"He hecho un milagro gobernando con once concejales"
Juan Espadas | Alcalde de Sevilla
Satisfecho con la gestión hecha en su mandato, el regidor espera un "gobierno más fuerte" del PSOE tras el 26-M.
sevilla/A mes y medio de las elecciones municipales la agenda del alcalde Juan Espadas no es que sea apretada. Es que le faltan páginas. Estalla. Para la entrevista con este periódico encuentra un hueco entre el Consejo de Alcaldes de la Red de Ciudades Ariane en y la inauguración en el Espacio Santa Clara de una sala permanente dedicada al pintor Luis Gordillo. El frenesí no le impide dedicar unos minutos a saludar a unos estudiantes que visitan el Ayuntamiento. Uno de ellos flipa cuando el alcalde le echa el brazo por los hombros. La "cercanía" con los vecinos saldrá a reluciar varias veces en la conversación.
–¿Cuál es su balance al final del su mandato?
–Las encuestas de las que disponemos señalan un grado de satisfacción alto de los ciudadanos. Los sevillanos entienden que las cosas se han hecho bien. Y hay que tener en cuenta nuestros recursos: un gobierno en minoría con necesidad permanente de apoyos en el Pleno y en los órganos clave para la toma de decisiones, como la Gerencia de Urbanismo, más una limitación importante como consecuencia de Ley Montoro [Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local], que limita la inversión de los ayuntamientos y la creación de empleo público. Teniendo en cuenta esas restricciones la satisfacción de los ciudadanos es mayoritaria.
–¿No es eso triunfalismo, o al menos euforia?
–No. Es la verdad. Sin grandes alharacas. La ciudad ha sido capaz de salir de una situación de bloqueo de proyectos y de inversiones, de una situación de crisis importante en las empresas municipales, de una situación de falta de expectativas y de ilusión y sobre todo de una situación de carencia de proyectos e inversiones en la ciudad durante el mandato anterior.
–¿Antes no se hizo nada?
–Los ciudadanos dieron un veredicto en mayo de 2015 que fue el de que no se había hecho nada en la ciudad con un gobierno sin síntomas de tener proyectos ni capacidad para gestionar con una mínima ilusión o confianza.
–¿Y en estos cuatro años?
–Si repasamos un poco los indicadores hemos conseguido reducir el desempleo en la ciudad en un 20%, generar un volumen de inversión pública y de atracción privada que en términos globales va a superar en los cuatro años en torno a los mil millones de euros. Hemos atraído financiación clave para la reactivación económica con fondos europeos para proyectos públicos, más de cien millones de euros, lo que significa que la maquinaria que estaba prácticamente parada por el gobierno anterior para generar proyectos ha salido adelante.
–¿Y la inversión privada?
–También hemos aumentado la capacidad para atraerla. Hemos generado un proyecto de ciudad que la hace atractiva para la inversión en sectores clave para nosotros. Hemos despertado el interés no sólo en el sector turístico, sino de nuevo en el de la construcción, con proyectos que estaban varados por la crisis, pero también, hay que decirlo, por la incapacidad del gobierno anterior.
–¿Por qué?
–Urbanismo estaba parado, sin resolver litigios y negociaciones para importantes proyectos privados. Vivienda era una muestra clara de la parálisis del gobierno anterior, con Emvisesa a punto de cerrar, sin plan municipal de vivienda y con más de 350 viviendas del parque público sin adjudicar. Nosotros hemos adjudicado más de 850, con un nuevo plan municipal que ya ha arrancado. Y si hablamos de otros retos de la ciudad, con una mayoría ya tendríamos en marcha el proyecto del tranvía. Está claro que hacen falta más concejales para tener un gobierno que tenga autonomía para poder seguir sacando adelante proyectos apasionantes.
–Ha mencionado el tranvía. ¿Esa es una gran decepción?
–Pero por la opinión y la posición irresponsables de la oposición. Sobre el tranvía se va a generar un retraso de seis meses, pero no tengo dudas de que se pondrá en marcha tras el verano y con un nuevo gobierno municipal que espero seguir dirigiendo. Por tanto es una frustración temporal, no es en absoluto definitiva.
–Pues sigue sin señalar una sola frustración en cuatro años ¿No la ha habido entonces?
–Sí. Mi verdadera frustración es que los ayuntamientos no hayamos podido convencer al Gobierno, al actual y al anterior, de la necesidad de una reforma muy urgente de la ley Montoro que le dije antes y que limita la contratación de empleo público para mejorar la prestación de servicios. Por ejemplo, necesitamos más operarios para la limpieza viaria, y no podemos contratarlos, o más conductores de Tussam para poner más líneas a los barrios, y tampoco. Y eso sí es una frustración.
–¿Podrá cambiarse?
–Hay que convencer al Gobierno de España de que es muy urgente.
–¿Por qué no lo hace el Gobierno?
–Porque prioriza el control general del déficit público a costa de los ayuntamientos. Somos los que estamos cumpliendo con el control del déficit y de saneamiento de las arcas públicas. Tenemos superávit y no podemos ejecutar las inversiones que necesitamos. Y eso está asfixiando la gestión municipal. El Estado justifica ante Bruselas el control del déficit teniendo muy controlado el de la Administración local y con él compensa el que no está controlado, que es el de las comunidades autónomas y el del propio Estado.
–Dice que cuenta con sondeos que señalan la satisfacción vecinal con el Ayuntamiento. Pero también habrán llegado a sus oídos quejas y críticas del tipo "este alcalde no hace nada".
–Los vecinos perciben que al lado de su casa se han realizado inversiones concretas. Por ejemplo, a través de Emasesa, de gran potencia inversora. Con el gobierno anterior esas inversiones fueron de 25 millones en cuatro años. En este mandato se han invertido 110. Este Ayuntamiento sí ha actuado. Que se lo pregunten a los vecinos del Polígono San Pablo, de Palmete, de Torreblanca, y a los de Los Remedios, donde el PP no actuó ¡nunca!, y si no mire la inversión en la calle Niebla, en el depósito de Blas Infante…
–¿Usted está cómodo en Los Remedios?
–Uno de los objetivos de mi mandato ha sido no caer en eso de según quien gobierne les va mejor a unos barrios que a otros. No, yo soy alcalde de todos los sevillanos. Ahora bien, había barrios con un déficit de equipamientos básicos para alcanzar una media con respecto al resto. Mi responsabilidad es paliar ese desequilibrio. Por ejemplo, en veinte años no se había ejecutado ni una inversión pública en Torreblanca y Palmete. Aquí sí hay una clara posición política de reequilibrar esos territorios, porque es de justicia social. Pero también sabía que la calle Niebla necesitaba una inversión de muchos millones, y por responsabilidad tengo que hacerlo, no voy a actuar sólo en aquellos barrios donde entiendo que me van a votar más históricamente. Sería un error de bulto.
–Pero es lógico que un alcalde tenga más afinidad con ciertos barrios y a la inversa, que haya zonas de la ciudad que le son más inhóspitas.
–La inversión pública llevada a cabo por este gobierno y su alcalde no ha tenido colores políticos, sino que se ha guiado por las necesidades de los vecinos. No se puede decir que no se hayan hecho obras en los barrios. Eso no es discutible. Distinto es que no se hayan resuelto problemas, por ejemplo, de movilidad, pero porque necesitan de infraestructuras donde entran en juego otras inversiones. No hay que olvidar que durante diez años Sevilla ha sido la gran olvidada en los Presupuestos Generales del Estado. Por esa parte hace falta mucha más inversión.
–Y eso lo detectan los ciudadanos ¿Hay alguna otra forma de paliar ese déficit?
–No todo es inversión a la hora de valorar la gestión de un gobierno municipal. Está la cercanía con los vecinos. El trabajo que han hecho los distritos para resolver cuestiones domésticas en los barrios ha sido mucho mayor que con el gobierno anterior. Y eso tiene nombres y apellidos, por ejemplo en el Polígono Sur, donde se han abierto dos equipamientos fundamentales: un centro de servicios sociales con un alto grado de satisfacción entre los vecinos y un centro cultural largamente esperado. ¿Y las inversiones en colegios? 35 millones de euros en este mandato frente a los dos de media por año del gobierno anterior. Y eso lo valorarán los ciudadanos el 26 de mayo: lo que se ha hecho en sus calles, en sus plazas, en sus parques, en centros educativos, en sus instalaciones…
–Se le ve muy confiado...
–Es que creo que en los vecinos hay sensación de estabilidad y de que la ciudad va hacia adelante, que se mueve y tiene proyectos. La gente no tiene una visión negativa ni pesimista, sino de expectativas, de que si se hacen bien las cosas en los próximos años, la ciudad está lanzada.
–Este es un mensaje en el que se ha afanado tanto usted como su equipo de gobierno, sobre todo en los últimos meses.
–Es para una ciudad es muy importante su posicionamiento de cara a sus posibilidades de futuro. Y en eso no admite comparación todo lo que ha hecho este gobierno con lo que hizo, o mejor dicho no hizo, el anterior.
–¿Y por qué está tan convencido de que los ciudadanos lo han comprobado?
–He intentado basar mi gestión en tres valores fundamentales, porque creo que son con los que los sevillanos identifican a su alcalde: cercanía, valores y solvencia. En ellos me baso para volver a pedir la confianza de los sevillanos. Y creo que éstos confían en Juan Espadas. Porque intento gobernar para todos, sin etiquetas, y con una gestión que ha puesto a Sevilla en el mapa de las ciudades dinámicas, con movimiento, y no parada y sin futuro.
–Pues hay algunos barrios en los que parece que no hay futuro. O al menos es muy negro. Los Pajaritos, las Tres Mil Viviendas. Son los dos más pobres de España.
–Es cierto que sigue habiendo barrios que necesitan una transformación de su realidad social. Hay que poner un foco más grande sobre lo que les está ocurriendo a las familias de esas zonas con problemas estructurales en empleo, salud, educación, cultura. Ahí hay que ejecutar planes de desarrollo integral, para que esos barrios abandonen los primeros puestos de ránkings con una renta per cápita por debajo de la media. Esto no hay que olvidarlo, que cuando se hacen esos ránkings "de barrios más pobres" no se está hablando de índices en desarrollo humano, sino de algo tan básico como la renta per cápita. Si en Los Pajaritos tienes una renta per cápita inferior a los 13.000 euros ya estás el primero en el ránking de los barrios más pobres. Puede haber en otras ciudades españolas barrios con una renta per cápita superior y tener una situación social peor.
–¿No es un problema enquistado para cuya solución las administraciones se muestran ineficaces, incapaces?
–En esos barrios se acumulan problemas de falta de igualdad de oportunidades, falta de empleabilidad, con lo que la gente tienen más dificultades para encontrar trabajo, y cuando lo consigue es con un salario muy bajo.
–El liderazgo de ese ránking no da una buena imagen.
–Hay que atacar el problema y no estar pendiente de los mensajes y de la imagen que dé la ciudad debido a él. Obviamente mi obligación es que la imagen que proyecte Sevilla sea la mejor posible, pero sin ocultar y menos aún huir de los problemas. En esas zonas ha fallado la coordinación entre las administraciones. Por sí solo, el Ayuntamiento no tiene competencias para atacar todos y cada uno de los problemas.
–Y además no logra sacar adelante el presupuesto.
–El próximo gobierno municipal necesita más fuerza. He hecho un milagro. Gobernar con once concejales y veinte en la oposición demuestra el esfuerzo titánico que se ha hecho. Hay quien dice que al alcalde le va bien en las encuestas porque la oposición no ha hecho su trabajo de desgaste. Pues yo digo justamente lo contrario. La buena opinión de los ciudadanos es por los méritos del gobierno y no por el demérito de la oposición. Y no hay desgaste porque hemos hecho las cosas bien. Hemos tomado medidas pioneras y se han ejecutado tras años de haber estado esperando. Nos hemos preocupado más de las pequeñas cosas que de los grandes proyectos faraónicos, adaptando nuestras políticas a la coyuntura y al marco legal que decía antes.
–¿Por qué no hubo acuerdo?
–El consenso es fundamental. Y en este cuarto año de mandato no hay presupuestos porque se han convertido en un arma arrojadiza, de confrontación política. Es un enorme error. Los partidos de la oposición, a sabiendas, han decidido bloquearlos por la cercanía de las elecciones, para desgastar al equipo de gobierno y al alcalde. Y no es de recibo que tengamos a una serie de partidos en la oposición que no bloquearon presupuestos anteriores y sí bloquean este porque hay elecciones. ¿Por qué damos por perdido 2019? ¿Porque es un año electoral? Y no es un presupuesto con un acentuado componente político, que podría tenerlo y no lo tiene por decisión mía, porque quería un presupuesto de transición al estar precisamente en un año electoral, para que no se paralizara ninguna inversión en la que en estábamos de acuerdo todos y así no tener que esperar meses para su ejecución.
–¿Es eso lo que ha pasado con el Metro?
–Y con el tranvía. El PP dio su apoyo inicial, aunque fuera con la abstención, queriendo ofrecer la imagen de un partido defendiendo la gobernabilidad y en favor de los intereses generales de la ciudad. Después cambió a una oposición sin cuartel para que el candidato popular se hiciera sitio o fuera conocido por los ciudadanos a pesar de llevar 14 años como concejal. Tenía que decir no a todo. Se ha convertido en el Doctor No. Para que el PSOE se enterara, como él dice, de que sólo tiene 11 concejales y que no puede gobernar sin el PP. Lo que más daño ha hecho ha sido la paralización del tranvía, proyecto que presentó el PP en su programa de gobierno. Esto no es una cuestión menor. ¿Cómo van a apoyar los sevillanos a alguien que presentó junto al señor Zoido el proyecto del tranvía como infraestructura estelar del programa de gobierno del PP y que ahora ha sido capaz de votar en contra sólo para que el PSOE no siga adelante con las inversiones que necesita la ciudad? Eso no da confianza ni credibilidad, eso es sólo política de desgaste por encima del interés general de la ciudad.
–¿Y el Metro?
–Me lo encontré como una operación de confrontación política entre las administraciones. Zoido y la Junta discutiendo durante cuatro años. Resultado: ni un sólo avance. El Gobierno de España, con el PP, llevaba diciendo no desde 2012, la Junta de Andalucía esgrimía que estaba atendiendo los metros de otras ciudades y el Ayuntamiento obcecado en que ésta asumiera un Metro completo, todo subterráneo, todo a la vez, y por 3.800 millones.
–¿Cuál fue su fórmula?
–Sentido común: que colaboren las tres administraciones, priorizar el tramo por el que comenzar las obras y no renunciar a la red de Metro completo. Sin colaboración de las tres administraciones no podemos buscar los recursos económicos para la infraestructura más cara que hay. Lo que pido al presidente de la Junta es coherencia. El PP lleva recogiendo firmas por el Metro desde que yo tengo uso de razón pero no ha puesto ni un euro donde ha gobernado. En el Estado nunca. Ahora, que se aclare Moreno Bonilla, que dijo en campaña electoral que asumía la financiación. Yo me sentaré a esperar que la institución promotora, o sea la Junta, lo lleve a cabo.
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