Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Pedro García Ballesteros
LAS burbujas financiera e inmobiliaria y la crisis fueron alertadas por expertos a los que casi nadie hizo caso. La incubación de un fracaso educativo y un grave deterioro del nivel de comprensión y desarrollo de capacidades, en sucesivas promociones de alumnos (desde Primaria hasta los que iban llegando a la Universidad), que ahora ha motivado la llamada del consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, a la rebelión de la sociedad contra el fracaso escolar, fue señalada en Andalucía desde finales del siglo XX por muy diversos profesionales de la educación. Aun a riesgo de ser penalizados por los dirigentes políticos con mando en la Junta.
Redes, Asociación por la Renovación Educativa, es una de las plataformas que desveló errores y realidades preocupantes. Fue fundada en 1997 por iniciativa de un matrimonio de inspectores educativos, Isabel Álvarez y José García Calvo, junto con compañeros como Antonio García de Tena, Julia Herrera y Pedro García Ballesteros.
Trianero de 54 años, de infancia en el antiguo Corral de la Parra y ahora habitante de Tomares, Pedro García Ballesteros nació a la educación de la mano de su padre, maestro nacional que siempre dio clases en colegios públicos (como el José María del Campo y el José María Izquierdo) y que conoció a su esposa cuando estuvo destinado en Villanueva del Ariscal. Pedro es el mayor de tres hermanos, todos dedicados a la enseñanza. Su hermano es profesor en el Colegio Aljarafe y su hermana, maestra y monja, ha dirigido colegios de las Hijas de la Caridad. Entre los centros que le toca inspeccionar, están los dos públicos donde estudió en Triana: el Colegio San José de Calasanz y el Instituto Bécquer.
Pedro García Ballesteros comenzó a dar clases en 1981, contratado por la cooperativa del Colegio Aljarafe. En 1988 sacó los oposiciones para impartir materia en Bachillerato, y en 1993 las de Inspección Educativa, dedicándose desde entonces a esa labor que es inherente al conocimiento real del nivel escolar en centros, barrios y localidades diversos entre sí.
-¿Por qué surge Redes?
-Por la necesidad de contar con una voz propia, crítica e independiente, para fomentar las buenas prácticas educativas, que integre a inspectores, directores, profesores, maestros, de la universidad, etc. En la actualidad somos cien socios, su estructura es una red abierta, nada jerárquica ni corporativa. La educación es demasiado importante como para dejarla solo en manos de los políticos educativos o de los profesores. Redes ni es un sindicato ni tiene vocación de poder. Quien lea nuestros boletines verá que late una idea de izquierda educativa, muy crítica con la ausencia de política educativa actual, que no es precisamente de izquierdas sino emuladora de la que implanta Esperanza Aguirre en Madrid.
-¿Qué han tenido de buenas y de malas las reformas educativas?
-Cuando se empezó a fraguar la Logse, muchos estábamos ilusionados porque era una ley muy ambiciosa. Atacaba asuntos fundamentales. Pero antes de concluirse el proceso, se cometió un fallo grave. Al principio, estuvo fundamentalmente en manos de pedagogos, en el mejor sentido de la palabra. A partir de un cierto momento, se dio un bandazo y se puso en manos de psicólogos. Ahí se quebraron muchos principios, al psicologizar la acción educativa. El resultado es que se cambiaron muchísimas cosas del sistema que no hacía falta cambiar, en aras de dos logros en los que estábamos de acuerdo: ampliar la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, y hacer confluir el Bachillerato y la Formación Profesional. Pero no se cambió la más importante: lograr al fin una buena formación del profesorado.
-¿Por qué el tradicional profesorado de Bachillerato no se ha adaptado bien a la Secundaria?
-Se ha incumplido la promesa de conectarlo con el mundo universitario. No estaba preparado para un alumnado de enseñanza obligatoria. El profesorado se ha sentido en tierra de nadie, objeto de una reconversión laboral encubierta. Es muy injusto endosarle la responsabilidad de un fracaso social que debe ser atacado por muchas políticas sociales. La educativa sólo es una de esas políticas.
-Pero tendrán su cuota parte de responsabilidad.
-Hay hábitos didácticos, a la hora de dar las clases, que son difíciles de cambiar aunque sean reformados o modernizados en apariencia. Eso no lo cambia una ley, sólo los buenos profesores. En su doble condición de bien formados y muy comprometidos con su labor. Los de más edad dicen que los profesores jóvenes están menos comprometidos y se limitan a llegar a la enseñanza para sentirse funcionarios con un sueldo seguro. ¿Cómo van a estimular algunos maestros la pasión por la lectura, si ellos apenas leen? Nos hemos dado un modelo funcionarial, lo que no es culpa de los profesores, y tenemos medio millón de docentes con ese modelo. No puedes pedir medio millón de comprometidos. Sí cabe exigir potenciar a los mejores.
-El consejero de Educación califica de escalofriantes los datos de fracaso escolar y pide a la sociedad que se rebele.
-Es una situación insostenible. El consejero ha iniciado una cosa que Redes venía reclamando desde hace mucho tiempo. Es un discurso de la verdad. Parece mentira que, después de 20 años de la Logse, y después de 30 años del mismo partido en el poder, se inicia un discurso de la verdad y se dan datos. Por primera vez se ha dicho que hay un 19% de repetición en Primero de ESO, y un 21% en Segundo de ESO. Debería ser más valiente y completar ese discurso. Todos los profesores, por obligación, introducen cada trimestre en la red informática Séneca los resultados académicos de sus alumnos en cada asignatura. Esa es la gran evaluación real, no los diagnósticos externos. La Consejería debe publicar esos datos estadísticos. Por ejemplo, cuántos alumnos en Primero de ESO suspenden Lengua en Nervión, o en Dos Hermanas. Esos datos oficiales darían un balance mucho peor.
-¿A qué nos llevaría?
-A entender que ni se consigue la excelencia ni la equidad. Con un 40% de abandono en los barrios más modestos, no hay equidad posible. En otros temas no se están haciendo reformas sociales de calado, y en cambio se ha utilizado la educación como laboratorio de ingeniería social y como propaganda, porque no se hacen otras políticas que molestan a los poderosos.
-¿Qué nos desvela la letra pequeña de las pruebas PISA que se hacen a los alumnos?
-Establece en comprensión lectora de los niños un nivel entre el 1 y el 6. El 1 equivale a exclusión social y el 6 es la excelencia. Pues el 42% de los alumnos andaluces están en el 1 o en el 2. Es un dato aterrador, porque no hay cultura sin capacidad de lectura. En ese contexto, el niño con talento de una familia acomodada, acaba abriéndose paso por sí solo, con másters y otros recursos que pueden pagar. Pero la excelencia del niño con talento de familia pobre hay que trabajarla. Esa es la democratización que falta en el sistema educativo.
-¿Es cuestión de dinero?
-Si analizamos el dinero que se destina a Educación, es poco en comparación con otras zonas. Pero el problema de verdad es el más uso de ese dinero. Muchas veces, los centros educativos se quejan de que la Junta no satisface sus peticiones de bajas de profesores, comedor, gimnasio y otras cuestiones básicas, y, sin embargo, les mandan muchas cosas que no han pedido y que son fruto de inversiones cuya rentabilidad educativa no queda demostrada. Además, entre tanta iniciativa de la Administración para organizar días especiales, y la presión de los padres, los colegios son muchas veces más organizadores de actividades que centros dedicados a enseñar. Y la educación requiere reposo y concentrar esfuerzos en los objetivos primordiales.
-¿Qué está fallando en la aplicación de criterios de calidad?
-La imposición de modelos de rendición de cuentas y evaluaciones externas, que proceden de la cultura empresarial anglosajona, para convertirlo todo en indicadores y parámetros. Eso falla cuando se aplica a la escuela, que no puede regirse por los mismos criterios que una empresa. Y se ha empezado a aplicar aquí cuando en el extranjero se había demostrado la ineficacia de ese reduccionismo cuantitativo.
-¿Es realidad o ficción la autonomía de los colegios e institutos ?
-En España, sólo Cataluña ha desarrollado bien ese principio, y permite que los centros puedan hacer cambios curriculares en la organización de su oferta educativa. En Andalucía ha habido una obsesión por dirigirlo todo. Se ha llegado a usar el BOJA para dar doctrina pedagógica, y se ha indicado de modo excesivamente pormenorizado a los profesores lo que tienen que hacer. Eso les hace sentir que se desconfía de su labor. A un ex director general le oí decir: "No entiendo por qué la Junta no quiere saber quiénes son sus buenos profesores". Debería escucharles, en lugar de aplicarles un igualitarismo erróneo. No se ha apostado por una verdadera escuela pública de calidad ni por una educación laica. Todo consiste en una profusión normativa fruto de un mero seguidismo mediático y coyuntural de tendencias educativas, que se queda en las formas y no afronta el fondo del problema.
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