniata, no hay quien la coja".
En Sevilla fue vecino de la plaza de Otelo, cerca de la Venta de los Gatos. El destino es así de caprichoso. Conoció a Loli del Valle, sevillana de la Macarena, de la calle Pozo, sierpe urbana que une San Luis y Relator y tiene una pequeña calle perpendicular llamada Talavera. Un guiño a la capital de la cerámica donde se trasladó la familia desde Toledo cuando terminó la guerra. "Vivíamos muy cerca de la puerta de Bisagra", dice el toledano que cambió la patria del Greco por la de Murillo y Velázquez.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por St. Mary’s School Sevilla
Contenido ofrecido por CEU en Andalucía